María Jesús Álava Reyes, psicóloga: «Antes, las mentiras tenían un precio. Ahora, han dejado de tener consecuencias. Es más, hay mucha gente que piensa que hay que mentir para triunfar»
Dudó entre Medicina, Periodismo y Psicología. Y no se equivocó al tomar la decisión: «Tengo la mejor profesión del mundo». En Que nadie manipule tus emociones muestra coherencia al aplicar las herramientas que predica
Nunca se había desnudado de esta manera. La reputada psicóloga María Jesús Álava Reyes (Madrid, 24 de diciembre de 1954) comparte todas las enseñanzas y aprendizajes de más de 40 años ayudando a lidiar con el sufrimiento humano. Y descubre cómo se aplica a sí misma esas herramientas. Que nadie manipule tus emociones (Ed. La Esfera de los Libros) es su publicación más especial hasta la fecha. Está dedicada a su mano derecha, Toñi, también paciente que ha atravesado un duro proceso. «Lo tenía clarísimo. Gracias a ella le he dado el empujón final».
Una vida dedicada a la psicología
Cuando llegó la hora de elegir entre Periodismo, Medicina y Psicología no se equivocó. Y no sólo por la notoriedad alcanzada. «Con todo el respeto al resto, tengo la mejor profesión del mundo», opina. Le permite ayudar a las personas en los momentos de mayor vulnerabilidad o en ese momento de la vida en que se plantean cómo sacar lo mejor que llevan dentro. Ese trato tan directo y profundo, donde te cuentan lo que jamás en su vida han dicho a nadie, es impresionante, define. «Te produce un bienestar inmenso porque siempre sigues aprendiendo«, reflexiona convencida de que el mayor conocimiento «no está en los libros, sino en las relaciones humanas». Pero, ¿cómo no llevarse toda esa implicación y preocupación a casa?
El reto de no llevarse el trabajo a casa
«Al principio, cuando tenía menos experiencia, me pasaba el día dándole vueltas y me costaba mucho separarme de mis pacientes. Rápidamente me di cuenta de que era un error, porque si no desconectaba no era objetiva ni realizaba el trabajo desde el punto de vista científico que se exige». Con el tiempo, empezó a focalizarse en el presente. «Y si era mi vida personal, haciendo una tortilla, sólo ponía mi mente en eso. Un entrenamiento que al principio te cuesta, pero cuando lo logras es fantástico».
Aún así, su móvil siempre está de guardia para aquellos casos de personas que están pasando circunstancias muy difíciles. Y le llaman. «A veces, en vacaciones o a las tres de la mañana. No es tan sencillo. Tras colgar, vuelvo a desconectar. Si no consigues un equilibrio o estabilidad emocional en tu vida, te produce un desgaste imposible de poder superar».
Mentiras sin consecuencias en la era digital
Nos encontramos en una era de avances tecnológicos sin precedentes, donde la humanidad ha conquistado logros inimaginables y, paradójicamente, el progreso exterior parece desbordar el bienestar interior. Un entorno de fake news, montajes creados con inteligencia artificial, políticos que hacen lo contrario de lo que prometen… «Antes, las mentiras tenían un precio. Ahora, han dejado de tener consecuencias. Es más, hay mucha gente que piensa que hay que mentir para triunfar«.
Manipulación emocional
¿Cómo nos defendemos? «Debemos ser extraordinariamente exigentes con la persona que miente porque no te está respetando. Y está manipulando tus emociones y tus sentimientos. Así que no le concedas credibilidad. No te quedes en las palabras, analiza los hechos». Cuestiona la información si te parece maravillosa o inusual: «Ponla en una interrogación, porque somos muy sensibles a la adulación y al halago». Las técnicas de la psicología siempre se han empleado en el mundo del marketing y las ventas. El problema es que hoy se encuentran en cualquier ámbito del día a día, critica. «Tendemos a creernos todo lo que nos dicen si estamos muy bien. En el lado opuesto, nos responsabilizamos de lo que otras personas han hecho. Y tan malo es que nos manipulen y mientan como que nos hagan sentir mal por negarte a algo. Cuanto más buena es una persona, suele ser más ingenua«.
Si no se puede salir corriendo físicamente, al menos, habrá que hacerlo emocionalmente, alerta. «Y con absoluta determinación. Hay que poner unos límites, unas líneas rojas desde las que no se tolere nada». Lo primero que hace la psicóloga cuando le llega una persona que se siente manipulada o engañada es trabajar su autoestima. «Sólo cuando recupere su confianza y seguridad podrá hacer frente a quienes le están robando su energía«.
La fragilidad emocional
Los adolescentes son quienes más riesgo corren. Álava Reyes piensa que hemos fragilizado a las nuevas generaciones, que no toleran la frustración y lo quieren todo para ya. «Los jóvenes son los que más vienen a consulta desesperanzados, inseguros y desmotivados. Hemos fracasado estrepitosamente en la educación porque es muy fácil sentirse culpable en esta dinámica de prisas, de ir corriendo a todos los sitios».
Tenemos la sensación de que dedicamos poco tiempo a nuestros hijos y sustituimos esa compañía con sobreprotección, defiende. «No les hemos preparado para la vida». Los niños necesitan enfrentarse a sus dificultades para tener recursos. «Nunca ha habido tantas autolesiones. Lo ves ante jóvenes hundidos a la mínima, diciéndote que la vida no vale la pena». No les hemos entrenado para que reflexionen y tengan una actitud crítica y cuestionadora. Por eso, la psicóloga se pregunta «por qué la mayoría de los padres compran móviles a edades tan tempranas«, cuando todos se muestran arrepentidos en consulta de habérselo dado de forma prematura. «¡Qué necesidad! No tienen ninguna defensa ni recursos ante esa manipulación de las redes sociales. ¿Cómo seguimos siendo tan irresponsables?», clama.
La psicóloga sabe de la presión social, pero cree que los chavales saben saltarse el control parental a los pocos segundos. «Nos estamos engañando y luego vemos los tremendos problemas que hay con el acoso y la pornografía».
La gran asignatura pendiente
Lanza un alegato: «Se habla mucho de la salud mental, pero se invierte poco. Pido a las empresas un esfuerzo por sus trabajadores. El número de psicólogos es la tercera parte de lo que realmente necesitaríamos en la sanidad pública».
Aún así, la profesional nos hace responsables de nuestro propio bienestar. Sin hacernos la víctima. «De pequeños aprendemos a excusarnos cuando nos regañan y algunos adultos lo siguen haciendo. La persona que se victimiza ni aprende ni avanza. Termina siendo agotadora para los que están alrededor, además. En la vida hay grandes dificultades, pero encierran enseñanzas. Quien no comete errores es porque nunca se arriesga». Reconoce que es muy duro decir esto: «Estar bien o está mal depende de cómo nos contemos la vida y reaccionemos a lo que nos está pasando. Ante peores situaciones, hay gente capaz de sobrellevarlo bien».
Una de las claves es dejar de estar pendientes de lo que nos falta y agradecer lo que tenemos. «Los psicólogos tendríamos muy poco que hacer si, para que una persona se sintiera bien, tuviéramos que cambiar todas las circunstancias de su vida, porque no dependen de nosotros. Si trabajamos la actitud, hasta en fases terminales de tu vida, puedes vivir en mejores condiciones». Álava Reyes recuerda a pacientes en paliativos poniendo la mente a su favor. «Nunca nos han enseñado, pero si lo logramos, incluso en las tragedias, no habrá dificultad que se nos resista. Vivir de espaldas a la psicología es vivir de espaldas a la vida. Si pensamos que todo nos tiene que venir bien, renunciamos a vivir y seremos infelices».
Vivir el presente
Una de las frases más célebres de la psicóloga es que «la vida empieza cada día». Si le damos la oportunidad. «El tiempo no vivido es un tiempo que has tirado». Sin embargo, permanecemos en la culpa pasada o la ansiedad por la incertidumbre futura. «Hay un drama, que no nos han enseñado inteligencia emocional».
En el currículum escolar sigue sin haber nada que nos cuente cómo somos las personas, cómo conocernos, cómo ganar confianza, cómo desactivar tensiones… Mucha gente no vive dándole vueltas a situaciones que no van a volver a repetirse de nuevo: lo que me hicieron, lo que yo hice… El pasado es muy útil si aplicamos las enseñanzas al presente. También hay personas anticipándose. Pensando que ya le dedicarán tiempo a sus hijos cuando se estabilicen en el trabajo y ese más adelante nunca llega. Yo no conozco a nadie arrepentido de haber trabajado poco, pero sí de haber trabajado mucho«.
Por qué estamos tan mal tras la pandemia
¿Qué hacemos con las personas que no pueden pagarse el psicólogo pero necesitan esa ayuda? Álava Reyes afirma que un 40% de quienes necesitarían ayuda y tratamiento en salud mental no lo están teniendo. Por eso ha creado una fundación para subvencionarles, aunque reconoce que es una gota de agua en el océano y hace falta mucho más. «La pandemia ha sido un antes y un después. La gente nunca ha estado tan mal. Está crispada y tensionada. Es exigente, protesta todo el tiempo. Esa incertidumbre que nos llevó a saber que no hay nada seguro en la vida nos ha debilitado mucho».
Hace una llamada a los poderes públicos para poner al alcance de la inmensa mayoría de las personas los recursos que la psicología científica nos ofrece, demostrando su compromiso con programas de prevención. «Tenemos el dudoso honor de ser el país de Europa que tiene más consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Una baja por salud mental son 108 días de media. Cuanto mejor estén tus trabajadores, mejor va a ir tu cuenta resultados. Esa inversión es la que tiene un mayor retorno, en productividad y bajada del absentismo».
Ejercicio para sentirse mejor
¿Y cómo podemos gestionar mejor el estrés para salir de esa productividad infinita del hacer? Si quieres intentar cambiar algo, debes ser consciente de lo que está pasando, asegura. «Yo digo a mis pacientes que apunten lo que sienten cuando estén muy mal y cuando estén muy bien. Que anoten esa emoción: tristeza, apatía, alegría, satisfacción… Al cabo de una semana, les pido que analicen qué se han dicho. Si se han hablado mal internamente o han dicho, ‘venga, vamos a intentarlo, seguro que lo vamos a poder conseguir, no te desanimes, es normal…’. Si nos hundimos tenemos que forzarnos por intentar tener otro pensamiento alternativo. La mente se cree todo, no tiene filtro. No sabe cuándo exageramos ni distingue de tiempos. El recurso más potente que tenemos es dejar de ser catastrofistas».
¿Y como sociedad? «Estamos abusando de las personas más comprometidas en el trabajo y, al contrario, premiando a los que se escaquean». Cuando tenemos un perfil al que le cuesta decir que no y va a intentarlo por todos los medios, le sobrecargamos de trabajo, comenta la psicóloga. «Deberíamos ver el trabajo desde un anfiteatro y analizar qué persona es colaboradora o egoísta, el buen compañero o el trepa que se intenta aprovechar, el jefe cercano y el déspota». Una vez situados, deberíamos tener claro que no hay salario que pague el sufrimiento. «Intentemos disfrutar de nuestro trabajo».
¿Qué puedo yo hacer para sentirme bien si es rutinario o no dispongo de autonomía? «Enfocándolo con buen ánimo y humor, arrimándome a los que tengan buena actitud y poniendo límites a los que abusan de tu sensibilidad y buena disponibilidad. El día que no disfruto de mi trabajo, envejezco prematuramente. Una persona alegre crea buen ambiente en la organización. Una persona crispada se convierte en una especie de cáncer. Cualquier trabajo, hasta el más aburrido, se puede hacer desde la alegría o desde la desesperanza. Hay que ayudar y humanizarse. Pedir que nos escuchen», concluye.
Que nadie manipule tus emociones: la psicología cambió mi vida y puede cambiar la tuya
Se puede comprar aquí. Editado por La Esfera de los Libros