Suicidio: ¿Un problema silenciado?. Colaboración de Montserrat Montaño con RTVE.
Esther Pérez-Amat
RTVE.
Hablar adecuadamente de suicidio ayuda a prevenirlo
Cerca de 800.000 personas se suicidan cada año en el mundo; más que las guerras y los homicidios juntos. Es una cifra alarmante que no copa titulares en los medios de comunicación. No se comenta en las tertulias, nunca es noticia en los telediarios. ¿Por qué? Analizamos las cifras del suicidio, un tabú silenciado del que hay que empezar a hablar.
Pero antes de comenzar, te invitamos a que reflexiones sobre algunas cuestiones.
¿Cuál es la primera causa de muerte no natural en España?
Desde hace 11 años el suicidio es la principal causa de muerte externa en España, causando el doble de muertes que los accidentes de tráfico, 13 veces más que los homicidios y 80 veces más que la violencia de género.
En la última década las políticas preventivas en los casos de tráfico y violencia de género parecen haber conseguido disminuir las víctimas por este motivo (-44% y -30%, respectivamente). No ocurre lo mismo con los suicidios.
Andoni Anseán, psicólogo y presidente de la Sociedad Española de Suicidología, reclama un plan nacional integral que aborde este grave problema de salud pública para conseguir que también disminuyan estas cifras. «Registramos una media de 10 suicidios al día, uno cada 2 horas y media y desde luego no tiene la proporcionalidad sanitaria, social, política, ni mediática que merece este problema”.
A la hora de analizar las estadísticas relativas al suicidio, también hay que tener en cuenta que puede haber muertes por otras causas externas que queden fuera de estos registros, como son los casos de ahogamientos y envenenamientos, caídas u otros accidentes, que pueden llegar a ocultar muertes por suicidio que no son asignadas a esta causa.
¿Cuántos suicidios se registraron en España durante el año 2016?
¿Qué lugar de la tabla ocupa España en el ránking mundial?
El suicidio provoca en torno a 800.000 muertes en el mundo, más que las guerras y los homicidios juntos.
No es fácil recoger datos fiables en todo el mundo sobre el suicidio y los intentos de suicidio. La OMS trabaja con los datos de solo 60 estados miembros que disponen de un registro civil de buena calidad para estimar tasas de suicidio.
Como se aprecia en la gráfica, España (7,6) posee unas tasas de suicidios significativamente menores que otros países. Algunos países exsoviéticos Lituania (29,8), Hungría (19,4), Latvia (18,1), Eslovenia (18,1), Estonia (17,5) encabezan las lista, junto a Corea del Sur (28,7) y Japón (17,6).
En su parte más baja se sitúan Sudáfrica (1,2), algunos países mediterráneos como Turquía (2,6) o Grecia (4,7) y países sudamericanos como Colombia (4,8), México (5,5), Brasil (5,7).
Nuevamente es difícil encontrar causas científicas que expliquen estos datos. Según la OMS, el suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2016 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo; es un problema global que afecta a todas las regiones del mundo.
Por cada suicidio consumado, ¿cuántos intentos ha habido?
Por cada adulto que se suicidó, posiblemente hubo otros 20 intentos, según datos de la OMS. Esta cifra varía mucho según el país, la región, el sexo, la edad y el método de suicidio.
Romper el tabú del suicidio y empezar a hablar de él sin miedo es un primer paso para poner freno a este problema. Durante mucho tiempo se pensó que hablar del suicidio incitaba a otras personas a cometerlo y se silenció, sobre todo en los medios de comunicación, por un supuesto ‘efecto contagio’, explica la psicóloga Montserrat Montaño. Diversas investigaciones, añade, han puesto de manifiesto que “la gente no va a querer matarse porque escuchen que otros se han suicidado, pero si desea quitarse la vida y conoce que un método ha sido efectivo, puede adoptarlo y que su tentativa se haga letal. Convendría, por tanto, hablar del suicidio y obviar la información sobre el método».
En este sentido diversas guías profesionales animan a los medios de comunicación a visibilizar este problema de salud con responsabilidad. La propia Organización Mundial de la Salud aconseja, desde el 2002, que se dé visibilidad al suicidio con normalidad.
¿Cuánto se invierte en España en prevenir el suicidio?
La respuesta es cero euros. En España no se invierte dinero en la prevención del suicidio a nivel estatal. Solo hay algunas comunidades autónomas que tiene programas puntuales de muy reciente creación como Asturias, Cataluña o Valencia, donde aún es difícil evaluar su efectividad por su corto recorrido.
La ministra de Sanidad, Carmen Montón, tuvo un primer encuentro en septiembre de 2018 con asociaciones y afectados por el suicidio en España con el objetivo de poner en marcha una Estrategia Nacional de Salud Mental y un plan integral de prevención del suicidio; tras el cambio de cartera ministerial no hay nuevos avances en este proyecto.
«¿Por qué no se hace una buena campaña de prevención del suicidio ofreciendo medios, alternativas, invirtiendo en la salud psicológica y emocional?», se preguntan desde el Teléfono de la Esperanza. La misma denuncia reivindican desde la Fundación Salud Mental España. «Mientras no seamos conscientes de que tenemos un problema, jamás vamos a hacer nada para solucionarlo», enfatiza su presidente Andoni Anseán.
A nivel político, el suicidio es una lacra social que hay que abordar y prevenir como se hace con los accidentes de tráfico o la violencia de género. Desde un plano más individual, la primera recomendación si estamos ante personas con ideas suicidas, es hablar sin tapujos, poner el problema encima de la mesa y actuar ante los primeros síntomas. «Quien quiere vivir no se plantea matarse por mucho que se hable de ello, y quien de verdad lo está pasando tan mal como para contemplarlo, siente una gran liberación al saber que puede hablar de cómo está, de lo mal que se siente y de esos pensamientos suicidas que también resultan dolorosos para ella», asegura la psicóloga Montserrat Montaño.
En este vídeo creado por la Clínica Mayo para prevenir el suicidio en adolescentes, lo dejan claro: «Cuando una persona piensa en matarse, quiere que le pregunten. ¿Estás pensando en suicidarte? ¿Cómo puedo ayudarte?»
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