Psicología positiva

Tradicionalmente, la ciencia psicológica ha dedicado mucho esfuerzo a estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano (ansiedad, estrés, depresión…), dejando de lado a menudo el estudio de aspectos más positivos como la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad, la resiliencia… Hasta finales del siglo XX, con contadas excepciones, psicólogos y psiquiatras le prestaron más atención a la locura que a la cordura, al terror que a la confianza, a la tristeza que a la alegría.

Antecedentes:

Se pueden encontrar antecedentes de la psicología positiva en filósofos como Aristóteles, que dedicó parte de sus escritos a la eudalmonia (término griego habitualmente traducido como felicidad), pero también en psicólogos como Abraham Maslow o Carl Rogers, pertenecientes a la llamada psicología humanista.

La importancia de la investigación de los aspectos positivos de la mente humana fue reconocida de forma oficial en el año 2000, cuando varias facultades de psicología estadounidenses, alentadas por el profesor de la Universidad de Pensilvania Martín E.P. Seligman, formalizaron la asignatura de psicología positiva.

¿Qué es?

La psicología positiva es una rama de la psicología que busca comprender los procesos que están en la base de las cualidades y emociones positivas del ser humano (por supuesto, siempre a través de la investigación científica).

El objetivo es aportar nuevos conocimientos acerca de la psique humana. Estos conocimientos no solo se enfocan a ayudar y resolver los problemas de salud mental que tienen las personas; entre sus objetivos también están que podamos alcanzar una mejor calidad de vida y bienestar.

¿Qué incluye?

Esta nueva materia universitaria incluye el estudio de los rasgos del carácter que ayudan a las personas a sentirse dichosas y saludables. En palabras de Seligman, «los científicos de la mente del nuevo milenio no solo se preocuparán por corregir lo peor de la condición humana, sino que también se dedicarán a identificar y promover lo mejor».

La psicología positiva estudia las bases del bienestar psicológico y de la felicidad, así como de las fortalezas y virtudes humanas.

¿Cómo viven el presente y el futuro las personas positivas?

Seligman nos dice que las personas positivas, cuando son golpeadas por alguna adversidad, suelen pensar que se trata de un contratiempo transitorio del que se recuperarán.

Por el contrario, las personas pesimistas tienden a considerar que los efectos de las calamidades son irreversibles y los daños permanentes.

Cuando miran al mañana, las personas positivas esperan que les vayan bien las cosas y, lo más importante, se predisponen a ello.

En este sentido, si una persona confía en que conseguirá lo que se propone, probablemente lo intente. Por el contrario, si sospecha el fracaso, lo más común es que no lo intente.

¿Las personas positivas son poco objetivas?

No, no son poco objetivas. La actitud positiva no está reñida con la aceptación de los problemas reales o de los aspectos negativos de una situación desafortunada.

Una cualidad muy útil a la hora de resolver los conflictos cotidianos en las relaciones es la capacidad de perdonar, y las personas positivas perdonan con más facilidad, se muestran más flexibles y son más creativas a la hora de buscar soluciones. Este proceso del perdón, además de ser bueno para la salud, también beneficia al corazón, a la presión arterial, al sistema inmunológico y reduce la tensión nerviosa (según demostraron los estudios de Fred Luskin y sus colegas).

FUENTE: latribunadetalabera.es