Vivir en Paz con las relaciones familiares (II)


¿EN QUÉ ASPECTOS DE LAS RELACIONES ES IMPORTANTE HACER REAJUSTES?


La inflexibilidad suele darnos problemas. En ocasiones nos mantenemos estáticos en la forma de  relacionarnos con los familiares, aparecen cambios vitales pero no los aceptamos y no nos adaptamos ante ellos. Cuando hay nuevas incorporaciones a la familia, tendremos que ser tolerantes con otras costumbres, formas de comunicarse, e incluso de relacionarse.


El sobreproteccionismo genera en la otra persona una excesiva dependencia hacia nosotros, una falta de autonomía propia que acaba resultando incómoda y nos impide madurar. La distancia excesiva tampoco funciona bien; el contacto, el tiempo compartido, el interés  y el apoyo no debería de ser una tarea pendiente.


Echar las culpas al otro del mal funcionamiento de las relaciones suele ser muy frecuente. Debemos hacer un esfuerzo por empatizar, por comprender la conducta del otro  y analizar qué podemos hacer para iniciar los cambios desde nosotros mismos.




¿QUÉ SENTIMIENTOS SUELEN SER MALAS COMPAÑÍAS?


La envidia y los celos: observar a quién y en qué tenemos  envidia  puede sernos útil para ver qué cambios tenemos que hacer en nosotros mismos para ser más felices. Dejar de compararnos con los demás y disfrutar plenamente de aquello que en estos momentos tenemos es una buena estrategia. Centrarnos en lo que hay de positivo en nuestra relación con ese miembro familiar y no en lo que no hay, en lo que sí hay con otro, etc.


El orgullo: excesivo, nos impide avanzar en la resolución de las dificultades que surjan en una relación. Bloquea la posibilidad de negociación, de entendimiento  y de búsqueda de soluciones.

Adictos por falta de control parental

De la historia de Daniel, el niño de 10 años desaparecido el pasado día 2 de enero durante tres días porque estaba jugando a la play en casa de un amigo, se pueden extraer varias lecturas. En palabras de David Pulido, psicólogo del Centro de Psicología Álava Reyes y profesor del máster del Instituto Terapéutico de Madrid, «este parece un caso claro de doble falta de comunicación y control parental (de los padres del chico desaparecido y la de los del vecino donde se alojó todo ese tiempo) y de ausencia de límites. En este caso, a la hora de jugar a la videoconsola, un hecho que puede convertir al pequeño en adicto con el paso del tiempo».

Para Pulido, no hay excusas. «En el caso de los progenitores, por desconocer dónde estaba su hijo. Si el niño se escapó, lo primero que tenían que haber hecho es llamar a todos los padres de los amigos. Hoy en día tenemos a nuestra disposición todas las vías de comunicación posibles: existen grupos de padres en Facebook, en whatsapp, por mail… Los padres deben saber de su hijo, deben conocer su círculo social, y si no, investigar. Porque, a la postre, cuando son adolescentes quizás estas cosas se pueden escapar de nuestro ámbito de conocimiento, pero no cuando tienen diez años», advierte. Y en el caso de los padres del amigo, prosigue este experto, no ha habido ningún tipo de comunicación en absoluto. «Cuando un amigo de tu hijo lleva varios días durmiendo en tu casa, hay que asegurarse de que cuenta con permiso. ¿Tu madre sabe que estás aquí? Y después, comprobarlo con una llamada de teléfono».


Consecuencias en casa

La ausencia total de límites parece que también se ha dado en ambas familias. En casa de Daniel, explica Juanma Romero, fundador de Adicciones Digitales, «todo esto debería tener consecuencias para el pequeño. A pesar de la alegría mostrada durante el reencuentro, que el niño se entere del sufrimiento que ha causado a sus padres su infantil egoísmo. Las consecuencias deberían ir parejas al daño causado. Es decir, su ausencia debería tener una gran consecuencia. Si dejamos que esto pase con un «espero que no vuelvas a hacerlo», mañana se habrá olvidado y puede que lo repita. Prohibirle todo contacto, directo o indirecto, con maquinitas durante un periodo de tiempo determinado quizá pueda cambiar las cosas. O cualquier otro castigo que realmente le duela», propone.

La falta de límites es más llamativa si cabe en la familia «de acogida», señalan los expertos. «No se puede permitir jugar a los niños tantas horas a la videoconsola, como parece ser que así ocurrió, a tenor de las informaciones publicadas», afirma Pulido. En cualquier caso, y según matiza el psicólogo del Centro de Psicología Álava Reyes, en el caso del niño de Alcobendas no se podría hablar todavía de adicción, sino de falta de control externo. «Un niño siempre va a tener problemas de control, y se convertirá en una adicción cuando anteponga esa conducta (en este caso, el uso excesivo del videojuego) a cualquier otro tipo de actividad, bien los estudios, bien las salidas con amigos».

«Los videojuegos enganchan», asegura Jorge Flores, director de Pantallas Amigas

Como también es verdad que, con los videojuegos en particular, los padres debemos estar muy alertas, indica Jorge Flores, director de Pantallas Amigas. «No se puede negar que los videojuegos enganchan y atraen de una forma que con otros medios de ocio jamás se ha podido ni imaginar», apunta. Flores señala que los efectos de la dopamina que nuestro propio cuerpo produce debido al denominado «circuito de la recompensa» podrían ser uno de los motivos de «enganche». «La dopamina nos hace sentir bien y resolver los retos de este tipo de juegos nos ayuda a generarla. Esto puede llevar a determinadas personas, incluidos los más pequeños, a buscar en el juego esa sensación de plenitud momentánea y efímera, pero desde el punto de vista químico e inmediato», añade.


Detectar el problema

Por si acaso, el director de Pantallas Amigas recomienda a los padres estar muy atentos a cualquiera de los siguientes síntomas para buscar alternativas que reduzcan el consumo de videojuegos: «Si el niño parece pensar continuamente en el juego, llegando a la obsesión; si cada vez necesita pasar más tiempo jugando para conseguir satisfacción; si detectan pérdida de control para parar o disminuir la dedicación al juego; si presenta síndrome de abstinencia, con ansiedad o irritabilidad cuando no puede participar en el juego, o negación, mediante mentiras a la familia y amigos acerca del nivel de implicación en el juego, por ejemplo». «En caso de que el niño juegue cada vez más por las noches y duerma durante el día, o falte cada vez más a clase y finja estar enfermo con frecuencia para dedicarle tiempo a la videoconsola, entonces puede que ya estemos ante un problema de adicción que requiera tratamiento especializado», concluye Flores.


«Dejemos de mirar para otro lado»

Urko Fernández:

Aunque son pocos, existen casos en los que los jugadores no han podido parar de jugar ni para cubrir sus necesidades básicas de comer o dormir. De vez en cuando se conoce algún caso de fallecimiento por jugar hasta la extenuación, como le ocurrió a un jugador taiwanés que llegó a jugar durante 40 horas ininterrumpidas a un juego de rol. Esta obsesión es la que lleva a algunos niños a mentir a sus padres para poder jugar más tiempo del permitido y aconsejado. En California se dio un caso extremo, en el que una adolescente llegó a drogar a sus padres para poder conectarse a internet más allá del «toque de queda digital» impuesto por ellos. El niño desaparecido en Alcobendas mintió para irse con un amigo, pero la ansiedad por jugar pudo haber sido aprovechada por alguien con peores intenciones: habría bastado con que el menor hubiera accedido a jugar en casa de alguna persona que conoció a través del juego online y cuya verdadera intención fuera acercarse físicamente al menor para cometer algún tipo de abuso. No sería algo extraordinario, ya que hace pocos meses fue detenido un pederasta que había conocido y acosado a más de 50 menores a través del juego online de una conocida videoconsola. Los padres deberían conocer bien los tipos de juegos y la forma en la que se participa en ellos, para poder identificar problemas; no es lo mismo una persona jugando sola, pues el juego seguramente termine después de diez horas de juego como máximo y no ofrezca mayor incentivo para seguir jugando, que estar online con otros compañeros, de forma que uno puede pasar años «enganchado». Si el videojuego es más que una afición para el hijo, los padres deberán conocer bien la forma en la que juega, con quién y durante cuánto tiempo lo hace, para evitar que se convierta en un problema mayor.


Recomendaciones de uso sobre el regalo estrella de estas navidades

Los videojuegos se han convertido en el medio de entretenimiento favorito de niños y adolescentes, hasta el punto de llegar a ser el regalo estrella estas navidades, para ambos sexos. Conscientes de ello, la asociación www.protegeles.com recomienda que los padres controlen varias cuestiones cuando sus hijos menores de edad, especialmente hasta los 14 años, jueguen con videojuegos:

  • Supervisar el tipo de videojuego. Cada uno lleva una etiqueta en la que se advierte de la edad mínima recomendada para jugar con él.
  • Recordar que además las videoconsolas suelen llevar integrada una serie de sistemas de control parental que permite a los padres/madres decidir sobre los videojuegos con los que podrán jugar sus hijos. Pero estos controles no suelen venir activados por defecto, y es necesario activarlos por parte de los padres.
  • Es importante controlar el tiempo que el menor dedica a jugar con videojuegos. No debería ser una práctica diaria, y no debe superar nunca la hora al día.
  • Tan importante como el tiempo que se dedica a los videojuegos es observar la proporción que esta práctica mantiene con el resto de actividades de ocio del menor. Los videojuegos no deben ocupar la mayor parte de su tiempo libre, y se debe combinar esta actividad con otras formas de ocio, las salidas con los amigos/as, la práctica deportiva, etcétera. Nuestros hijos deben pensar en otras opciones de diversión.

Fuente:

ABC

Vivir en Paz con las relaciones familiares (I)


¿EN QUÉ MOMENTOS SOLEMOS ENCONTRAROS CON DIFICUTADES?


Muchas veces ante cambios vitales; habremos escuchado, por ejemplo: “mi hijo se marcha de casa, estoy destrozada” o “no me cae nada bien mi futura  suegra, no sé cómo lo voy a hacer”. A veces por asuntos que han quedado pendientes, por ejemplo: “no podré perdonar que no viniera a verme al hospital” y en otras ocasiones porque choca nuestra forma de ser o esa cultura propia de nuestra familia de origen, situaciones como: “siempre hay conflictos con tu madre, no hay comunicación” o “qué pereza la reunión navideña con los tuyos”.




¿PORQUÉ NOS AFECTAN TANTO LAS DIFICULTADES  EN LAS RELACIONES FAMILIARES?


La familia es algo que está en continuo cambio, cambiamos nosotros, nuestros familiares, el contexto, y en estos casos tendríamos que hacer “reajustes” que a veces nos da miedo afrontar, por miedo a romper ese equilibro que solemos buscar en el contexto familiar.


La familia puede ser fuente de gratificaciones: apoyo, ayuda, afecto, experiencias vitales compartidas, sentir que pertenecemos a un grupo, etc . Son relaciones estrechas y  cuando hay


¿EN QUÉ MOMENTOS SOLEMOS ENCONTRAROS CON DIFICUTADES?


Muchas veces ante cambios vitales; habremos escuchado, por ejemplo: “mi hijo se marcha de casa, estoy destrozada” o “no me cae nada bien mi futura  suegra, no sé cómo lo voy a hacer”. A veces por asuntos que han quedado pendientes, por ejemplo: “no podré perdonar que no viniera a verme al hospital” y en otras ocasiones porque choca nuestra forma de ser o esa cultura propia de nuestra familia de origen, situaciones como: “siempre hay conflictos con tu madre, no hay comunicación” o “qué pereza la reunión navideña con los tuyos”.



¿PORQUÉ NOS AFECTAN TANTO LAS DIFICULTADES  EN LAS RELACIONES FAMILIARES?


La familia es algo que está en continuo cambio, cambiamos nosotros, nuestros familiares, el contexto, y en estos casos tendríamos que hacer “reajustes” que a veces nos da miedo afrontar, por miedo a romper ese equilibro que solemos buscar en el contexto familiar.


La familia puede ser fuente de gratificaciones: apoyo, ayuda, afecto, experiencias vitales compartidas, sentir que pertenecemos a un grupo, etc . Son relaciones estrechas y  cuando hay problemas ésto se vuelve contra nosotros y nos afecta especialmente.

Ver lo positivo



Práctica de entrenamiento para adquirir la habilidad perceptiva de

ver lo positivo

de la vida y alcanzar la felicidad.

Como práctica de entrenamiento que nos permita adquirir esta habilidad perceptiva, y que nos lleve a

ser más felices en nuestra vida

de todos los días, propongo llevar a cabo el ejercicio conocido como:









“La hucha emocional”


Dicho ejercicio consiste en lo siguiente:

  1. Hacerse con una pequeña libreta de bolsillo y bolígrafo, o en su caso con cualquier dispositivo electrónico (móvil con bloc de notas, Ipad, etc.) que podamos llevar siempre encima y que vamos a utilizar para anotar todas las

    cosas positivas

    que percibamos, pensemos, o actividades gratificantes que realicemos, por pequeñas que estas puedan ser.
  2. Cada día a primera hora de la mañana anotaremos la fecha del día, y a partir de ese momento iremos

    registrando todo lo positivo

    y agradable que hagamos o percibamos.
  3. Tan pronto percibamos un hecho o estímulo, o

    realicemos una actividad agradable

    , por insignificante que éste pueda ser, si en alguna medida lo hemos disfrutado, lo registraremos lo antes posible; de este modo no habremos de fiarnos de la memoria y no lo olvidaremos.
  4. No importa que los hechos agradables sean cotidianos y los repitamos cada día (por ejemplo, darnos cuenta de que hemos dormido bien, una ducha que nos estamos dando en ese momento, el olor del café recién hecho, pensar que mañana voy a ver a alguien a quien aprecio, etc): Si nos agradan y disfrutamos de ellos siquiera sea un poquito,

    es importante registrarlos

    tantas veces como sucedan, incluso aunque ocurran varias veces en un mismo día. Ej. Si bebo un vaso de agua varias veces al día, y en cada ocasión me hago consciente de lo agradable que me resulta hacerlo, o siento que me estoy hidratando y pienso que eso es bueno para mi cuerpo, lo anotaré en el registro cada vez que suceda.
  5. Es fundamental aprender a “atomizar”, es decir a

    desglosar, concretar y percibir en elementos simples

    . Por ejemplo, si una actividad agradable ha sido asistir a una fiesta, es crucial que la separemos en todos los componentes placenteros que han tenido lugar, como pueden ser: charla interesante con Antonio, anécdota graciosa de María, los canapés de salmón estaban riquísimos, he bailado una rumba con Rocío, etc y no sencillamente “fiesta en casa de Pepe y Luisa”.
  6. En aquellas situaciones sociales en que por estar acompañados, no consideremos oportuno sacar la libreta para registrar, procuraremos anotar lo sucedido o percibido lo antes posible, para no olvidarlo ni “perderlo”.
  7. Es importante ser breves en la anotación, para que nos resulte fácil y rápido hacerlo, pero no tanto que luego no podamos recordar a lo que nos referíamos con la anotación.
  8. Si el suceso gratificante ha sido, por ejemplo, una película que hemos visto y que nos ha gustado, anotaremos el título, de modo que cuando leamos el registro pasado un tiempo, podamos rememorar algo de la película y disfrutar haciéndolo. A todos los efectos este registro o hucha  emocional constituye una especie de


    “diario en positivo”


    , que luego podremos utilizar como hacemos con un álbum de fotos, que al volver a verlo recordamos y revivimos en alguna medida dónde estábamos, con quién, y qué hacíamos, y experimentamos de nuevo un cierto placer al hacerlo.
  9. Al final del día y antes de acostarnos, haremos una lectura rápida de todo lo registrado durante la jornada, y considerando el día globalmente le calificaremos con una


    “nota del estado de ánimo medio del día”


    , entre cero y diez (0 – 10), y lo anotaremos al pie del registro del día.
  10. Si la hipótesis de partida es correcta, aquellos días en que hemos hecho más

    actividades agradables y hemos percibido más hechos gratificantes

    , serán los que mayor puntuación de estado de ánimo medio obtengan. Y si esto es así, significaría que nuestros estados de ánimo dependen esencialmente de nosotros mismos, de cómo percibamos el mundo que nos rodea y de la cantidad de actividad gratificante que nos empeñemos en realizar y acabemos haciendo. Es decir que las riendas de nuestros estados emocionales están realmente en nuestras manos. Y eso es estupendo.




Ejemplo de registro diario (parcial):





Registro de actividades gratificantes:


Fecha: 21 – febrero – 2012

1.- He dormido bien.

2.- Remoloneo unos minutos en la cama antes de levantarme.

3.- Qué agradable-cálida es mi habitación.

4.- Me saludo en el espejo del baño: Hoy puede ser un gran día.

5.- Pongo la radio y escucho las noticias (me encanta).

6.- La ducha: agua abundante y calentita, como a mí me gusta.

7.- Buenos días y un beso de mi mujer.

8.- Hago unos estiramientos y me siento bien haciéndolos.

9.- El olor del café recién hecho.

10.- Como una naranja muy jugosa (¡Qué buena está y qué bien huele!).

11.- Tostada con mermelada de mora (riquísima).

12.- Café con leche calentito.

13.- Aire frío en la cara al salir a la calle.

14.- El autobús llega pronto – apenas tengo que esperar.

15.- … (continúo anotando el resto de los hechos y actividades gratificantes del día) …..……………………………………………………………………………….

56.- Me lavo los dientes (sensación de frescor en la boca).

57.- Qué gusto meterme en mi cama, tan cálida y cómoda.

58.- Leo un rato (Título del libro que estoy leyendo y que estoy disfrutando).

59.- Digo buenas noches a mi mujer y le doy un beso.

60.- Qué gusto de cama. Apago la luz, me relajo y me dejo caer en el sueño.




Estado de ánimo medio del día: 7,5


Nuestra vida cotidiana está repleta de pequeñas maravillas, de minúsculos momentos agradables, dispuestos ante nosotros para que los podamos vivir disfrutar. Y sin duda son muchos más los estímulos y las situaciones gratificantes que los desagradables, a poco que nos demos la oportunidad de percibirlos.

Desde aquí invito a todo el mundo a aceptar el reto de demostrarse que podemos

incrementar nuestra felicidad

. Basta proponérnoslo con un poco de entusiasmo.



Ánimo y a disfrutarlo.