DUELO INFANTIL
El duelo que tiene que hacer un niño como en el caso de los adultos es un proceso único y muy complejo, por ello la forma de abordarlo va a depender de la edad del niño y su nivel de desarrollo evolutivo.
Ante el fallecimiento de un ser querido, los adultos pensamos que los niños no hacen el duelo, es decir, no sienten la pérdida o no la entienden. Actuamos erróneamente cuando ocultamos qué es lo que esta pasando en esos momentos.
¿Cómo y cuándo dar la noticia?
Es una realidad que resulta muy doloroso y difícil hablar de la muerte con un niño, pero es mejor hacerlo lo antes posible. Pasadas las primeras horas de mayor dramatismo y confusión, hay que buscar el momento y lugar adecuados, explicándole al niño con las palabras más sencillas posibles lo sucedido, por ejemplo: “Ha ocurrido algo muy triste. La abuelita ha muerto. Ya no esta con nosotros porque ha dejado de vivir”.
¿Cómo percibe el niño la muerte según la edad?
¿Cómo reacciona el niño ante la muerte?
El niño pasará por las mismas fases que pasa un adulto para elaborar la pérdida. Las manifestaciones las podemos encontrar o inmediatamente después de la pérdida, o pasado un tiempo de la misma. Las más frecuentes son:
- Confusión y conmoción ante la pérdida del ser querido.
- Vuelta a etapas de desarrollo anteriores, es decir, es posible que el niño actúe de manera más infantil, demande más atención, que hable de nuevo como un bebe, etc.
- Gran miedo de perder a otro ser querido o persona importante para él.
- Tristeza que suele manifestarse con insomnio, falta de apetito, miedo a quedarse solo, disminución del rendimiento escolar, falta de interés por las cosas que antes le gustaban, y deseo de irse con la persona fallecida.
- A veces pueda que el niño se sienta culpable de la muerte del ser querido por cosas que ha hecho o dicho o deseado.
- Ira, que se puede manifestar con juegos violentos, pesadillas e irritabilidad.
De igual manera que cada niño tiene un ritmo de desarrollo individual, cada niño tiene un concepto personal de la muerte sobre el que influye su edad, su formación intelectual, así como su situación familiar y escolar.
Hasta los 3 años
generalmente ven la muerte como algo provisional y reversible. Hasta esta edad el niño no tiene definido lo que es la muerte, la ven como algo impersonal, temporal y reversible, debido al pensamiento mágico característico de esta edad. Por ello, es importante que los adultos expliquen tantas veces como sea necesario lo que significa la muerte. Para el niño la persona fallecida sigue existiendo y piensan que volverá a formar parte de su vida en un futuro. Para que el niño entienda qué es la muerte, se pueden usar ejemplos de la vida cotidiana donde la muerte está presente cómo, por ejemplo, en la naturaleza, los animales de compañía, etc. Los niños de esta edad manifiestan la percepción de la muerte a través de alguna de la siguientes reacciones: llanto constante, irritabilidad, falta de apetito, duermen poco y/o mantienen una constante búsqueda de la persona fallecida.
De los 5 a los 9 años
En estas edades ya empiezan a entender que la muerte es algo definitivo, pero todavía no lo conceptualizan como algo personal, es decir, piensan que tanto sus seres queridos como ellos nunca se van a morir.
Pasados los 9 años
Los niños de esta edad tienen una concepción de la muerte como algo natural, físico, irreversible y universal. Saben que tanto ellos como sus seres queridos morirán algún día pero no tienen plena conciencia de la verdadera realidad es decir, a los cambios que van a tener que adaptarse.
Es recomendable que el niño forme parte del velatorio, funeral…formar parte de todo esto va a hacer que entienda mejor la muerte y que vaya iniciando su proceso de duelo infantil. Es recomendable que con anterioridad le expliquemos detalladamente todo lo que se va encontrar y el porqué de estos ritos, para que entienda la realidad que se va encontrar. Es importante dejarle claro que la persona fallecida no siente nada malo: ni dolor, ni frío, ni hambre…