“Hacer o no hacer… he ahí el dilema”
Por: Nuria Fernández y Ana Otero
Ser o no ser… Desde la manida cita shakesperiana pasamos a preguntarnos por las acciones o inacciones de las personas. ¿Qué hacer o que no hacer frente a la actualidad acuciante que nos rodea? Enfermedades, guerras, desastres ecológicos, inflación, pérdida de poder adquisitivo… La realidad de la actualidad se cuela entre los pensamientos y quehaceres de la vida cotidiana y, aunque parezca que no, condicionan nuestra toma de decisiones y en muchos casos nuestra salud mental.
Hablamos con Mª Jesús Álava Reyes, psicóloga, conferenciante y escritora, para que desde el punto de vista de su conocimiento y experiencia, nos ayude a hacer una radiografía de la psique colectiva y de la urgente necesidad de soluciones reales.
¿Cuál es la situación actual de la Salud Mental?
La salud mental en este momento está bajo mínimos. Nunca habíamos estado tan mal. No se habían disparado tanto las crisis de ansiedad, los cuadros depresivos, las dificultades de convivencia y las adicciones. De hecho, se están multiplicando de una forma impresionante. Bien es cierto que, a raíz de la pandemia se habían disparado, pero ahora con la situación de incertidumbre que siente la población esto es exponencial.
¿Cómo está reaccionando la sociedad frente a lo que está pasando?
Una de las peores cosas que tiene el ser humano para abordar cualquier cuestión es la incertidumbre y ahora, dada la situación que estamos viviendo, es de una incertidumbre enorme. Por lo tanto, la principal reacción de este momento es de profundo miedo por la incertidumbre que se tiene ante el panorama económico, político y social que hay a corto-medio plazo. Esa respuesta de temor miedo y de inquietud hace que todos los procesos de salud mental se agraven.
¿Cómo están influyendo los medios de comunicación o las redes sociales?
Depende de las edades. En el caso de la gente joven, las redes sociales están condicionando en extremo. Pero sobre todo en el caso de personas adultas vas más enfocada sobre los medios de comunicación. Toda esta especie de campaña que hay, de especie de apocalipsis relacionada con el entorno nacional e internacional que nos rodea, está produciendo bloqueos enormes. La gente está intentando centrarse en cómo les afecta directamente en su día a día. Por eso hay tantas personas que están dejando de ver, por ejemplo, las noticias y los telediarios o dejando de escuchar las tertulias televisivas. Es una forma de protegerse.
¿Por qué no se tiene el sentimiento de culpa?
La población tiene una sensación tan fuerte de descrédito que la concienciación que podrían tener sobre cualquier tema queda al final relegada y lo que tienen es poco compromiso. Sienten que no merece la pena hacer. Están con una actitud de enorme apatía porque piensan que les sobrepasa.
¿Cómo se combate la apatía?
Lo importante que siempre decimos los psicólogos es que cada uno en su parcela recupere un mínimo de bienestar y de equilibrio emocional. Solamente cuando conseguimos que la persona se encuentre razonablemente bien con ella misma, logramos que tenga una buena interacción con el medio en el que le rodea. Entonces desde ahí el individuo puede ver cómo debe actuar o cómo puede contribuir. Lo que estamos intentando desde la Psicología es trabajar con las personas en su capacidad de análisis y de reflexión. De tal manera que aumentemos sus defensas y que no sean tan susceptibles de manipulación.
Lo que estamos intentando es conseguir que la población se conozca más en profundidad, que tenga un buen equilibrio de bienestar emocional y que pueda defenderse y reaccionar a toda la información que está recibiendo. Y es que cuanto mejor se siente la persona y mayor equilibrio emocional tenga, mejor reaccionará ante el medio que le rodea.
¿Qué papel deben desempeñar las instituciones ante este estado de Salud Mental social?
Es un tema de concienciación y de recursos. En España la Salud Mental sigue siendo la hermana pobre. En los planes que se están haciendo para mejorar, los profesionales estamos viendo que es mucho de marketing y muy poco de profundidad. Si no se apuestan por programas o por una prevención que obtenga la mayor parte de los recursos, haremos muy poco.
Ya desde el propio colegio se tiene que empezar a trabajar en los principales hábitos de salud: el sueño, la alimentación, el ejercicio físico… y, desde ahí, apostar por la salud mental. No se está trabajando. Todo lo que se hace es paliativo, tarde y mal. Condicionando a la población a unos tratamientos privados que no se pueden costear.