Silvia Álava, psicóloga: «El ‘Blue Monday’ se inventó para vender billetes de avión. Todas las emociones son buenas»
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«Las nuevas tecnologías son un chupete emocional», afirma la autora del recién publicado ‘¿Por qué no soy feliz?’
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Sobre la salud mental en pandemia, advierte del aumento de la prevalencia y la gravedad de los síntomas, sobre todo entre los más pequeños y los adolescentes: «Es muy difícil que un niño esté bien si sus adultos de referencia no lo están».
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Es especialista en Psicología Educativa: «El juego es el vehículo perfecto para conectar a padres e hijos».
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Este lunes es ‘Blue Monday‘, el día conocido por ser supuestamente el lunes más triste del año. ¿Es así para usted? Sea un buen o un mal lunes, lo importante es entender nuestros sentimientos y aceptarlos. Así lo explica la psicóloga Silvia Álava, que acaba de publicar el libro ¿Por qué no soy feliz? (Harper Collins). En sus 289 páginas desgrana la idea de que ser feliz no significa habitar en el «país de la piruleta», sino aceptar las circunstancias de uno mismo y aprender a convivir con ellas «lo mejor posible».
Desmontemos el ‘Blue Monday‘, un invento publicitario. ¿Qué razones hay para ser feliz cualquier día?
El ‘Blue Monday’ no existe, se inventó para vender billetes de avión. Nos hemos quedado con esta historia que no cuenta con ninguna base científica. Es cierto que todos en determinados momentos vamos a tener un día triste, que es desagradable y a nadie gusta, pero eso no significa que sea malo. Hay que entender que todas las emociones son buenas porque nos dan información que hay que aprender a escuchar e interpretar para poder tomar decisiones.
Dice en el libro que la felicidad no hay que salir a buscarla, que está dentro de nosotros.
Hasta qué punto nos han vendido la idea de que necesitamos ser felices para estar bien. Parece que hoy en día la forma de mostrar al mundo que has triunfado en la vida es haciendo un montón de fotos de actividades divertidas y compartirlas en las redes sociales. En absoluto tiene por qué ser eso el éxito. Es imposible estar siempre bien. El secreto es vivir la vida desde la calma y encontrándome en paz conmigo mismo. Y si no estoy donde quiero estar, por lo menos estar en el camino que me lleva hacia donde quiero estar. Una de las causas de los problemas emocionales y de salud mental es cuando no estamos donde queremos estar y cuando dejamos de vivir alineados con nuestros valores.
«Una de las causas de los problemas emocionales es cuando dejamos de vivir alineados con nuestros valores»
Cada persona tiene su propia lista de asuntos con los que nos autoengañamos. Nos cuesta mucho asimilar que tenemos un problema o que hay algo que no va bien dentro de nosotros. Una de las estrategias a veces es adoptar un rol de víctima. Eso no significa que en ocasiones no lo seamos, porque hay gente que vive situaciones muy complicadas. ¿Pero qué pasa cuando adoptamos este rol? Pensamos que los que tienen que cambiar son los demás. Ponemos el foco del área de acción en los demás, cuando en realidad hay que trabajar centrándonos en lo que podemos hacer nosotros para llevarlo lo mejor posible. Hay problemas que tienen solución. Esto es fácil. Pero hay muchos problemas que no la tienen. Hay que poner el foco no en como solucionarlo, sino en la aceptación, que no es resignación. Acepto las emociones desagradables y luego pongo mi foco en cómo voy manejando estas emociones y me dedico a vivirlas de la mejor forma posible. Es mentira que siempre haya que sonreír, pero hay que llevar las cosas lo mejor posible.
¿En qué se diferencia una emoción de un sentimiento?
No son sinónimos. Una emoción es algo que se produce muy intenso y breve, como una reacción automática en el cerebro. El sentimiento es aquello que te dura en el tiempo porque incluye la emoción (las alteraciones que se producen en el cerebro que se traducen a nivel físico) más la interpretación que le hemos dado.
¿Cómo compensamos las emociones desagradables?
Tenemos muchas estrategias. Si las sentimos, tenemos que propiciar y crear emociones agradables. Para compensar cada emoción desagradable que sentimos tenemos que buscar tres agradables. ¿Cómo? Fomentando las relaciones sociales, el contacto con los demás genera emociones agradables y lo necesitamos, la pandemia nos lo ha demostrado; cuidar el entorno y la familia, son una fuente muy importante de emociones que hay que intentar cuidar; aprender a disfrutar de las pequeñas situaciones agradables cotidianas, como una ducha caliente, cerrando los ojos y siendo conscientes del placer que nos reporta, un café a media mañana, párate a sentir el olor y el calor de la taza, una conversación agradable con un amigo, un meme que te envían y te hace reír… Un ejercicio que hacemos es anotar tres situaciones agradables de cada día.
«Cada persona tiene su propia lista de autoengaños. Nos cuesta mucho asimilar que tenemos un problema»
¿Qué pesa más para ser feliz: la genética o las circunstancias?
Según los estudios de la doctora Sonja Lyubomirsky, el 50% de nuestra felicidad ese debe a nuestra genética, el 10% son las circunstancias que nos toca vivir, y tenemos todos capacidad de mejoría de un 40%, que es bastante y es en el que más nos podemos centrar. ¿Qué podemos hacer? Aprender a identificar las emociones desagradables, regularlas, hacer una poco más de educación emocional, que nadie nos lo ha enseñado. Ahora algunos coles y empresas lo están empezando a hacer, pero nos gustaría que se extendiera a toda la población, para entender qué nos pasa. Porque cuando lo tenemos claro, se abre abanico de posibilidades de acción y reacción para cada vez sentirme mejor.
La salud mental es una inversión a medio-largo plazo. En primer lugar, hay que incremental el número de plazas de psicólogos en la Seguridad Social. En aquellos centros de Atención Primaria en los que hay un programa de terapia de grupo con psicólogos se disminuyen más los síntomas de depresión y ansiedad, con mayor efecto prologando en el tiempo, que cuando se toman únicamente psicofármacos. Poner psicólogos en los centros de salud es una inversión y funciona. La población necesita acceso relativamente fácil y rápido a la salud mental porque si no, con las listas de espera que hay, llegan con problemas ya cronificados.
En segundo lugar, se trata mucho de trabajar desde la prevención, dotando de educación emocional a la población. Podemos empezar, por ejemplo, por los niños en el colegio, enseñando estrategias de regulación emocional. Se trata de dotarles de herramientas para saber afrontar situaciones desagradables o traumáticas. Pero esto no excluye el refuerzo en la Seguridad Social. También hay asociaciones y fundaciones que ofrecen tratamientos de bajo coste o becas para los mismos si se reúnen una serie de características.
¿Se medica en exceso la depresión?
El problema es que abusamos de los psicofármacos, que en determinados momentos hay que utilizarlos. Pero el problema es que la medicación alivia los síntomas pero no enseña recursos o estrategias. El efecto de las terapias es mayor que el de los psicofármacos y sobre todo se mantiene más a largo plazo porque se aprenden herramientas para manejar el estado de ánimo. Estamos en un momento en el que sí se abusa de la medicación porque hay muchas personas que están teniendo problemas de salud mental que el Sistema Nacional de Salud no es capaz de absorber. Volvemos a que necesitamos más psicólogos en el SNS.
«El efecto de las terapias es mayor que el de los psicofármacos y sobre todo se mantiene más a largo plazo»
¿Qué diferencias muestra la depresión en hombres y mujeres?
Sí hay diferencias por sexo. La prevalencia en las consultas de psicología es mayor en mujeres. Sin embargo, los hombres se suicidan más que las mujeres. A los hombres les cuesta más pedir ayuda. A las mujeres nos cuesta menos hablar de nuestras emociones, reconocer que tenemos un problema y pedir ayuda. Hay que desterrar mitos como ‘mostrar las emociones es de blandos’. Es justo todo lo contrario: decir lo que necesito y siento en un determinado momento es algo de ser muy fuerte e inteligente a nivel emocional. Esto hay que enseñárselo a los pequeños y también a los adultos.
¿Qué consecuencias tiene no saber conectar con nosotros mismos ni enfrentarnos a nuestros sentimientos y huir en su lugar a refugiarnos en las pantallas?
Nos da mucho miedo sentir y a darnos cuenta de que estamos sintiendo cosas desagradables. En esas situaciones intentamos tapar las emociones con lo que tenemos más a mano, que es por ejemplo el teléfono móvil y las redes sociales. Esto sí puede ser peligroso. Estamos usando las nuevas tecnologías como un chupete emocional. Hay que perder el miedo a sentir, a mirarnos hacia adentro, a nosotros mismos. Hay muchas personas que sienten vértigo al no saber qué es lo que se van a encontrar y no tener estrategias para ello. Para lanzarse a la piscina hay que estar seguros de que sabemos nadar o tenemos un buen flotador.
¿Está recibiendo en consulta muchas personas afectadas por la pandemia? ¿Qué tipo de problemas o huellas en la salud mental está creando? ¿Cuál es el perfil de los pacientes más afectados?
Los profesionales de la salud mental llevábamos tiempo advirtiendo de la ola tan grande de salud mental que íbamos a sufrir. Esa ola de salud mental ya está aquí y la llevamos viendo desde hace tiempo. El curso pasado ya fue especialmente complicado. Se han incrementado los problemas de salud mental en niños, en adolescentes y en adultos. La pandemia, las restricciones, el miedo que nos genera la incertidumbre está dejándonos inválidos emocionalmente y se han incrementado mucho los trastornos de salud mental, de ansiedad, de estrés postraumático, la depresión, los trastornos obsesivos, en adolescentes han aumentado las ideas autolíticas y autolesiones, los trastornos de la conducta alimentaria… Y el problema es que no solo se ha incrementado la prevalencia sino también la gravedad de los síntomas, y lo más llamativo es la población infantojuvenil. Cada vez vemos chicos más pequeños, por ejemplo, niños con 12 años que ya tienen ideas de suicidio.
«La prevalencia en las consultas de psicología es mayor en mujeres. Sin embargo, los hombres se suicidan más»
Aún no se sabe cuándo, pero cuando llegue el momento, ¿cómo preparamos a los más pequeños para salir de la pandemia, quitarse las mascarillas y perder el miedo al virus?
Cuando trabajamos con los niños hay que trabajar con todo su entorno. Es muy difícil que un niño esté bien si sus adultos de referencia no están bien. Hay muchos niños y niñas que tienen problemas porque todavía están en una edad en la que necesitan que sus padres y madres sean quienes les estén corregulando, pero es que nos estamos encontrando con muchos adultos que no son capaces de regularse a ellos mismos, ni tampoco a sus hijos o hijas. Y no porque no quieran, sino porque no pueden, no tienen estrategias, porque bastante mal están ellos como para hacerse cargo de una personita más. Es fundamental trabajarlo en familia. Y volvemos a la importancia de la inversión en educación emocional.