Mª Jesús Álava premiada en la 35ª Edición del Premio de Periodismo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid

El jurado de la 35ª edición del Premio de Periodismo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, compuesto por psicólogos y periodistas, ha valorado un gran número de trabajos presentados en esta nueva edición.

Celebra con nosotros los 500.000 ejemplares de «La Inutilidad del Sufrimiento»

La editorial La Esfera de los Libros, y el Centro de Psicología Álava Reyes, se complacen en invitarles a a la celebración de los 500.000 ejemplares del best-seller «La inutilidad del sufrimiento».

Invitación al ciclo «Psicología y Cine». TARDE PARA LA IRA.

El Colegio de Psicólogos organiza, junto a la Academia de Cine, el ciclo de cineforum “El cine como espejo y modelo de nuestra vida” que incluye la proyección gratuita de una película y un coloquio posterior. Contacta con nosotros para más información

Celebramos los 500.000 ejemplares de «La inutilidad del sufrimiento» con el lanzamiento de una edición especial.

La inutilidad del sufrimiento de María Jesús Álava Reyes se ha convertido, con más de 500.000 ejemplares distribuidos, en el libro de psicología más vendido de España, y la editorial «La Esfera de los Libros» lo celebra con el lanzamiento de una edición especial.

Vídeo resumen del II FORO: Dirección de Personas “Empresa Afectiva, Empresa Efectiva”

Compartimos hoy el vídeo resumen del II Foro organizado por el Grupo Peñarroya sobre Dirección de Personas: “Empresa Afectiva, Empresa Efectiva” celebrado el pasado día 22 de marzo.

María Jesús Álava Reyes presenta en el aula de Cultura ABC su nuevo libro, ‘La verdad de la mentira’

La psicóloga Mª Jesús Álava Reyes, autora de libros La inutilidad del sufrimiento –un verdadero bestseller con más de 300.000 ejemplares vendidos–, presentaráen Madrid su nueva obra La verdad de la mentira, el próximo jueves 23 de febrero, a las 19.30 horas, en el Salón de los Jesuitas de Maldonado-Serrano (c/ Maldonado 1), en un acto organizado por el Aula de Cultura ABC.«Mentimos mucho. Todos los días y al menos dos veces», afirma la autora. En un tema tan impactante como desconocido, este libro –que recoge todas las investigaciones de los últimos 40 años sobre el análisis desde un punto de vista psicológico de la mentira y es el primero sobre el tema que se publica en España– ayuda al lector a aprender a detectar las mentiras propias y las de otros. «La mentira es una de las causas de mayor sufrimiento emocional y objeto de muchas consultas psicológicas», dijo la especialista, añadiendo que su «principal consecuencia es el deterioro de la credibilidad y la confianza», explica Álava Reyes.

¿Mentimos por costumbre o lo hacemos para protegernos? ¿Quizás para caer bien, impresionar a los que nos rodean o para obtener alguna ventaja adicional? ¿Mentimos por inseguridad, porque tenemos la autoestima baja, por humanidad? ¿O mentimos para esconder algo que hemos hecho mal y manipular a los demás? La especialista y autora de nos sumerge las páginas de La verdad de la mentira en un mundo tan impactante como desconocido, en el que aprenderemos a detectar nuestras propias mentiras y las de otros.

Pero tan importante como saber por qué mentimos será conocer cómo podemos descubrir a los mentirosos y por qué a menudo nos dejamos engañar. Hay mentiras en el amor, en el trabajo, con los amigos, en la política… que causan un daño emocional y que encierran secretos que conviene –a veces– descubrir. Desde la psicología podemos aprender a vivir sin que la mentira nos prive de la verdad de nuestra vida.

“Una empresa con trabajadores felices puede aumentar su productividad hasta un 31%”

“La productividad de una empresa con trabajadores felices puede aumentar una media del 31% y su mejora en la salud puede alcanzar hasta un 21%”. Así lo destacó en la Universidad de Navarra la psicóloga, escritora y coach María Jesús Álava Reyes, quien impartió una conferencia bajo el título ‘La felicidad productiva’, organizada por la Facultad de Educación y Psicología.La psicóloga, considerada top 100 mujeres líderes en España en 2012 y con una amplia experiencia en Recursos Humanos, afirmó con convencimiento que “la felicidad es la que provoca el éxito, y no al revés”. “La clave está en una buena combinación entre la gestión de las operaciones -eficiencia operativa- y la gestión de las personas-felicidad profesional-“.

Estas conclusiones se desprenden de la investigación que realizan desde su centro de psicología en Madrid, donde aplican la herramienta del “capital emocional”, que analiza cómo las palancas personales y organizativas inciden en la productividad.

Dirigiéndose a los empresarios que asistían a la sesión, la especialista preguntó “¿por qué a la hora de escoger entre los candidatos no interesa si son felices o no; y nos centramos fundamentalmente en otro tipo de competencias?”. Según la psicóloga, “el impacto que en un equipo tiene una persona alegre, vital, feliz, motivante, es fantástico, ya que generalmente es gente que busca soluciones, creativa y resistente a la frustración. El impacto que esto tiene en la empresa y en la productividad de ésta es enorme”.

La autora de libros como La inutilidad del sufrimiento, el libro de psicología más vendido de España, afirmó también que no hay salario que pueda pagar el sufrimiento de una persona, y que “la mejor inversión de cualquier empresa es la búsqueda de la felicidad de sus trabajadores”.

Para la ponente, la seguridad, la baja tasa de absentismo, la eficacia y la eficiencia, además de la productividad, están directamente relacionadas con el nivel de felicidad de los trabajadores. “Cuando en una empresa los empleados trabajan bajo presión, puede que la productividad suba a corto plazo, sin embargo, a medio y largo, es una medida contraproducente, ya que hace que haya fuga del talento y provoca un alto índice de absentismo”.

En este punto, quiso hacer una distinción entre el estrés positivo, “aquel que nos estimula, nos ayuda y empuja a mejorar”, y el negativo, que es el que “nos impide descansar, nos produce ansiedad, nos puede llegar a bloquear y tiene manifestaciones, incluso físicas, como la falta de sueño, sudoración o taquicardias”.

Álava Reyes quiso finalizar la sesión dando unos consejos prácticos para lograr mayor bienestar emocional.

Lecciones para cazar a los mentirosos. Colaboración de Mª Jesús Álava con el diario El Mundo

-La prueba del algodón es la incoherencia. Si hay algo que delata al embustero es la falta de correspondencia entre lo que dice y hace.

– Se engaña mucho y en todos los ámbitos de la vida porque no suele haber consecuencias. Las mujeres están más alerta que los hombres.

06/11/2016

03:12

»

Todos mentimos. Varias veces al día.

En ocasiones, sin necesidad o sentido. Simplemente, por costumbre». Así de tajante se muestra la psicóloga María Jesús Álava Reyes. Tras el éxito de

La inutilidad del sufrimiento

y después de constatar en su consulta que gran parte del duelo humano está causado por embustes, la psicóloga plasma ahora en

La verdad de la mentira

(La Esfera de los Libros) las claves para cazar a potenciales

Pinochos

. No es tan difícil ponerles la cara colorada, como demuestran los casos Lewinsky y Watergate, cuando Clinton y Nixon indignaron a la opinión pública.

Desde pequeños tendrían que

enseñarnos a no mentirnos a nosotros mismos y a desactivar las mentiras de los otros

, según la profesional. «Conviene que tengamos recursos suficientes para buscar la verdad en nuestras vidas y defendernos así de las personas que tenemos a nuestro alrededor».

Salvo para quien engaña por automatismo, las mentiras propias y ajenas siempre esconden un «beneficio propio». Cada persona tiene su motivación. «Caer bien, agradar, por inseguridad, baja autoestima… Pero, sobre todo,

para manipular y obtener alguna ventaja

«. Hay que instruirse para escapar de estas falsedades pues, insiste, la mayoría no es consciente de hasta qué punto la mentira y el engaño están presentes en sus vidas.

«Quien es generoso y sensible está en inferioridad de condiciones en este mundo lleno de agresividad y mentira. Son muy susceptibles de ser manipulados por personas que hacen del engaño un patrón de vida o un recurso para aprovecharse de ellos. En cambio,

las malas personas mienten sin pestañear y viven tan felices».

Desde niños

Pinocho, el cuento del niño al que le crecía la nariz cuando mentía. | PRESAS

Lo más relevante es que el mentiroso comienza a serlo desde la cuna. «Un niño de tres años que acaba de hacer una trastada delante de ti te dice ‘yo no he sido’ para eludir responsabilidades, evitar un castigo o una bronca. No pasa factura porque hasta los adultos se ríen de esa situación. Muchos de estos críos crecen y se quedan en esta etapa, así que lo siguen haciendo de forma automática en su adolescencia, como un resorte. Copian en un examen y no pasa nada porque salen recompensados con el aprobado.

Se hacen adultos y continúan mintiendo con una impunidad enorme

«.

Para la experta, si en la sociedad el engaño estuviera penado se mentiría menos. «En el mundo occidental, por lo general, y en España en particular somos muy permisivos.

Mentir sale gratis

«.

Quizá en el terreno de la política es donde mejor se puede apreciar esta declaración. Todos los actos de campaña quedan registrados resulta sencillo observar cómo las promesas y las afirmaciones categóricas terminan siendo contrarias a las actuaciones posteriores sea cual sea el color. La psicóloga no tenía previsto dedicar un capítulo a la cuestión pero, dada la excepcional situación, no pudo evitar incluirlo. «Tenemos la sensación de que

nos consideran bobos. Nos dicen una cosa y hacen la contraria.

Utilizan cualquier recurso para tratarnos con desprecio. Cuando un periodista les pregunta por sus incoherencias, le responden ‘qué abrigo más bonito’. Desde el sillón de casa te quedas pensando, ¿cómo es posible?».

Recursos habituales en política

«Los políticos están entrenados para mentir», dice Mª Jesús Álava Reyes | GTRES

La psicóloga explica la desafección de la ciudadanía hacia la política porque los ciudadanos perciben

«que no hay consecuencias» cuando un político miente

. «No pasa nada. La vida sigue». Achaca la falta de protesta a esa tolerancia: «Para el ejercicio de la política exigimos menos requisitos de los que le pedimos al último aprendiz. Somos de un partido como de un equipo de fútbol». Nos cuesta reconocer el engaño porque sólo conocemos a los candidatos través de los medios de comunicación. «Cuando no existe una relación personal, es más difícil cazar mentiras». Se produce un problema añadido, que «les

entrenan para mentir

y ocultar sus motivaciones». Y tampoco se atacan entre ellos por las debilidades que pueda sacar a relucir el adversario. «Por eso engañan de forma descarada».

Sin embargo, hay un perfil que podemos reconocer. «El más agresivo. Intenta activar nuestros sentimientos para que actuemos más desde la emoción que desde el razonamiento». La psicóloga advierte de esa forma de retorcer la realidad. «Hay que permanecer más atentos a lo que hacen que a lo que dicen y tomar distancia pese a la simpatía.

¡Cuidado con los que aparentan estar siempre en posesión de la verdad!

Elevan el tono de voz, utilizan frases negativas, imperativos o paradojas, como ‘no queremos apoyar pero tampoco obstaculizar’ o ‘no hacemos esto, pero no pretendemos lo contrario'».

La infidelidad, a la orden del día

Fotograma de la película ‘Infiel’, una mentira habitual en las relaciones. | GTRES

Y si la política es el ámbito donde más se miente, las relaciones de pareja no se quedan atrás. «Alicia sorprende al marido de su mejor amiga con otra mujer. Esa misma noche van a cenar con la pareja. ¿Debe contarlo? Su propio marido insiste con vehemencia en que no lo haga. ¿Por qué? ¿Tiene él algo que ocultar?». Así se despliega

La Mentira

sobre el escenario del Teatro Maravillas de Madrid, donde Mapi Sagasta, una de las cuatro protagonistas de la obra, trata de mentir con toda la verdad posible para dar vida a su personaje. «Desde el humor afloran las muchas contradicciones y aristas que conforman a cada pareja.

La mentira, en general, suele ser una herramienta de supervivencia

que todos utilizamos», cuenta la actriz.

Como en esta obra, los casos reales más frecuentes para Álava son los relacionados con la infidelidad,

«a la orden del día y mucho más extendida de lo que se cree»

; el despecho, «una de las emociones más innobles y que lleva a mentir a pesar de que los hijos sean los primeros en sufrir las consecuencias», y la sexualidad, «las mentiras más dolorosas y numerosas».


La experiencia le dice que las mujeres suelen ser más observadoras

y están más atentas a las señales. Por el contrario, «muchos hombres actúan con enorme ingenuidad». Cuando más se miente es en la primera cita para seducir, aunque más adelante «salga a relucir la auténtica faz». La psicóloga asegura que hay que estar muy fuerte emocionalmente para despertar de un sueño que parecía maravilloso. «Cuando una persona piensa que tiene derecho a ser infiel, la mentira será una constante en su vida. No es tan difícil cazar a un mentiroso, pero la afectividad juega en contra para descubrir la verdad».

La profesional invita a estar alerta con las personas que queremos si se sospecha pero

no hay que confundir confianza con esclavitud

ni respeto con una relación carente de libertad. «Cuando se ama a una persona hay un mecanismo interno que te hace tolerar todo y menos te quieres dar cuenta de la realidad».

No decir todo lo que hacemos no es mentir, analiza la psicóloga, quien es partidaria de guardar algunos sucesos de nuestra vida en la intimidad en lugar de compartir todo. »

Es más difícil vivir con nuestros errores que pedir un perdón que tranquilice».

La disyuntiva es complicada. María Jesús ha aconsejado en su consulta a personas que se han arrepentido de una infidelidad y deciden seguir con su pareja por encima de todo que se lo piensen antes de confesar. «La necesidad de decirlo, ¿es por descargar la culpa? Si con eso lo único que consigues es que el otro se quede hundido en la miseria, ¿qué adelantas con ello? Tú puedes quedarte más tranquilo, pero el hecho de que lo conozca, si quieres seguir con esa persona, ¿en qué medida va a ayudar?

Va a generar inseguridad

y zozobra».

De aceptarse esta tesis, surgen muchos interrogantes. ¿Es justo que en una pareja una de las partes no tenga toda la información? «Lo que no es justo es que hagamos sufrir inútilmente». Y si más adelante se descubre esa ocultación, ¿no será peor para la relación? «Es el momento de asumirlo en lugar de negarlo y explicarle que el daño estaba ya hecho, del cual nos arrepentimos. Claro que la mayoría de las veces no se descubre. Si la mitad de las mentiras habituales no las descubrimos,

las relacionadas con la infidelidad menos porque ponemos cuidado».

Destapar a un infiel

Las nuevas tecnologías son un arma de doble filo para infieles. | GTRES

Una vez más, la prueba del algodón es la incoherencia.

«Contrastemos las palabras de la pareja con sus hechos, es la mayor prueba».

Sus propias contradicciones pueden ayudar a destaparlo. «Alguien que mintió en el pasado es más fácil que vuelva a hacerlo. Personas con agresividad también es más fácil que mientan. Otro patrón es el típico narcisista que está en posesión de la verdad y trata a los demás con desprecio. Ante ambiciosos, estemos alerta, están predispuestos a mentir. Y ojo a la frialdad, con la falta de empatía».

Las nuevas tecnologías son en este sentido un arma de doble filo. Por un lado, pueden resultar muy útiles para descubrir a mentirosos y, por otro, facilitan el que engaña esa labor de llevar una doble vida. María Jesús no es partidaria de convertirse en un policía con la pareja y aconseja respetar una esfera de privacidad. «Hay cónyuges que constantemente se están espiando: se cogen los móviles, miran las redes sociales con las contraseñas del otro o jaquean sus correos. A mí me parece una canallada. El amor no te da derecho a que la otra persona se desnude constantemente». ¿Y si no hay otra manera de comprobarlo? La psicóloga es contundente:

«Lo veo humano pero no debemos llegar a ello».

Tampoco funciona eso de ‘mírame a los ojos’. «Hay personas que te miran y mienten como bellacos. Hay que tener grandeza para asumir que se ha engañado. Muchos no son capaces de reconocerlo.

Van a tratar de desacreditar a quien le descubra

«.

La respuesta más repetida es negar los hechos, por muy concluyentes que sean las pruebas. Pese al temor por la reacción, cuando descubrimos a un mentiroso, lo peor que podemos hacer es pasarlo por alto. «Hay que enfrentarle a las consecuencias de sus mentiras.

No pueden ser que tú te lleves un disgusto enorme, a la otra persona le tiene que afectar en algo

porque si no, va a seguir mintiendo».

Si se decide perdonar, toca enfrentarse a la desconfianza. «Te queda una sensación de… ¿Y qué me creo yo a partir de ahora en la relación con esta persona?». Mentiras pasadas nos están anticipando mentiras futuras, advierte Álava Reyes.

«La persona que miente, cuanto más lo hace, menos le cuesta mentir.

También sucede lo contrario, quien no suele mentir va a pedir disculpas en ese sentido».

Y obviamente, al descubrirse el engaño, la credibilidad hacia esa persona se ve afectada, sea cual sea el vínculo existente: «Puedes llegar a perdonar pero la interrogación te queda durante un tiempo. Tienes que demostrar mucho y durante muchos años para que eso termine superándose porque

la relación se empaña.

Siempre queda un interrogante».

En el trabajo

En las entrevistas de trabajo se suele mentir habitualmente. | GTRES

Pasamos un tercio de la vida trabajando, por lo que no es de extrañar que las mentiras en la esfera laboral también sean frecuentes, ya sea para conseguir un puesto, encubrir fallos y lograr prebendas o esconder adicciones como alcohol y ludopatía. «La mentira está presente en todas las áreas de la vida. A nivel social,

las personas más inseguras, con la autoestima más baja

y dependientes de la opinión de los demás, suelen engañar. Uno de los problemas que tienen es que no saben decir no. Entonces, empiezan a inventar excusas en su vida», revela la psicóloga.

En el lado opuesto están las personas que tienen una ambición desmesurada o son envidiosas. «Mienten sin ningún tipo de pudor para

intentar poner piedras en el camino a otros que son mejores profesionales.

Se dirigen muchas veces a los jefes para conseguir una proyección que seguramente no tendrían por méritos propios. También las típicas personas manipuladoras para las cuales mentir es un recurso que utilizan para la extorsión». María Jesús alarma del éxito de muchos de estos mentirosos en el trabajo. «Suelen ser profesionales de renombre, personas a las que es difícil enfrentarse porque la mayoría de la gente se siente en inferioridad. Hacen un daño tremendo».

Si no pasa nada por mentir, como la psicóloga avisa, habrá gente que busque atajos y que haga de la mentira su medio. «Como sucede con las primeras citas amorosas, en el trabajo mentimos desde el principio». La profesional, siempre ha constatado la desprotección y falta de recursos que sufren los buenos profesionales para enfrentarse a compañeros sin escrúpulos:

«Utilizan cualquier mentira, por obscena que sea, para conseguir sus fines».

Quitar importancia es el peor favor que le podemos hacer a quien engaña. «La primera consigna con un mentiroso compulsivo es sorprenderlo y

no entrar nunca en sus provocaciones».

Respecto a las adicciones, un principio eficaz es observar cómo estas personas se aíslan, viven en un mundo paralelo y gastan demasiado: «Prometen y no cumplen. No hacen lo que dicen».

Mentiras piadosas

Una vez claro que los grandes embustes de la vida empiezan por pequeñas mentiras en nuestro día a día y que no debemos ser ingenuos porque la mayoría miente es momento de no relajarse con lo que suena bien. «Si no estamos atentos a las mentiras,

viviremos una irrealidad que, tarde o temprano, nos estallará».

Con su manual, María Jesús pretende que las personas no se dejen engañar aunque sí toleraría ciertas mentiras porque no todas son igual de malas. «Hay gente que miente por altruismo y por cariño, y en esos casos estaría justificado».

Habla de las llamadas mentiras piadosas, aquellas que soltamos para no hacer daño. «Los psicólogos decimos que

una cosa es mentir y otra no expresar una realidad.

No tenemos por qué decir todo lo que pensamos». Otro caso en el que sí vería ‘bien’ mentir es cuando nos encontramos ante personas enfermas, para no privarles de esperanza. «Si se va a morir dentro de una semana no es necesario decírselo. Quizá sea mejor expresarle que no nos queda mucho tiempo, que disfrute al máximo, que lo viva con ilusión y con ánimo… Todo el mundo tiene derecho a saber la verdad pero sin crueldad».


“¿Mi hijo tiene el pene pequeño?”: la obsesión de los padres que preocupa a los pediatras. Colaboración de Margarita Montes


Preocuparse por la salud de nuestros hijos es normal. Preocuparse demasiado, sin embargo, puede crear angustias innecesarias. Sobre todo si no sabemos distinguir entre lo que es verdaderamente importante y lo que no.  Así surgen nuevas dudas, como la de si el tamaño del pene de nuestro hijo es demasiado pequeño, y a qué puede deberse. Lo lamentaba recientemente un pediatra en una


columna


de salud en

The


New York Times

, donde advertía que tanto él como sus colegas habían percibido que los padres se preocupan más por si el tamaño del aparato reproductor de su bebé crece a un ritmo adecuado, que por la posible obesidad que está desarrollando su hijo. “Hoy día el tamaño del pene sigue siendo una preocupación que afecta a un

número considerable de hombres e incluso a algunos padres, que inducen dicha preocupación a sus hijos

”, explica la pediatra del


Hospital Universitario HM Sanchinarro


, María Teresa García, que insiste en que la mayoría de las consultas suelen realizarse durante la adolescencia, “cuando empiezan a compararse con chicos de la misma edad”. No hay que olvidar que, erróneamente, se le sigue dando mucho valor a la longitud del pene, sobre todo debido a la influencia de la pornografía en la sexualidad, por mucho que se haya explicado que no es un factor determinante en el placer sexual.



Pene oculto en niños con obesidad


La preocupación por el tamaño del pene en niños más pequeños suele darse, sobre todo, en casos de niños con obesidad. “La obesidad infantil es un problema creciente en España, la mayoría de las veces acuden al especialista por recomendación de su pediatra y en el caso de los varones es bastante frecuente que una de sus mayores preocupaciones sea el tamaño del pene”, relata la experta, refiriéndose sobre todo a los casos de pene oculto.


“El llamado

pene oculto es más un efecto óptico que un cuadro clínico como tal

. Se debe a que un pene de tamaño normal queda enterrado por la almohadilla grasa que queda frente al hueso público”, insiste por su parte Iván Carabaño, jefe de Pediatría del


Hospital General de Villalba


. Pese a ello, admite que “

se trata de un hecho que genera una gran preocupación, por motivos sociales y estéticos, especialmente entre los padres de estos niños

.

La convención social aplaude un pene exteriorizado y de la mayor dimensión posible

”.


Lo habitual es que los casos de pene oculto se den en bebés pequeños, pero bien nutridos, aunque también aparece a lo largo de la infancia en casos de niños con obesidad o sobrepeso. Esto es así porque “hay una correlación directa entre la cantidad de grasa del área suprapública y el enterramiento del pene”, indica el especialista.


Sin embargo, insiste en que no hay que alarmarse, ya que

“su prevalencia decrece progresivamente con el paso del tiempo, hasta hacerse excepcional en adolescentes con la pubertad completa”

. Esto así porque “el crecimiento lineal en estatura tiene un correlato directo con el crecimiento lineal del pene, con lo cual se exterioriza al menos la parte más distal del mismo”.


En estos casos

lo que más debería preocuparnos no es el tamaño del pene, sino la obesidad del niño, ya que según el pediatra lo que sí que pueden aparecer son “problemas locomotrices, como sobrecarga de rodillas y tobillos o epifisiolisis de cadera

; problemas respiratorios, como apnea o asma; problemas circulatorios, como hipertensión;  problemas endocrinológicos, como diabetes o resistencia a la insulina, o  psicológicos, como ansiedad, depresión, o problemas de autoestima”.



El abordaje de los padres


Una vez aclarada la parte física, queda por saber cómo afecta no solo a los padres, sino a los propios niños, la preocupación por el tamaño del pene y todo ese dañino legado social que supuestamente mide la masculinidad en función del tamaño del aparato reproductor. Según


Margarita Montes


, psicóloga infantil, “como siempre, los niños captarán si hay algo que preocupa a los padres, entenderán que es un problema y el foco de atención se dirigirá hacia allá”, de forma que muchas veces les crearemos una preocupación que no tenían. Respecto a la percepción de los niños de sus propios genitales, no será hasta los 14 y 18 años que realmente haya más cambios, y también más diferencias entre los amigos, cuando pueden surgir las primeras comparaciones.


De cara a los padres, la psicóloga destaca que es importante tener en cuenta que, hasta que no finalice la adolescencia y el desarrollo físico, no se puede hacer ninguna consideración final. Pero si les preocupa mucho, “deben ser los primeros en asesorarse para poder guiar adecuadamente a su hijo cuando vayan surgiendo las dudas o miedos para transmitirle alternativas y soluciones, no miedos y  presión”.


Así, si realmente han percibido que existe un problema con el pene del niño, que pueda afectar a su autoestima, Montes aporta consejos com

o “no culpabilizar de ningún modo, ni explícita ni implícitamente al chico, esto solo empeorará la situación”

. Otra idea importante es la de

incluir el pene “como parte de un todo, para que no caiga en darle demasiado peso y relevancia, evitando  que se convierta en un foco de atención, ni en algo que le defina”

. Así mismo, cuando ya tenga determinada edad, “sería aconsejable que el chico tenga información afectivo sexual por parte de sus padres”,  e incluso sería recomendable contar con la ayuda de un profesional especializado en terapia sexual, que le asesore e informe sobre lo que ocurre en el cuerpo de un hombre y de una mujer, durante las relaciones sexuales. “De esta  forma  podrá manejar y utilizar esta información y los posibles complejos y miedos, desde la primera relación sexual, evitando en lo posible que tenga unas primeras experiencias negativas, que puedan condicionar sus futuras relaciones”.



El desarrollo normal de los genitales masculinos


¿Pero realmente el tamaño del pene puede ser un problema? Quizás lo primero que habría que explicar es cuál es el desarrollo normal de los genitales masculinos y en qué casos sí que sería necesario acudir a una revisión médica, ya desde niños. Así, la pediatra aclara en primer lugar que “la edad a la que un varón comienza a desarrollarse es variable”, por lo que antes de entrar en comparaciones, hay que entender que es normal que cada varón tenga su propio ritmo de desarrollo.

“Algunos pueden comenzar a desarrollarse a los 9 años, mientras que otros quizá no empiecen hasta los 15 años”,

puntualiza García. Además, insiste en que “el valor normal de la longitud final del pene depende de factores genéticos y raciales, al igual que ocurre con la altura”, por lo que tampoco hay que esperar que todos sean iguales, sino que entren en una franja de normalidad.


Estos valores, según edad y raza, se recogen en


una tabla


que estima que sí que pueden existir problemas con el tamaño, que habría que consultar con un especialista. Así, se hablaría de un micropene, cuando el pene es normal en cuanto a su función y estructura, pero cuya longitud es igual o menor a 2.5 desviaciones estándar de la media para su edad y desarrollo puberal. Asimismo, este pasa a describirse científicamente como microfalo, si tiene una longitud similar, pero se acompaña además de defectos morfológicos. Sobre este hecho, María Teresa aclara que “la mayoría de los casos de pene pequeño, con un tamaño inferior al rango de normalidad, son de causa desconocida, siendo la segunda causa en frecuencia las alteraciones hormonales”.


FUENTE: Diario El País

Mamá, papá, ¿qué son los refugiados? Colaboración con El Huffington Post

Cuando llega hay que saber qué decir. Toda pregunta tiene una o varias respuestas posibles. Y acertar no es fácil. «Las mamás lo saben todo», me dice Clara desde sus cinco años cuando le confieso que no tengo ni idea sobre lo que me acaba de preguntar. «¿Qué es un gas?», me soltó mientras sacaba de la nevera agua con «un estado de agregación de la materia en el cuál las moléculas interaccionan débilmente», según


Wikipedia

. Ver la animación de las bolitas rojas y azules lo complicó todo aún más. Clara sigue sin saber qué es un gas y yo sigo sin saber cómo explicárselo. Google para nosotras no es suficiente.

El mundo, ya sea en estado líquido, sólido o gaseoso, es complejo. Si todas las imágenes de las pésimas condiciones en las que aguardan los refugiados en los campos provocan indignación, aquellas de un padre

rapando a su hijo

en el campo de Idomeni para acabar con los piojos arañaban directamente el corazón, la conciencia y el alma.

Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de la Fundación Psicología sin Fronteras cree que «los niños no son ajenos a lo que pasa en su entorno y cuando algo está en boca de todos les llega. Lo que pasa es que procesan la información en función de su edad». El mundo no es justo y poco a poco se irán dando cuenta, pero «para no generar indefensión debemos presentar alternativas y si no están de acuerdo podemos explicarles que tienen derecho a protestar». Luego está la otra cara de la moneda. La Fundación Psicología sin Fronteras atiende a refugiados que llegan a Madrid. Son personas que sufren por distintos duelos.

Guillermo identifica hasta siete en este artículo

.

A la hora de explicar o no a nuestro hijos la crisis de los refugiados, «todo dependerá de la edad», sostiene Silvia Álava, psicóloga y directora del área infantil del centro de Psicología Álava Reyes. http://old.www.alavareyes.com/ «Lo ideal sería que el niño nos pregunte, pero si no es así, salvo que sea muy pequeño, conviene que el adulto le saque el tema, dado que lo más probable es que algo sepan y que hayan visto y oído noticias relacionadas que tal vez no lleguen a comprender. Además puede ser un buen momento para trabajar la empatía». Podemos recurrir a ejemplos, si son pequeños: «antes de los once años el pensamiento es concreto y les cuesta hacer abstracciones». Silvia ha elaborado para nosotros esta impagable guía práctica, que más de un padre o madre en apuros agradecerá.


Decálogo para explicar la crisis de los refugiados a niños

  • Dejar espacio para que los niños pregunten. Si no lo hacen, salvo que el niño sea muy pequeño, el adulto puede sacar el tema, dado que lo más probable es que el niño haya escuchado o visto algo.
  • Hay que explicar el suceso adaptándonos siempre a su edad.
  • No mentirles. Deben conocer que hay países en guerra y que por eso la gente no puede vivir allí y tienen que dejar sus casas.
  • No es preciso entrar en detalles ni darles más información de la que necesitan.
  • Dejar siempre abierto el diálogo. No basta con contárselo, hay que dejar que se exprese.
  • Contestar a sus preguntas. Si nos ven dudar o que no les respondemos, buscarán la información en otra fuente y es mejor que sean sus padres quienes se lo cuenten.
  • Ayudarles a identificar las emociones. Se les puede decir que estamos tristes, y que nos duele que no puedan vivir en sus casas.
  • Explicarles que hay gente mala y vincularlo al hecho concreto de la guerra.
  • Es probable que surjan miedos e inseguridades sobre si a nosotros nos puede pasar lo mismo o si va a haber una guerra en España. En estos casos hay que tranquilizarles y explicarles que no es nada probable y que sepan que pueden estar tranquilos.
  • Es conveniente utilizar la crisis de los refugiados para trabajar la solidaridad colectiva y la empatía, por eso enviamos mantas, comida, donaciones. Incluso preguntarles qué cosas se les ocurren para ayudar.

¿Y los adolescentes? «Es muy probable que el asunto de la crisis de los refugiados les haya tocado la fibra sensible», explica Ángel Peralbo, psicólogo y director del área de adolescentes del Centro de Psicología Álava Reyes. «Generalmente tenemos tendencia a evitar que los hijos se empapen de las miserias humanas, sin darnos cuenta de que conocerlas es la única forma de desarrollarnos como personas completas, reales, maduras». En el caso de los adolescentes, «es especialmente importante que conozcan, en el mayor grado que se pueda, la verdad del drama de los refugiados en toda su dimensión, no únicamente los titulares», explica convencido Ángel, autor de estas claves muy útiles para abordar este asunto con los hijos mayores.


Decálogo para explicar la crisis de los refugiados a adolescentes

  1. Busca el momento adecuado. No tanto por el impacto de la noticia sino por el estado de tu hija o hijo. Si un adolescente no se muestra receptivo indica que no es el momento para abordar según qué cosas. Recuerda que es una etapa de cambios frecuentes.
  2. Un buen momento suele ser el instante en el que sale la noticia. Captar su atención garantizará que estén dispuestos a escuchar y sobre todo, a participar.
  3. Es muy importante que opinen y comenten lo sucedido. Permitirles que se expresen con libertad y en la medida de lo posible que participen aunque no estemos de acuerdo con sus opiniones. El tacto y un poco de mano izquierda ayudarán a conseguir que os escuchen.
  4. Apoyarnos en las imágenes va a ser muy útil, ya que las toleran mejor que grandes cantidades de información en formato verbal o escrito. Nos ayudan a conmover y a facilitar especialmente su expresión emocional. La edad les ha preparado para ver casi de todo, aunque lo preferible es que los adultos podáis aclarar el significado de ciertos impactos visuales. Pero queramos o no, hoy en día pueden acceder a una cantidad de imágenes antes inimaginable.
  5. Ayudarles a diferenciar entre connotaciones políticas del asunto y la realidad de las familias ya que son dos temas paralelos y distintos. Indefectiblemente las noticias mezclan la realidad del drama con los efectos colaterales y con los diferentes puntos de vista de los afectados por lo que la noticia se hace compleja. Muchas veces a pesar de la capacidad que se les presupone, los y las adolescentes simplifican.
  6. No saturarles. La reiteración de las noticias con frecuencia produce cierto proceso de habituación y es posible que sature, generando un insensibilización, cuando no rechazo. Es bueno que no estemos hablando del asunto cada vez que vemos la ocasión.
  7. Buscar su implicación a través de algún tipo de ayuda. Son muy receptivos a las sugerencias que les permitan sentirse útiles, lo que facilita su acercamiento al drama de los refugiados. Es una etapa en la que si valoran que ante algo no se puede hacer nada, se minimiza la conmoción y la sensibilización; en cambio, sentir que se puede aportar una ayuda, del tipo que sea, facilita la implicación emocional.
  8. Interpelarles para que opinen sobre cómo lo abordarían si de ellos dependiera. Mostrar interés y dar valor a sus ideas supone promover que se sientan importantes, útiles y sobre todo, capaces de aportar e implicarse. Esto mejorará su autoestima. Frecuentemente lo confundimos y llegamos a pensar que la mejora viene por experiencias muy positivas, pero en realidad de éstas tienen ya muchas.
  9. Debéis ayudarles en la expresión de las emociones, su entendimiento y buena gestión, ya que es una necesidad en el ser humano. Es una oportunidad para que situaciones tremendas de la vida que provocan emociones como la pena, la tristeza, el miedo, incluso la ira, puedan facilitar buenos pensamientos que las canalicen.
  10. Hay fuentes de información que profundizan más en la noticia y que van más dirigidas a entender que exclusivamente a sensibilizar o impactar. Organizaciones no gubernamentales que viven y cuentan el drama desde una perspectiva mucho más completa que la que consigue el objetivo de una cámara fotográfica. Los adolescentes están ya preparados desde hace tiempo para sumergirse en estas realidades.

No hay decálogo para comprender la miseria del ser humano. Sólo espero que los gobiernos lleguen a ser la mitad de solidarios que sus pueblos. O que esos niños y adolescentes de los que hablamos logren, por fin, un mundo más justo.