¿Tu jefe no es empático? Esta psicóloga te explica por qué no hay salario que pague el sufrimiento en el trabajo

La psicóloga española estrena el libro ‘Que nadie manipule tus emociones’, en el que habla de salud mental, vampiros emocionales o cómo identificar a una persona manipuladora

Foto: La psicóloga María Jesús Álava Reyes. (EFE/Daniel González)
La psicóloga María Jesús Álava Reyes. (EFE/Daniel González)

«La vida es amor, desamor, humor, alegría, tristeza, bienestar, sufrimiento y enseñanzas: empieza cada día«.

Esta es una de las reflexiones que hace la psicóloga María Jesús Álava Reyes en su último libro Que nadie manipule tus emociones (La Esfera de los Libros).

Estudió el grado en la Universidad Complutense de Madrid y, más tarde, se convirtió en experta en Psicoterapia por la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos (EFPA). También tiene un máster en Dirección de Recursos Humanos y otro en Psicología Pedagógica, entre otros méritos.

Su vida laboral ha sido extensa, ha trabajado durante más de 40 años en las áreas de Psicología de Empresa, Psicología Sanitaria y Educativa, y ha ocupado diversos puestos de responsabilidad en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el Ministerio de Fomento y en Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA).

PREGUNTA. Menciona en el libro que escucha con frecuencia a los jóvenes decir que la vida es una mierda. Las condiciones laborales o el acceso a la vivienda no ayudan. ¿Cómo puede dejar de verla con esa connotación tan negativa alguien que no puede permitirse ni siquiera ir a terapia?

RESPUESTA. Las circunstancias son muy importantes y, en estos momentos, las que tienen los jóvenes son lamentables. Pero no es de lo que más se quejan cuando vienen a consulta. Lo que te dicen es que no tienen esperanza ni ilusiones, que sienten que la vida no merece la pena. No solo por esos problemas concretos, sino en general, les falta esa ilusión para superar las dificultades. Con ellos hemos cometido dos grandes injusticias. La primera es que les hemos puesto en una situación imposible: no pueden emanciparse ni desarrollar una carrera. En segundo lugar, no los hemos preparado para la vida. Hemos fallado en la educación que les hemos dado, en no enseñarles a tener recursos para afrontar dificultades sin hundirse.

Desde la psicología, preocupa mucho ver a adolescentes sin esperanza, sin expectativas de futuro. No tienen referentes, al contrario, lo que ven es que la gente se pasa la vida trabajando para nada, corriendo para no llegar a ningún sitio. Eso es lo que desde la psicología te demuestra más ese el fallo enorme que hemos tenido con las nuevas generaciones.

P. Precisamente, dice varias veces que las nuevas generaciones no están preparadas para la vida. ¿Lo estaban las anteriores?

R. Un poco más, porque no habíamos cometido el error de la sobreprotección. Muchos padres, con complejo de culpabilidad por dedicarles poco tiempo a sus hijos, intentan compensarlo sobreprotegiéndolos. Como consecuencia, los jóvenes no han aprendido a enfrentarse a las dificultades, a gestionar las frustraciones ni a desarrollar recursos para superarlas. Las generaciones anteriores, en cambio, habían tenido que superar obstáculos, aprender de los fracasos y desarrollar habilidades para salir adelante. A las nuevas les hemos puesto muletas en vez de enseñarles a caminar por sí mismas, y ese ha sido un fallo muy grave.

'Que nadie te manipule'. (La Esfera de los Libros)
‘Que nadie te manipule’. (La Esfera de los Libros)

P. Si en el trabajo te cruzas con un jefe envidioso, permanentemente insatisfecho, capaz de tergiversar situaciones para conseguir sus objetivos o con falta de empatía. ¿Cómo se debe actuar?

R. Es fundamental que esa persona, que tiene mucho poder, tenga muy claro que no va a conseguir impactarte emocionalmente. Hay que mantenerse siempre en el nivel profesional y, si es posible, dejar constancia por escrito de sus peticiones para evitar tergiversaciones. Lo importante es que no permitamos que nos afecte emocionalmente. La psicología ha avanzado mucho, pero seguimos siendo muy manipulables emocionalmente la mayoría de las personas. No hay salario que pague el sufrimiento de una persona en el trabajo y la solución es no dejar que nuestro jefe nos haga daño a nivel emocional en ningún momento.

P. Cuando no hay actitud ante la vida y se ve todo negativo, ¿se puede superar la adversidad?

R. En ese caso, claramente hay que pedir ayuda profesional, es decir, cuando se ha intentado cambiar la actitud y la inseguridad y desesperanza siguen presentes. Es fundamental para recomponerse de nuevo, recuperar la confianza, la fuerza y poder superar la situación. Esta es otra de las grandes tragedias, a la gente le cuesta mucho pedir ayuda. Por otra parte, es difícil que alguien que lo necesite pueda acceder de forma inmediata a la atención psicológica que ofrece el sistema público de salud.

P. Lo de los psicólogos en la sanidad pública es una trama sin resolver, las personas que económicamente no se puedan permitir la asistencia psicológica privada. ¿Se quedan en un vacío?

R. Sí, porque el sistema público de salud no los está atendiendo. Tenemos seis psicólogos por cada 100.000 habitantes, cuando la media europea son 18. Nosotros hemos creado una fundación para evitar que esas personas con pocos recursos se queden sin la atención psicológica que necesitan.

En ese punto, insisto mucho en que las empresas den un paso hacia delante instaurando programas de salud mental para sus trabajadores. Ya lo hacemos en algunas organizaciones, empezamos desde el equipo directivo, para que sean conscientes del poder que tienen en sus manos. Les damos recursos a los empleados para identificar las señales de agotamiento. Pero es un drama lo que vivimos, el 40% de la población no está teniendo el apoyo psicológico que necesita.

P. Aunque cada vez estén más concienciadas, ¿qué pasa si la empresa no se toma bien las bajas por enfermedad mental?

R. Eso es una falta de sensibilidad enorme que indica que está fallando algo en esa empresa. Cuando una persona coge una baja por salud mental no es porque sea débil, es porque está hundida. La media de duración de estas es de 108 días al año, lo que demuestra la gravedad del problema.

Las empresas deberían centrarse en prevenir estos casos en lugar de estigmatizarlos. Si una organización tiene muchas bajas por salud mental, es que está fallando en la gestión de personal. Y normalmente, cuando analizamos departamentos concretos, vemos que los empleados más afectados suelen estar bajo la dirección de un mal jefe.

P. Asegura que la mayoría de las personas no se conocen bien y pasan superficialmente por sí mismas. ¿Cuáles son los enemigos del autoconocimiento?

R. Uno de los grandes enemigos del autoconocimiento es creer que ya te conoces bien cuando en realidad no es así. También lo es aceptar lo que dicen de ti los demás sin cuestionarlo.

Conocerse bien implica mucho más que saber si eres más o menos simpático o alegre. Es entender cómo reaccionas ante las situaciones más importantes de tu vida, tener claros tus valores, objetivos y puntos fuertes y débiles. La mayoría de las personas realmente no se conocen. Cuando exploramos en consulta lo que les ocurre, descubrimos que no sabían quiénes eran en profundidad.

P. ¿Y los amigos del autoconocimiento son?

R. Mirarse por dentro sin miedo. Para conocerse bien hay que analizar cómo has actuado en situaciones pasadas, cómo reaccionas ante la presión, cómo te levantas después de una caída, cómo recuperas la ilusión. Es un proceso que requiere confianza y seguridad en uno mismo porque no siempre te gustará lo que descubras sobre ti.

P. En el libro menciona que quererse es aceptar que la perfección total no existe. Pero hay muchas personas extremadamente perfeccionistas para las que puede ser realmente complicado…

R. Esas personas no solo son extremadamente perfeccionistas, sino que además suelen estar permanentemente insatisfechas consigo mismas. La perfección no existe. Somos humanos y fallamos. Es importante ser indulgente con uno mismo cuando los errores no son intencionados y, sobre todo, aprender de ellos.

El perfeccionismo constante conlleva una insatisfacción crónica, tanto con uno mismo como con los demás. Es una trampa mental que impide disfrutar de la vida y genera relaciones difíciles.

P. Hablando de pérdidas, ¿por qué nos cuesta tanto apoyar a una persona que está pasando un duelo?

R. Porque solemos ir en automático, sin pararnos a pensar en cómo es la persona que ha sufrido la pérdida ni en sus circunstancias específicas. No es lo mismo un fallecimiento repentino que una larga enfermedad, ni la edad de la persona que se ha ido.

Muchas veces, en lugar de hablar demasiado, lo mejor es demostrar apoyo con la comunicación no verbal: una mirada, un abrazo, transmitir cercanía sin necesidad de decir demasiado. Lo más importante es estar presentes no solo en el momento inmediato, sino también en los días, semanas y meses posteriores.

P. Dice que somos muy susceptibles de ser manipulados emocionalmente. ¿Es difícil reconocer a una persona manipuladora?

R. Nos resulta muy difícil porque nos solemos quedar en la superficialidad. En general, no nos cuestionamos las cosas. Los manipuladores suelen empezar reforzando y halagando a su víctima para que esta baje la guardia, hasta que bajamos las defensas. Una vez que logran entrar, comienzan a debilitar la autoestima, aislarte y generar inseguridad. Si la compañía de una persona te hace sentir debilidad, fragilidad o insatisfacción contigo misma, tienes que poner distancia emocional, ya que probablemente te esté manipulando.

P. ¿Un político manipularte emocionalmente?

R. Desgraciadamente sí. Algunos de los principios de la psicología se emplean en campañas políticas para manipular a la gente. Lo peor no es que se emplee, si no que lo pueden conseguir muy fácilmente.

P. ¿Qué puede decirle a las personas que están estancadas en el pasado?

R. Es algo frecuente, a veces se quedan por una sensación de culpabilidad. Sin embargo, el pasado nunca vuelve y lo único útil que podemos hacer con él es aprender. Vivir sin poder superar una situación solo impide aprovechar el presente, que es lo único que realmente tenemos. Si logras extraer las enseñanzas de tus experiencias pasadas y aplicarlas en tu vida actual, entonces ese pasado habrá servido para algo.

P. La mayoría de gente piensa que los demás sentirán o reaccionarán como ellas lo harían…

R. Pensar que todo el mundo es sensible y tiene empatía es una ingenuidad. Las consecuencias son que abusarán de ti porque las personas insensibles, que las tendremos alrededor seguro, eligen muy bien a sus víctimas.

P. ¿Y si la insensibilidad está metida en casa?

R. Pues tendrás que establecer muy bien los límites, las líneas rojas, lo que no estás dispuesta a tolerar. La gente especialmente insensible solamente reacciona cuando las consecuencias son negativas para ellas, en caso contrario, seguirán tratando de manipular. Si ocurre con padres, pareja o hijos, probablemente necesites ayuda profesional, tienen todas las de ganar.

P. ¿Sufrimos inútilmente a veces?

R. Hicimos un estudio con más de 3.000 personas que venían a pedirnos ayuda. Cuando les preguntábamos si estaban sufriendo, la mayoría decía que sí. Pero después de tres sesiones, cuando ya habíamos comprendido su problema, más del 90% reconocía que su sufrimiento no estaba justificado.

A veces sufrimos por cosas que no dependen de nosotros, pensamientos negativos que nos sabotean o por centrarnos en lo que nos falta en lugar de valorar lo que tenemos. La queja constante solo desgasta emocionalmente y nos hace infinitamente más vulnerables emocionalmente.

P. ¿Cuáles son los miedos que más paralizan al ser humano?

R. El miedo a no ser querido o aceptado, a la soledad, al fracaso y a que te fallen las personas más importantes de tu vida. La soledad nos preocupa especialmente a los profesionales porque quién la sufre comprará la compañía a cualquier precio.

También nos paraliza el miedo a un futuro oscuro y tenebroso, cuando sentimos que no tenemos ilusiones. Por otro lado, la falta de esperanza es uno de los miedos más destructivos.

P. ¿Se puede vivir en paz sin perdón?

R. Si no sabes perdonarte ni perdonar a los demás, es muy difícil vivir en paz. Hemos comprobado que las buenas personas tienen más dificultades para perdonarse a sí mismas que las más egoístas, ya que se exigen mucho más. Pero tenemos que recordar que somos humanos, cometemos errores y que el perdón es parte de la vida.

Quien no sabe perdonar a los demás les otorga un poder sobre su vida que no merecen. Ahora bien, perdonar no significa olvidar, una cosa es no guardar rencor y otra permitir que alguien vuelva a hacerte daño.

P. ¿Cómo se pueden identificar los vampiros emocionales?

R. Por el enorme cansancio y la sensación de agotamiento emocional que provocan. Cuando pasas tiempo con estas personas, sientes un decaimiento extremo, una falta de energía que no puedes explicar. Además, suelen hacer que te replantees cosas sobre ti mismo constantemente, generando dudas e inseguridades. También critican, intentan controlarte o te hacen sentir culpable. En el fondo, son manipuladores emocionales que buscan debilitarte para conseguir lo que quieren.

P. ¿Las discusiones son necesarias en las relaciones?

R. Más que discutir, lo importante es la confrontación de ideas. Es sano tener diferencias, intercambiar puntos de vista, debatir y defender lo que pensamos. Pero para que sea útil, hay que estar dispuestos a escuchar, analizar lo que dice la otra persona y aceptar lo que tenga sentido. Las diferencias de opinión enriquecen, a veces más que conocimientos que podemos leer en muchos libros.

P. ¿Por qué acude la gente ahora a terapia? ¿Ha cambiado el perfil de los pacientes y sus preocupaciones?

R. Bastante. Antes, la gente acudía a terapia cuando tenía situaciones muy dramáticas en su vida. Ahora, vienen por problemas cotidianos: dificultades con sus hijos, pareja, jefe o familia.

El 40% de las consultas están relacionadas con ansiedad, depresión o estrés. También hay un cambio en el perfil, antes predominaban los adultos, ahora los que más acuden son jóvenes y adolescentes. También cada vez hay más personas que buscan ayuda para entrenar su mente y ver la forma de ser más felices.

FUENTE: elconfidencial.com