PROBLEMAS DE CONDUCTA

Las dificultades de conducta son el principal motivo de demanda de terapia tanto en la infancia como en la adolescencia.

Suele tratarse de niños a los que les cuesta interiorizar normas y límites, les cuesta obedecer, cuestionan la autoridad, retan a los padres… y estos se ven muchas veces desbordados por la situación, y los padres ven que necesitan ayuda. El desgaste emocional para los padres, y para los hijos, es muy fuerte, por lo que convienen realizar una terapia orientada tanto a los padres, indicándoles como manejar la situación, como con los niños, para que aprendan habilidades y estrategias de autocontrol.

En estos casos, la variable que siempre predice mejor el éxito de la terapia es que los padres se involucren. Cuando los padres siguen las pautas y las normas establecidas en la terapia, los problemas se suelen solucionar con relativa facilidad. De hecho muchas veces los padres nos comentan que si llegan a saber como manejar al niño antes, se hubieran ahorrado muchas horas de sufrimiento y de disgusto.

¿Cómo trabajamos en el Centro de Psicología Álava Reyes?

Nuestra forma de trabajar en esta área, es la siguiente: se les pide a los padres que hagan registros sobre aquellas conductas o situaciones conflictivas con sus hijos, y que las recojan con la mayor precisión posible. Anotando el día y la hora que es, dónde están qué están haciendo, quienes están, lo que hace o dice el niño, y lo que hacen o dicen ellos u otros adultos o familiares presentes.

Una vez que tenemos ese material, lo analizamos con ellos, y vamos desgranado, hasta que sabemos que es lo que le pasa al niño, porque actúa de esa forma, y sobre todo, les damos a los padres pautas de actuación, como tienen que actuar en esas situaciones. Muchas veces los niños lo que buscan es llamar la atención de sus padres, y saben que portándose mal, aunque sea una atención basada en gritos y reprimendas, la tienen. Por eso en psicología muchas veces trabajamos desde lo que se denomina refuerzo, y extinción. Una de las causas que podría explicar el incremento de estos casos, es el sentido de culpabilidad que machaca a muchos padres. Se sienten culpables por pasar poco tiempo con sus hijos, y el poco rato que están con ellos les cuesta marcar las normas, los límites.

Cuando los padres siguen bien las pautas establecidas y se implican en la terapia, estos casos suelen mejorar rápidamente, y no suelen llevar un número de sesiones muy elevado, en pocas sesiones ya empiezan a notar la mejoría. Cada vez vemos padres de niños de edades más pequeños, si antes lo habitual era que los padres acudieran cuando el niño tenía 4 ó 5 años, ahora vemos muchos padres de niños de 2 y 3 años, y algunos incluso de bebés de meses.

Llamamos así a las conductas disruptivas, violentas u opositoras que presentan los niños y los adolescentes y que suelen generar conflictos en el hogar .
Son conductas aprendidas en la interacción con adultos por lo que puede resultar llamativo cómo se presentan, a veces sólo en situaciones concretas, otras con gran contraste respecto a su comportamiento habitual…
Estas conductas que se van desarrollando en niños si no son tratadas derivarán en conductas más graves en la adolescencia, ya que, siguiendo el mismo patrón de comportamiento, elaborarán estrategias aún más sofisticadas y disruptivas. Otras veces aparecen de manera abrupta en un momento determinado del desarrollo.


Podemos detectar conductas disruptivas en los niños en los siguientes ejemplos:

  • Desobediencia: El menor no atiende a las instrucciones o demora su cumplimiento provocando la desesperación de los padres y una mala organización de la rutina
  • Rabietas: El menor tiene una reacción de rabia desmedida ante una norma que no le gusta o cuando no consigue lo que quiere. En adolescentes estas rabietas se presentan en forma de arrebatos violentos e insultos hacia los progenitores. Puede llevar incluso a la agresión
  • Apatía y falta de motivación: En el niño vemos un comportamiento negativista donde no quiere participar de las cosas. Se muestra pasota y poco animado en general. El adolescente que se muestra apático puede dejar de cumplir sus obligaciones académicas y de ocio social, pudiendo a veces aislarse o presentar bajo estado de ánimo
  • Conductas de riesgo: En niños principalmente implican episodios de violencia con otros niños. En el adolescente hablamos también de conductas de riesgo cuando nos referimos a actividades que ponen en riesgo sus vidas, incluyendo el uso de drogas o la pertenencia a grupos sociales conflictivos.