«La pandemia ha sido un golpe maestro para toda la humanidad». Christine Lebriez para «El Periódico de Aragón»
Aunque vive entre Madrid, París y Zaragoza un golpe de suerte hizo que Christine Lebriez, psicóloga y coach empresarial francoaragonesa acabara confinada en su ciudad natal. Aquí la experiencia le dio para varios proyectos, incluyendo un libro sobre los efectos de la pandemia, que verá la luz pronto.
Más allá de la parte profesional, lo suyo en esta pandemia también ha tenido parte de aventura…
Así que, aunque viva entre París, Madrid y Zaragoza, al final fue en su ciudad natal donde acabó confinada con su madre…
No se me ocurre ningún otro sitio mejor en el mundo, ni la mejor compañía, donde haber experimentado esta intensa vivencia humana del confinamiento. Soy franco-aragonesa a muerte y llevo a Agustina de Aragón y a Juana de Arco en mis venas, y así lo represento por el mundo. Hemos cumplido con escrupulosa y extrema rigurosidad el confinamiento. Era eso o la posibilidad del contagio, así que lo tuvimos cristalinamente claro. Yo he tenido un tiempo excepcional para hacer cosas que jamás hubiera podido hacer.
Por ejemplo, escribir un libro.
Ante situaciones extremas, límites y difíciles, es cuando uno debe de ser resiliente, creativo y con templanza. Empecé a asistir personas y directivos con miedo, con angustias, con situaciones muy difíciles de lidiar encerrados contra voluntad, con fobias, con adicciones, familias que discuten, empleados y equipos, padres separados, espacios demasiado reducidos para la mente humana…. Y amigos sanitarios al pie de la batalla. Un buen día me puse a escribir todas las casuísticas, y descubrí que, en todo el mundo, en los distintos paises y ciudades, se habían producido situaciones emocionales muy similares y comunes: el shock, la incredulidad, el miedo, la estampida, la muerte de un ser querido… Y así empezó todo. Y no solo escribiendo, sino creando un montón de proyectos nuevos.
Entonces el libro está centrado en los efectos psicológicos de la crisis. ¿Hay muchos?
El libro es uno de los proyectos, junto con mi compañera Marta Díaz. Efectos psicológicos sí que hay. Esto no es un síndrome posvacacional. La desorganización, el desequilibrio y la incomprensión, así como la incertidumbre continuada, van a dejar mella, y va a crear, en algunos casos, cicatrices y secuelas. A algunos les va a agravar lo que ya tenían antes de la pandemia, y a otros les va a surgir y aflorar como nuevo. Aunque también es cierto que otras personas tras las crisis, salen reforzadas y con nuevos aprendizajes. A la situación de estrés vivida se suman en algunos casos, traumas que han sufrido algunas personas que han tenido pérdidas complicadas o con duelos no resueltos o que tuvieron que confinarse sin tener contacto con un afectado por coronavirus. Se ha vivido estrés, angustia, apatía… Y esto va a crear secuelas y cicatrices patológicas de tipo ansioso como trastornos de ansiedad, crisis de estrés, trastornos de pánico, pensamientos negativos y rumiaciones. Pero, por otro lado, hay otras enfermedades mentales como esquizofrenias, psicosis o neurosis, que tienen antecedentes familiares o con cierta predisposición genética, en las que esta cuarentena ha sido un entorno facilitador para que ahora afloren y se manifiesten o inicien. También ha habido personas con determinadas adicciones o abusos como alcohol, hachís y estupefacientes y que han sufrido algún tipo de episodio en esta época de aislamientos, donde no han podido ver satisfechos sus momentos punta de necesidad, y que pueden favorecer momentos de crisis y de alto estrés pudiendo haber alteraciones importantes, aunque pueden manifestarse más tarde.
¿Durante este tiempo, usted ha seguido atendiendo pacientes?
–Sin duda, las personas son mi prioridad y atiendo en presencial, pero también es cierto que yo ya llevaba años trabajando también online, por teléfono… Fue mi manera de alcanzar países de habla hispana, francófonos e ingleses. Así que para mí esto no ha sido nada nuevo, lo llevo practicando hace muchos años.
Los psicólogos en diferentes comunidades acabaron creando grupos de ayuda o apoyo a quien lo necesitaría, incluso gratuitamente.
Así es, yo al menos he estado en cuatro agrupaciones diferentes, además de atender privadamente en mi línea.
Esto tiene que ver, al final, con uno de los conceptos que usted trabaja: la resiliencia.
Teóricamente las crisis servirán para mejorar o empeorar al individuo y a la sociedad. La pandemia ha sido un gran golpe maestro a la humanidad entera, sacándonos por sorpresa de nuestra zona de confort y hábitat, llevándonos a escenarios inciertos y haciéndonos aprender contundentemente que el cambio, lo incierto, el caos, la impotencia y la ambigüedad, son grandes verdades y constantes en la vida humana, independientemente de la raza, religión, edad, estatus… Todos hemos estados expuestos sin diferencia a lo mismo. El ser humano tiene que levantarse nuevamente, confiar y edificar a partir de todo lo derrumbado.
Se habla mucho de la resiliencia. ¿Qué es?
La resiliencia es la clave de todo, es la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas y salir fortificados de ellas. Todos conocemos casos de personas que a pesar de la adversidad resurgen como el Ave Fénix de sus cenizas, si cabe aún más fuertes y resistentes. Las personas resilientes no son superhombres o supermujeres que hayan nacido con características especiales, Se trata de hombres y mujeres normales que se han autoconstruido. El ser humano está diseñado para vacunarse emocionalmente contra la adversidad, y eso es ser resiliente. Una persona resiliente es : gestiona el estrés, tiene tolerancia a la frustración, tolera la incertidumbre, es flexible y sabe adaptarse para no ser rígida, sabe regular sus emociones, confía en si mismo y en sus capacidades, ve las dificultades como oportunidades, es perseverante y constante, tiene un optimismo objetivo, tiene humor para afrontar la adversidad, capacidad de empatizar, es sociable, vive el momento presente, es imaginativo, tiene aceptación y compromiso, y evita la queja. Aunque una experiencia adversa sea siempre desagradable, paulatinamente se va gestando la idea y la sensación de que seremos capaces de superarla, y salir fortalecidos de ello. Pero para realmente sacar partido a las experiencias adversas, y salir fortalecidos hemos de entender, gestionar y aceptar lo sucedido.
El otro día, mirando su web, me di cuenta de que el Covid tenía ya una entrada propia. ¿Tanto cree que va a cambiar nuestra mente?
Sin duda impacto e influencia en nuestras mentes tendrá y está teniendo, y en un sentido u en otro algo nos va a cambiar. Esto va a crear cicatrices y secuelas, a unos más que otros, pero nadie sale indiferente de lo vivido. No hay persona bajo la faz de la tierra, que vaya a salir igual tras esta crisis o cualquier otra. No es posible volver a ser quien éramos porque el impacto de lo vivido, deja una huella imborrable que debemos esforzarnos por hacer que sea la marca de nuestro renacer como individuos y sociedad. Hemos de recuperar el nivel de funcionamiento equilibrado (o similar), que existía antes de la pandemia, para poder superar el trauma vivido. Hemos pasado mucho tiempo y muy continuado a elevados ritmos de estrés de modo que la mente, el cuerpo y el sistema inmunológico acaban agotados. Sin embargo, si, es totalmente cierto, que hay personas que tras las crisis salen reforzadas, más seguras y altamente integradas, y en esta pandemia sucede igual, no todo el mundo la ha experimentado del mismo modo.
Y, ¿de qué depende la respuesta de cada uno?
De una gran cantidad de variables: Los recursos personales psicológicos, materiales y sociales. También los aspectos culturales, grupo social, comunidad a la que pertenece, el grado de dependencia… Las variables biológicas, psicológicas, sociales y ambientales son diferenciadoras en cómo afectan y resuelven los individuos los estados de crisis. La historia personal de vida, los hábitos más o menos saludables… La adaptación a la normalidad dependerá de estas variables.
¿Hay alguna fórmula para afrontar la incertidumbre del nuevo mundo?
Intentaré dar unos cuantos ingredientes para la fórmula que todos buscamos. La capacidad de adaptación y resiliencia es fundamental. Volver a “la normalidad” supone que nos preparemos a otro escenario, pues no será todo exactamente igual que antes. Hemos de intentar ver lo sucedido, como una importante vivencia en nuestras vidas, algo que hemos de aceptar e integrar. Recomiendo librarse de los miedos, pues es necesario para poder vivir sin que este nos paralice. Y hay que ser pacientes; cada uno tiene una velocidad y un ritmo y ha de atender a sus circunstancias. También es aconsejable retomar los hábitos sociales que han sido castrados durante la fase de confinamiento, volver a socializarse en la medida de lo posible. Otro ingrediente fundamental para la fórmula, es que hay que tener tolerancia a la frustración, ya que algunas cosas no serán como las teníamos antes y no volverán a serlo. Por otro lado, mucho cuidado con lo que nos decimos internamente. Es crucial para los nuevos tiempos “el dialogo interno”. Un dialogo interno constructivo y positivo ayuda a salir hacia adelante en lugar de mirar al pasado que ya no volverá. Debemos reflexionar y meditar sobre cada uno sobre su experiencia, seguro este tiempo ha dado algo valido que de otro modo no hubiéramos obtenido. Este episodio ya forma parte de todas nuestras vidas y tenemos que darle un espacio y un tiempo para empezar ya a ponernos a diseñar el siguiente capítulo de nuestras vidas
Desde los 26 años usted, más allá de la psicología clínica, ha trabajado para grandes empresas. ¿Qué aporta la psicología o el coaching en esta situación?
Indudablemente muchísimo. La Inteligencia Emocional es el ingrediente secreto de la pócima del éxito empresarial. Son los nuevos líderes; son los líderes de estos nuevos tiempos, en las organizaciones del futuro cuyo cambio se ha acelerado forzadamente.
La marca que se exige hoy en día a un gran líder es la de la inteligencia emocional, y ya era hora de que se reconociese. En un mundo donde la velocidad de la luz ya es lenta, donde las formas de trabajar han cambiado radicalmente, la desubicación se impone, y la diversidad es obvia y el teletrabajo, habitual, es donde sólo los líderes y empresas que realmente cultivan estos conceptos quienes van a triunfar y sobrevivir. La buena noticia para todos es que la inteligencia emocional se puede entrenar e incrementar. Y, como coach, llevo muchos años dedicada a ello con éxito.
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