«No puedo dejar de comprar. Lo veo y si me gusta, lo compro» Colaboración de Vicente Prieto para El Confidencial
A pesar de la crisis económica, se estima que aproximadamente
el 3% de la población en España tiene dificultades para controlar sus compras
y afecta a mujeres y hombres de todas las capas sociales. No me refiero a salir de compras de vez en cuando, coincidiendo con alguna época de regalos, San Valentín, Navidades o de las rebajas que nos indican los comercios y la publicidad. Esto puede ser un pretexto para quedar con alguien, dar una vuelta, comprar lo que necesitemos y tomar algo.
En general esto puede ser un buen plan. Me refiero a una actividad, la de comprar, que se realiza en solitario
, en la que la persona se deja llevar por su impulsividad y adquiere muchos productos que no le hacen falta
, que no disfrutará de ellos y que al contrario le provoca malestar, sentimientos de culpabilidad y unas importantes deudas a nivel económico, haciendo que el problema sea cada vez mayor, poniendo en riesgo su estabilidad económica y en la mayoría de los casos provocando crisis a nivel familiar.
Cuando trabajamos con personas que padecen este problema observamos que manifiestan insatisfacción por la vida que llevan, por su trabajo, dificultades en la relación de pareja o familiar, y
estados de ánimo depresivos que cursan con ansiedad, baja autoestima
, percepción de que no saben hacer frente a los problemas del día a día, falta de autocontrol y que comprar para estas personas es una forma de escapar momentáneamente de esta situación.
La antesala del trastorno
Comprar les facilita mayor nivel de activación, de excitabilidad, placer de adquirir artículos, de sentirse atendido por los dependientes, la utilización de la tarjeta de crédito… en definitiva, sienten un momento muy estimulante que les hace romper con su estilo de vida percibido como aburrido y lleno de insatisfacción. No transcurren muchos minutos tras la compra compulsiva y la persona siente que se ha vuelto a traicionar a sí misma, que no ha podido controlar su comportamiento y que
la única forma de reducir este estado de ánimo bajo es repetir otra y otra vez la compra desmedida
para salir de manera incorrecta de esta situación emocional. Poco a poco se va cronificando este hábito de conducta provocando un gran sufrimiento en la persona que lo padece.
«No transcurren muchos minutos tras la compra compulsiva y la persona siente que se ha vuelto a traicionar a sí misma»
Afortunadamente, los psicólogos pueden hacer un buen análisis de las circunstancias personales, familiares, sociales y laborales que están facilitando que una persona tenga estas dificultades. Una vez que han realizado dicha evaluación, elaboran un plan de intervención
con el objetivo de que la persona afectada aprenda a controlar este hábito
de compra y a modificar distintos aspectos de su estilo de comportamiento y las variables que lo están provocando. El programa de intervención consiste en los siguientes módulos, aunque no es un programa cerrado y sólo se describen algunos de los módulos más relevantes. Dependerá de la orientación del psicólogo, de la situación del paciente y de la cronificación del problema.
-Es muy importante trabajar con los miembros de la familia para que participen en la intervención en algunos de los módulos de trabajo. Al inicio del tratamiento es imprescindible
que la persona no pueda utilizar sus tarjetas de crédito
y tendrá que establecer una cantidad de dinero diario ajustado a las necesidades básicas del paciente y en este proceso puede facilitar este control algún familiar. No podrá realizar compras él solo.
-Una vez que se ha conseguido
minimizar los gastos e impedir la compra compulsiva
, se inicia un entrenamiento en autocontrol emocional para que el paciente aprenda a gestionar la frustración, la tristeza, la ansiedad y sobre todo a controlar y modificar sus pensamientos erróneos. En algunos pacientes se hace necesario un tratamiento para la depresión y otros problemas que presente.
-En algunos casos se hace necesario trabajar
terapia de pareja o con la familia
, para mejorar la comunicación, comprensión del problema, intercambio afectivo y planificación de actividades familiares gratificantes. Se estudiarán las alternativas más viables para reducir las deudas.
-También
se trabajará la autoestima del paciente
y se le entrenará a cómo resolver problemas por sí mismo y cómo tomar decisiones.
-Se le entrena a realizar compras utilizando dinero en metálico, ajustándose a lo que realmente necesita comprar, que elabore una lista de productos y que se ciña a dicha lista. Cuando se compruebe que el paciente ha controlado su impulsividad,
poco a poco se le va permitiendo que dirija su economía
hasta que lo haga de manera autónoma sin supervisión de la familia o del profesional.
-El paciente tiene que
realizar actividades gratificantes alternativas
a la compra compulsiva. Actividades que le permitan conocer gente para iniciar amistades y romper con el aislamiento y la soledad.
Todos estos aspectos se trabajarán y el porcentaje de éxito es muy alto,
el 80% de los casos se resuelven
. Pero lo más importante es la detección precoz ya que mejora el pronóstico de terminar con el problema. Suelen ser dificultades que van aumentando con el tiempo y normalmente escapan al control de la persona que lo padece, con lo que es aconsejable que vayan a la consulta de un psicólogo para enfrentarse al problema lo antes posible.
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Vicente Prieto
es psicólogo. Vocal de Clínica y Salud de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
FUENTE:
elconfidencial.com