‘workaholics’: por qué es necesario irse de vacaciones
Desmontamos a los ‘workaholics’: por qué es necesario irse de vacaciones
Mientras la mayoría cuenta los días que les quedan para irse de vacaciones, cada vez son más quienes, incapaces de desconectar, deciden sacrificar sus días de descanso y permanecer en la oficina. Desmontamos las excusas de los ‘workaholics’ con la ayuda de psicólogos.
Por Ana Mª Caballero
Puede que lo hayas percibido en tu entorno laboral: un compañero renuncia a sus vacaciones en supuesto beneficio de la empresa y, además, saca pecho de ello. No obstante, a la vuelta de las vacaciones del resto compañeros, es el primero en quejarse de no haber disfrutado de ellas. No le pesa demasiado. De hecho, probablemente, se sienta satisfecho con su sacrificio y nivel de compromiso, sin embargo esta tendencia (alimentada por la pandemia) no es beneficiosa para la salud, la calma mental ni la productividad en el trabajo. Al contrario, la renuncia a los días de descanso también tiene consecuencias. Analizamos qué se esconde detrás de este comportamiento y cuáles son los (múltiples) beneficios de disfrutar de las vacaciones.
Para empezar, existen entornos de trabajo altamente competitivos y demandantes en los que, a menudo, la consecución de objetivos se convierte en una prioridad. Promociones rápidas, reconocimiento y prestigio profesional suelen ser algunas de las recompensas. Sin embargo, como apunta Vicente Prieto, psicólogo clínico del Centro de Psicología Álava Reyes, «si solo te dedicas en cuerpo y alma al trabajo encontrarás a medio plazo un deterioro de tu esfera vital como la pérdida de apoyo y acercamiento afectivo de pareja, familia, hijos y amigos que pueden desembocar en un vacío existencial«.
Él mismo ha tratado casos de altos ejecutivos que, aparentemente, lo tienen todo (viajes, estancias en grandes hoteles, bonus…), y deciden renunciar a sus días de descanso por «estar jugando al golf con algún director o jefe de una compañía importante durante el fin de semana en lugar de estar con sus hijos». Por eso, resulta de vital importancia aplicar lo que Prieto denomina el «Sistema Margarita». Según este método, cada pétalo corresponde a un área vital de modo que, si solo regamos el área del trabajo, el resto de pétalos terminan por marchitarse. «Mantener todos esos pétalos (familia, pareja, amigos y tú misma) son importantes para la estabilidad personal», asegura.
En la misma línea, Olga Fernández-Velilla, psicóloga general sanitaria del Instituto Psicológico Cláritas, insiste en que todo el mundo «necesitamos periodos de descanso ya que actúan como un ‘tiempo de reparación’ necesario. Las vacaciones son esa inyección que ayuda a mejorar la creatividad y la productividad». De hecho, el mantenimiento de periodos prolongados en el tiempo con niveles de exigencia demasiado elevados son insostenibles y provocan el efecto contrario como «el aburrimiento, el automatismo o, en casos más extremos, el síndrome de ‘burnout’. Y los factores detrás de estos comportamientos a veces tienen que ver con «personas con un nivel de perfeccionismo y sobreexigencia tan altos que no se permiten esos descansos, aunque también puedan existir factores como las necesidades económicas», señala la experta.
Por eso, los expertos coinciden en que tomarse unas vacaciones o unos días de descanso tiene múltiples beneficios tanto a nivel físico como cognitivo. Si necesitas razones, aquí tienes cuatro.
Adiós al estrés
Las vacaciones nos ayudan a desprendernos del estrés y la presión que se acumula durante largos períodos de trabajo continuado. Varios estudios han demostrado que escaparse, aunque solo sea tres días, permite reducir la ansiedad y bajar los niveles de cortisol (la hormona que genera el estrés). Además, el hecho de poder dedicarnos a aquellas actividades a las que renunciamos durante el resto del año genera mayor capacidad de concentración en aquellas responsabilidades fuera del trabajo, como cuidar de nuestra salud y de nuestro círculo más cercano.
Más actividad y mejor descanso
En vacaciones la actividad física también aumenta. Pasamos buena parte del año sentados en una silla y delante de un ordenador, pero cuando disfrutamos de unos días libres podemos salir a pasear, montar en bici, recorrer ciudades e incrementar nuestra actividad diaria. Además, tanto la playa como la montaña invitan a practicar deportes al aire libre y este nivel de actividad permite, también, disfrutar de un mejor descanso. Los estímulos tecnológicos, por supuesto, deben reducirse al mínimo. «Es necesario desconectar de pantallas si queremos vivir el tiempo presente», comenta Prieto.
Feliz desconexión
Aunque no exista un modelo de vacaciones universal, «el hecho de cambiar de registro, de entorno, de responsabilidades y de esa rutina ‘de casa al trabajo’ es importante», apunta el experto. Tanto es así que, en la medida en que vamos predisponiendo la mente para la desconexión y centramos la atención en tareas que nos producen placer, también aumenta el grado de satisfacción vital que, además, genera recuerdos agradables y perdurables que repercuten en nuestra felicidad a más largo plazo.
Una vuelta más llevadera (y productiva)
En vacaciones no solo importa el ‘durante’, sino también el ‘después’. Regresar a la oficina descansados y desconectados hará que la vuelta a la rutina sea mucho más llevadera. Pero también más productiva. «Solemos estar más dispuestos a asumir nuevas responsabilidades y tenemos un mayor nivel de concentración«, explica Prieto, que concluye con una interesante reflexión: «Parece que el trabajo debe hacerte feliz, pero son las personas las que deben ser felices y llevar esa felicidad al trabajo». Y para eso, es necesario irse de vacaciones.
¡Feliz descanso!