La Astenia otoñal



El Otoño produce Astenia:



La causa de la astenia otoñal se debe a la falta de adecuación del cuerpo a las variaciones de temperatura entre el día y la noche.


También influye la disminución de luz y sol, y los cambios producidos por las mismas razones en la dieta. Unos horarios caóticos, o cambios en los mismos, falta de descanso y poco ejercicio pueden producir astenia.



Síntomas:


Tristeza inexplicable y melancolía, ansiedad, falta de apetito, dolores de cabeza y fatiga, entre otros.


Los casos más graves presentan pérdida de memoria, bajadas de tensión arterial, falta de interés sexual o debilidad. La Astenia se puede presentar en cualquier grupo de edad, especialmente en mujeres un estilo de vida activo y estresante.



Lo que ayuda al cuerpo a superar la astenia otoñal





1.- Prestar más atención a la alimentación



: eliminar la grasa de la dieta, así como la pasta y los dulces. Sustituirlos por frutas y verduras, productos frescos y carnes ligeras. Comer más cereales y fibre.



2.- Incrementar los paseos al aire libre.



En este periodo, el cuerpo necesita luz directa del sol. Intentar caminar más.



3.- Dormir al menos ocho horas cada noche



y evitar más noches en blanco. Dedicarse a actividades relajantes.



Consejos útiles:



 



  • Beber más té.



    A medida que bajan las temperaturas, intentar beber una bebida caliente cada tarde. Infusiones, endulzadas con miel y limón pueden tener efectos beneficiosos en el estado general.


  • Hacer más ejercicio.



    Cada mañana, antes de empezar con las actividades habituales, hacer algunos ejercicios de estiramiento. Los músculos se sentirán aliviados y relajados, También se puede hacer un ejercicio ligero o de precalentamiento.


  • Relajarse con un baño caliente.



    Tomar un baño caliente al menos una vez a la semana para proporcionarse momentos de tranquilidad. Se pueden utilizar sales y aceites esenciales para despreocuparse de las preocupaciones de la nueva temporada.

Coleccionismo (y IV) ¿Dónde está el límite de coleccionar?, por Gloria Tudurí


¿Dónde está el límite de coleccionar?

Debemos tener cuidado con el prejuicio y no etiquetar al coleccionista como persona extraña; hay que diferenciar correctamente entre el que colecciona por diversión o el que lo hace de manera patológica. Aquí es importante que pensemos en un continuo que se extiende de un extremo al otro. En un  extremo tenemos a aquel que colecciona en una parte de su tiempo libre y  siente emociones positivas con ello.  Nos iríamos acercando hacia el extremo patológico, la acumulación compulsiva, cuando la persona siente angustia por coleccionar y comienza a descuidar pareja, amistades o trabajo. El coleccionista puede estar interesado en una pieza concreta y  estar alerta para conseguirla, estará nervioso unos días, o durante una puja, pero no vive angustiado por conseguir objetos; organiza y adquiere con ilusión cada una de las piezas de su colección, las enseña y comparte su afición con otros coleccionistas.

Se desconoce cómo comienza la acumulación compulsiva, pero suele estar relacionada con el trastorno obsesivo-compulsivo. En estos casos, la persona no es capaz de reconocer su problema, adquiere los objetos de forma compulsiva, no hay una búsqueda intencionada, colecciona todo lo que llega a sus manos, desconoce su valor,  deja de haber unos límites en cuanto a temática y cantidad. No hay un orden y clasificación en lo que adquiere, simplemente se acumula, deja de haber una temática delimitada y relacionada con los recuerdos, con las ilusiones; no  intercambia porque no se es capaz de desprenderse de nada, aunque el objeto no tenga ningún valor monetario o sentimental. Puede ocurrir que  la persona llegue a tener tal cantidad de objetos que esto pueda  dificultar la movilidad en su hogar, la limpieza, el poder  cocinar o dormir. Entonces, lo que le lleva a guardar objetos, es una obsesión y no una afición. Los pensamientos que le obsesionan pueden ser que le va a pasar algo grave como morirse o quedarse sin recursos económicos y por eso puede llegar a guardar todo lo que puede, hasta periódicos o, incluso, animales.

  • Coleccionar debe resultar algo divertido, que nos distraiga de las preocupaciones, que implique relacionarnos con los demás, que nos interese o nos traiga buenos recuerdos.
  • La colección se va formando poco a poco y con ello la ilusión de conseguir nuevas piezas. Es algo que se va creando; se construye a partir de unas experiencias presentes o pasadas, estando entonces ligadas a recuerdos de una época que nos trae emociones positivas
  • Coleccionar no debería de preocuparnos de tal forma que nos quite demasiado tiempo de otras áreas de nuestra vida. Siempre tiene que tener un sentido, un objetivo a conseguir y una vez alcanzado se termina la colección. No se almacena, se tiene en cuenta un espacio que es limitado. Se cambia de una  colección a otra, o de una tipología a otra y la persona es capaz de intercambiar algún objeto  con otras porque entiende que es una forma de relacionarse, de compartir su ilusión con otros.

Coleccionismo III ¿Los coleccionistas son un poco Peter Pan? por Gloria Tudurí



¿Los coleccionistas son un poco Peter Pan?





Una persona  se comporta de esta manera “Peter Pan”, cuando sólo piensa en sí misma, es manipuladora, no se ocupa de las cosas de forma responsable, resulta inmadura. Parece que siga, como en la infancia, poniendo a prueba los  límites que se le ponen; no “sienta la cabeza”. Le da miedo empezar a tomar decisiones y no se siente preparado para enfrentarse a los momentos de cambios que van surgiendo en cada nuevo ciclo vital, lo evitan; se resguardan permaneciendo estancados en una etapa de la vida en la que se sentían mucho más seguros, protegidos y acompañados. Los coleccionistas no tienen por qué comportarse de esta manera,  su colección puede traerles recuerdos de su infancia pero esto no tiene por qué ser una forma de permanecer a resguardo en el pasado. Son Peter Pan en el sentido de que mantienen en su recuerdo la película trayéndola al presente de vez en cuando y disfrutando con ella de cada escena y de cada personaje pero no hacen de su mundo una película infantil; los coleccionistas han abandonado su niñez pero les gusta recordarla. Por otra parte, aquel que quiere permanecer en esa edad hará todo lo posible por comportarse como lo hacía entonces , relacionarse con personas más jóvenes y realizar  actividades que son típicas durante la infancia, como coleccionar: ésto puede hacerle sentirse más joven.

¿Somos víctimas? (II) por Mercedes Moreno


Lo cierto es que frente a una situación, casi siempre hay más de una alternativa. Que no nos gusten estas, o no nos sean del todo favorables, no significan que no existan.


En algunos de los casos anteriores:








  • Podría ir al paro, aunque eso suponga, no cubrir gastos que tengo mensuales. En tal caso podría reducirlos o  pedir ayuda económica, etc.



  • Puedo llevarla a una residencia,  bajar mi nivel de vida y ponerle una ayuda en casa, en última instancia dejarla sola aunque conlleve el riesgo de accidente.



  • Puedo dejarle o aceptar lo que ha pasado.


Sentir que no tengo capacidad de decisión y que mi mal estar es impuesto nos permite desahogarnos y quejarnos y muchas veces obtener el apoyo emocional de otros. Sin embargo, también nos sitúa en una posición de impotencia que suele redundar en una baja autoestima ya que las víctimas son personas en inferioridad de condiciones.


Si soy consciente que estoy decidiendo y que tengo otras alternativas pero que para mi esta es la menos mala, automáticamente mi sentimiento y mi manera de enfrentar la situación cambiará.


Responsabilizarnos de nuestras alternativas aunque no nos gusten  nos lleva a la acción y al cambio o a la aceptación.




  • No he encontrado a nadie que cumpla mis expectativas y no quiero estar con cualquiera. Hasta que eso ocurra será mejor que lo acepte y aprenda a valorar con lo que sí cuento en mí vida.



  • Me sentiría muy mal si a mi madre la pasa algo, por eso voy a responsabilizarme de la situación y voy a hacer números a ver si puedo pedir ayuda y si no voy a ver como traerla a casa o ver como lo podemos gestionar de la mejor manera.



  • Aún a pesar de lo que mi marido ha sido capaz de hacer lo cierto es que lo quiero mucho y me está demostrando su arrepentimiento y mucho cariño. Sé que no me perdonaría no darle otra oportunidad a nuestra familia; No quiero estar con una persona que me ha traicionado por lo que aunque me duele mucho romper y abandonar nuestro proyecto de vida sé que no podré perdonarle así que es mejor que iniciemos caminos separados.



Hay muchos acontecimientos en nuestra vida o personas que van a pasar por ella, que no podemos elegir, pero lo que hacemos frente a ello sí depende de nosotros. Darnos cuenta de ello y pasar a

ocuparnos

en vez de a

preocuparnos

nos ayudará una vez más a eliminar sufrimientos inútiles y estériles como lo es el sentirse víctima.



¿Somos víctimas? (I) por Mercedes Moreno


Casi todos en algún momento de nuestra vida nos hemos sentido víctimas de una relación o de una situación. Esto pasa cada vez que sentimos que no tenemos opciones o nos vemos obligados a aceptar algo que no nos gusta y nos hace daño.







  • “Tengo x años y estoy sin pareja y sin familia”.” No puedo ser feliz con mi vida así”.







  • “Siento que este trabajo está acabando conmigo pero no tengo otra alternativa que tragar”.







  • “Mi  madre está mayor y no tengo otra alternativa que traerla a casa. No puedo dejarla sola”.











  • “Mi marido sabía que no lo iba a dejar y aún así me ha sido infiel, me ha destrozado la vida porque ya nunca será igual, pero tampoco puedo dejarle”.


En todas estas situaciones nos enfrentamos a situaciones desagradables para nosotros frente a las cuales me siento  o me posiciono en situación de víctima porque considero que no tengo más alternativas.

Buenos Tratos: Un hábito saludable (y III) Gemma del Val



EXAMEN INTERIOR



:



1.-. ¿Por qué no somos capaces de ponernos en el lugar del otro (actitud empática) y actuar en consecuencia, ¿cómo deseas que te traten a ti? Y ¿Tratas así a los demás?


2.-  Debemos aprender a tratarnos con respeto a nosotros mismos y no tolerar los malos tratos físicos o psicológicos (tolerancia cero hacia el maltrato).


3.-  ¿Somos capaces de expresar a los demás de una manera asertiva que su comportamiento o actitud no nos gusta? ¿Somos capaces de pedir disculpas? ¿Y de aceptar críticas?


4.- ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a modificar nuestras conductas y/o actitudes que pueden no ser las más saludables?


5.-   ¿Pensamos que es el otro/a quien tiene que modificar  su actitud y no nosotros?


6.-   “Yo soy así y no puedo hacer nada para cambiar,…”


7.-    “Los buenos tratos son una cursilada,…”



Es importante comenzar a tomar medidas porque


“los buenos tratos se están perdiendo y olvidando”.







Los Buenos Tratos: un Hábito saludable





Cómo fomentar los Buenos Tratos



Aplicación de la Psicología en el ámbito de los Buenos Tratos



Variables emocionales que nos ayudan a mejorar los Buenos Tratos



Examen interior


Buenos Tratos: Un hábito saludable (II) Gemma del Val



Aplicación de la Psicología en el ámbito de los Buenos Tratos:


La utilización de técnicas básicas de aprendizaje, de modificación de conducta y técnicas cognitivas pueden ayudarnos a modificar nuestros hábitos poco saludables (control de la ira y de la agresividad, entrenamiento en habilidades sociales, desarrollo de la empatía, asertividad, autocontrol,…).


Debemos ser conscientes de que es posible aprender y/o modificar conductas y que ¡está en nosotros mismos el poder mejorar!




¿Qué variables emocionales debemos tener en cuenta para mejorar los buenos tratos?




Para poder manejar de manera adecuada las  conductas desadaptativas y  desarrollar valores que favorezcan  nuestro bienestar emocional y el de los demás, sería vital  aprender a:



1.-  Manejar nuestras emociones extremas: agresividad, ira, miedo, frustración, etc.




2.-  Manejar nuestros pensamientos automáticos de tal forma que reflejen la realidad y no

“nuestra realidad”

, que en muchos casos está  distorsionada.




3.-  Manejar nuestras conductas y/o adquirir habilidades nuevas. Si nuestra actitud o comportamiento hacia los demás comienza a cambiar, nos daremos cuenta de que los otros también empiezan a adoptar actitudes distintas con nosotros.




4.-  Sería interesante que cada uno de nosotros realizásemos un

“examen interior”

que nos ayudase a  darnos cuenta  de cómo tratamos a los demás. Si el resultado es “

insuficiente”

, ¿deseamos mejorarlo y/o cambiarlo?

No dudes en ponerte en contacto con nosotros en el 917667028 si necesitas ayuda o consejo sobre el control de las emociones, habilidades sociales,

empatía, asertividad, autocontrol


Buenos Tratos: Un hábito saludable (I) Gemma del Val


Con el paso de los años se han ido destapando, denunciando y condenando los


“malos tratos físicos y psicológicos”,


ya sean ejercidos sobre mujeres, hombres, niños, animales o la propia naturaleza.


Todos somos seres vivos y por derecho merecemos ser respetados.


El  entorno más cercano de cada uno y los medios de comunicación han sido dos vías fundamentales para dar  a conocer que el ser humano puede llegar a comportarse con los demás o con su entorno de una forma denigrante, tirana y descortés.


Por ello, sería interesante empezar a


“cultivar los buenos tratos”


en nuestra sociedad.



¿Cómo podríamos contribuir a fomentar los buenos tratos?


Desde el punto de vista de la Psicología, a pesar de la dificultad que supone contestar a esta pregunta de una manera concisa, sí podemos precisar que sería positivo comenzar trabajando desde el punto de vista de

la prevención

.


Adecuados modelos de referencia y una educación desde la más temprana infancia en el entorno familiar, social y escolar es clave para favorecer relaciones óptimas con los demás y con nuestro medio ambiente.


Transmitir que  la comunicación y el diálogo es la vía para solventar discrepancias y no la agresividad o el insulto. ¡Ser amables, tolerantes y respetuosos con los demás no debe ser la excepción, sino la “regla”!


Es importante comenzar a fomentar valores éticos y morales, siendo capaces de establecer unas

“adecuadas normas de convivencia”.


En nuestra sociedad actual  existe “

un especial culto al cuerpo”

y  una clara tendencia a prestar una atención exclusiva a la imagen física,  pero

¿por qué no prestamos ese mismo cuidado a nuestro interior y a las relaciones con los demás?


¿Por qué estamos descuidando los “buenos tratos”?

¿Vas a criticar a los demás? Tienes que dominar las 10 claves (y II) colaboración de David Pulido para El Confidencial

CONTENIDO DE LA CRÍTICA


6. Controlar el lenguaje no verbal:

Hay personas que olvidan que nuestros gestos corporales son parte de la crítica y mientras escogen cuidadosamente las palabras, olvidan controlar el tono de voz, la distancia con la otra persona o la expresión facial. Una mirada iracunda o una risa nerviosa puede arruinar la crítica mejor construida. Debemos transmitir firmeza y calma a la vez con nuestro lenguaje no verbal.


7. Definir la conducta que queremos cambiar :

A la hora de empezar la crítica tenemos primero que exponer lo que ha ocurrido de una manera objetiva y concreta. Caer en la tentación de exagerar lo que ha pasado o convertirlo en una crítica global para captar más la atención de nuestro oyente no hace sino enzarzarnos en una discusión sobre si eso es así o no e impedir que se avance. El éxito se logrará cambiando cosas concretas poco a poco y no tratando de que la otra persona modifique su forma de actuación de manera global. Expondremos a modo de titular lo que ha pasado y de manera personal añadimos lo que nos parece o cómo nos hace sentir

Así frente al

«Eres un desastre, siempre igual, es que no es normal que todo lo hagas así»

deberíamos decir:

«Esta mañana dejaste la ropa tirada en el suelo y me ha molestado porque he tenido que recogerla yo»


8. Introducir elementos positivos:

Tal vez el punto más importante y el más desconocido. Pocas son las personas que a la hora de hacer una crítica introducen elementos positivos y reforzadores de la conducta del otro. Piensan que sería claudicar ante el enemigo o darle tregua… porque siguen viendo al receptor como un blanco al que hay que hacer sentir mal o cohibido. Pero si de verdad se busca un cambio, el introducir elementos positivos de la conducta del otro, una vez lanzado el titular, le hará ser mucho más receptivo, sino que puede que acabe mejorando nuestra relación tras la crítica. Además, el obligarnos a decir cosas positivas de la otra persona en mitad de la crítica también reduce nuestro nivel de activación y nos hace ser más comprensivos y empíricos. Podemos también admitir nuestra parte de culpa.

Siguiendo con el ejemplo de la ropa desordenada:

«… Es verdad que eres muy ordenado para las otras cosas y si hoy dejaste todo tirado es porque te pedí que salieras corriendo a hacerme el recado…»


9. Pedir el cambio:

Sólo cuando hemos expuesto lo que ha ocurrido, y hemos introducido algún elemento positivo pedimos el cambio. A veces no tenemos la alternativa pero podemos buscar juntos la solución. Es importante que la otra persona esté de acuerdo, escuchar también sus propuestas y, además, definir cómo se podrá evaluar que eso se cumple en el futuro, para que las críticas no se las lleve el viento


«Me gustaría que las dejaras aunque fuera en la silla ¿te parece? O que me pidas ayuda. Si lo haces así no me importa doblarlas yo»


10. Reforzar tras la crítica

: Por último hay que reforzar al otro por habernos escuchado, por haber participado de esta nueva forma de hacer las peticiones. Para nosotros no va a ser fácil cambiar pero tampoco lo será para el otro, acostumbrado a un tipo de dinámica de interacción. Por eso hay que valorar la implicación de nuestro oyente y aceptar sus sugerencias o resolver las dudas. Está claro que si conseguimos realizar críticas con éxito los demás también aprenderán de nosotros y cambiarán a su vez.

Si quieres mejorar en tu forma de hablar sobre los demás o crees que te afecta demasiado lo que los otros dicen de tí, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en el 917667028, seguro que podemos ayudarte.

¿Vas a criticar a los demás? Tienes que dominar las 10 claves (I) colaboración de David Pulido para El Confidencial


Quien domina la técnica de realizar críticas tiene a su alcance la posibilidad de

conseguir sus propios objetivos

, mejorando la relación personal con los demás y disminuyendo la posibilidad de conflictos.


Existen cada vez más cursos de entrenamiento en asertividad y habilidades sociales, tanto en el ámbito laboral como en el personal, porque saber pedir cambios en las conductas de otros, transmitir de manera acertada la opinión que tenemos, es sin duda una poderosa herramienta de éxito social.


Hay diez claves que podemos empezar a aplicar hoy mismo y que por sí solas, ya provocarán un cambio en nuestra manera de hacer peticiones.


IDEAS PREVIAS



1. Definir el objetivo:



Lo primero que hay que tener en cuenta es qué se pretende con la crítica. ¿Realmente quiero proponer un cambio de conducta? ¿Tengo alguna propuesta realista que hacer? Muchas veces la única finalidad de mi intervención es

la de provocar daño o desahogarse

. Por eso la crítica jamás podrá tener éxito, porque ni siquiera es tal. Desde los arrebatos de ira donde no dejamos a la otra persona replicar, a la ironía más sutil que busca causar algún impacto en el blanco, si mi objetivo no es el cambio constructivo, de nada servirán estas claves



2. Entender cuál es el éxito de la tarea:



Saber hacer bien una crítica no implica que el otro vaya a cumplir lo que se le pide. Tras nuestra asertiva petición estará la libertad del otro de aceptarla o no y no podemos medir el éxito de la misma en una respuesta que no está bajo nuestro control.

El éxito será atreverme a hacerla de la mejor manera posible

, puesto que así, no sólo aumentaré las probabilidades de cambio, sino que además nos sentiremos con mayor control ante situaciones que no nos gustan, incluso aunque no logremos cambiarlas.


A LA HORA DE REALIZAR LA CRÍTICA



3. Elegir el momento adecuado:



Realizar una crítica es difícil porque implica generar un momento incómodo o de tensión. Por ello solemos aprovechar que ya existe la tensión para soltar lo que nos molesta. Es decir, esperamos a estar cabreados o en medio de una discusión para lanzar la crítica y por lo tanto estaremos abocados al fracaso.

Es imposible realizar de manera adecuada una crítica si el emisor o el receptor de la crítica están alterados.

Tendremos primero que lograr calmarnos o esperar un poco para poder realizar todos los pasos.



4. Realizar la crítica sin esperar demasiado:



Tampoco hay que  dejar pasar demasiado tiempo desde que se produjo la conducta objeto de la crítica: Un error muy común es el criticar algo que pasó hace tanto que ya se ha difuminado en la memoria y para lo que ya no existe alternativa de cambio.



5. Sólo realizar una crítica cada vez:



Por último, por no atrevernos a hacer las críticas desde la calma y en el tiempo correspondiente, solemos ir acumulando quejas y acabamos encadenando una crítica con otra. Esto hace inviable que el otro pueda procesar o mejorar nada. No verá una petición de cambio sino un ataque generalizado a todo lo que hace, y por lo tanto se pondrá a la defensiva o contraatacará con otra ristra de quejas.