¿Qué pasa cuando una persona muere y no se despide?
Nadie sabe cuándo es su hora de partir al cielo, así que no vivas del rencor ni del resentimiento. Por lo contrario, abraza a la persona que está ahí a tu lado porque no sabes si mañana más tarde la podrás abrazar. ¡No esperes a que sea muy tarde!
La verdad es que hay muchas personas que lamentablemente se fueron sin decir adiós a sus seres queridos, sin despedirse de ellos. No esperes a que la persona no esté para decir lo que sientes o lo que piensas de él. ¡Ama a tu prójimo! Recuerda que la muerte no avisa y mucho menos espera.
¿Qué llegas a experimentar cuando una persona fallece y no se despide?
Una persona que acaba de sufrir la pérdida de un ser querido necesita cerrar procesos a nivel psicológico, especialmente para poder adaptarse a las nuevas situaciones como la de afrontar un duelo sin despedida. Vicente Prieto Cabras (España), psicólogo especialista en psicología clínica y director del Área Clínica del Centro de Psicología Álava Reyes, menciona algunas consecuencias psicológicas ante el fallecimiento de un ser querido:
- Puedes llegar a experimentar incredulidad y pensamientos como: “no puedo creer que en verdad haya pasado”, “no lo puedo creer”, “pero se le veían tan sano y lleno de vida”, sensación que es más intensa cuando alguien fallece inesperadamente.
- Puedes llegar a sentir angustia, irritabilidad por la impotencia, sentimiento de injusticia y una gran tristeza.
- Puedes llegar a estar aturdido, pérdida de interés, falta de atención y concentración.
- También puedes experimentar pensamientos repetitivos, especialmente idealizando otro futuro.
- Llorarás de manera frecuente y espontánea, aunque puede que en los primeros instantes estés en shock.
- Una de las respuestas más eficaces para superar el duelo es aislarse.
- “Este proceso de no despedida dificulta asumir la nueva situación de vivir sin la persona fallecida”, según el psicólogo especialista Vicente Prieto. Además, expresa que lo doloroso que son esos momentos forman parte de la solución: la aceptación.