Casos de éxito

Gracias por haberme entendido, acompañado, ayudado, y guiado en el tránsito que me ayudó a convertirme en lo que soy hoy, por conseguir que llenara mi mochila emocional de todo eso que hoy puedo enseñar a mi hijo. Gracias por leerme de tal forma, que yo ahora, puedo hacer lo mismo, apoyándole y siendo mejor madre.

En definitiva, Gracias por todo.

Al cabo de unas semanas ya me sentía mejor conmigo mismo y con mi vida en general. Apreciaba más los momentos agradables y era consciente que podía cortar, casi a voluntad, los momentos en los que me había sentido antes injustamente valorado.
Al fin puedo decir que vencí mi enfermedad. Aprendí a confiar en mi misma y no me rendí en ningún momento. Se podría decir que soy otra persona totalmente nueva que lucha por sus objetivos. Soy muy feliz.
Me resultó muy doloroso reflexionar sobre algunas de mis vivencias pero logré aprender de ellas, de lo mucho que habían aportado a mi vida. Nunca imaginé lo mucho que iba a aprender con vosotros. Gracias de corazón.
Fue un gran cambio para mí, volví a sentirme como antes, recuperé las ganas de salir y hacer cosas, de reir y pasar el tiempo con las personas que quiero. Me siento mucho mejor conmigo y con las personas que me rodean.

El problema no solo radicaba en la actitud de mi hijo si no también en como le trataba yo a él. Necesitaba un padre que le escuchase. Ahora puedo mantener conversaciones sin malas palabras con él.

Carlos ha cambiado muchísimo, ahora juega y se entretiene con su hermana y no se frustra tanto cuando pierde. Se le nota más sociable y no muestra tanta ansiendad con las cosas que quiere.

Alicia ha conseguido dormir sola en su habitación sin que estemos con ella. Al principio le costó mucho y necesitaba tener la luz encendida para dormirse pero con el paso del tiempo ha logrado dominar sus miedos.

Casi me alegro de que todo esto haya ocurrido, pues aunque en un futuro pueda volver a tener algún compañero tan envidioso como estos, sé que estoy preparada para que no me afecte.

Está muy bien esto de analizar psicológicamente a la gente. ¡Los disgustos que me habría ahorrado de haberlo sabido antes!

No me había dado cuenta que hay esfuerzos que no merece la pena realizar si no voy a poder disfrutar de la vida con las personas que más quiero, ahora sé que no necesito grandes cantidades de dinero para vivir tranquilo y feliz.

Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, por fin puedo estar con mi madre y hablar con ella sin problemas, nos repartimos las tareas y ella se muestra mucho más agradable. Venir aquí ha sido una gran ayuda para los dos. Muchísimas gracias.

Con el tiempo nos dimos cuenta de que no solo teniamos que cuidar de nuestras hijas, si no de nosotros mismos también. Ahora realizamos actividades solos y en familia, no solo como ocio, también para controlar los nervios y poder realizar una vida más tranquila.

No entendíamos la situación, como la llegada de nuestro hijo podía cambiar tanto nuestras vidas y en vez de prepararnos para ello empezamos a echarnos la culpa de como estabamos. Aprendimos que hay que adaptarse a las cosas importantes y que juntos podemos lograr grandes cosas.

Mi vida ha cambiado totalmente, mi relación con mi marido ha mejorado, ahora hablo con mi hijo y entiendo que está en una edad muy dificil. En mi trabajo me siento mucho más feliz y los compañeros lo notan. Soy completamente una persona nueva. Gracias.

Necesitaba un cambio, no entendía como podía estar haciéndome todo eso. Comprendí que no merecía la pena hacer caso a las mentiras de esta persona y que lo mejor que podía hacer era enfrentarlos con determinación para que parase.

Está claro que mentir no es la mejor manera de solucionar las cosas. Fué un trago muy duro para mí pero con la verdad por delante se puede conseguir cualquier cosa. Gracias por todo.

Gran parte del problema se encontraba en la hora que se iba a dormir, ahora la obligamos a acostarse más pronto lo cual nos deja más tiempo para organizarnos y mantener un horario para las tareas de Rosa.

Nosotros eramos el problema de Juan, evitabamos que desarrollase su autonomía y eso repercutía en como le trataba el resto de niños. Ahora se ha vuelto mucho más social y juega como un niño de su edad.

Félix a aprendido a no usar insultos ni en casa ni en el colegio, pero antes de ello teniamos que controlarnos nosotros primero. Había que parar de gritar en casa y que nuestro hijo lo oyese.

Dejabamos que Ana hiciese lo que quisiese, si, es una niña muy especial, pero eso no la exime de las obligaciones en casa y en el colegio. Queremos mucho a nuestra hija pero necesitabamos ser más firmes con ella.

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