El doble confinamiento de las personas que viven solas. Ángel Peralbo para «AS»
«Las personas que viven solas y no están volviendo a la oficina en este momento, pueden experimentar un progresivo aislamiento, un exceso de soledad, no escogida, en la cual puedan sentir un cierto desajuste».
Doble confinamiento. Es lo que pueden sentir las personas que viven solas ahora que el teletrabajo ha vuelto en muchas empresas y en varias zonas de toda España se están estableciendo confinamientos, ya sea por zonas, perimetrales, o por localidades.
«Es importante diferenciar las razones por las que no es posible volver a la oficina en un momento como el actual en el que hemos vivido un confinamiento debido a la Covid-19. No es lo mismo encontrarse en una situación laboral de ERTE, que encontrarse en una situación de teletrabajo, no es lo mismo tener una vida llena de aficiones que estar volcado casi exclusivamente en el trabajo».
«En cualquier caso, las personas que viven solas aún cuando sea por elección propia, pueden verse privadas de esa sociabilidad laboral que en mayor o menor medida se da cuando tienes presencialidad en el trabajo. Como mínimo, es una excusa para tener que salir de casa, saludar a otras personas y entablar comunicación con los compañeros de trabajo. Cuando te privan de estas oportunidades por pequeñas que sean, estás abocado a estar solamente contigo mismo».
«Aunque existen personas que disfrutan mucho de la soledad y están perfectamente acostumbradas a pasar sus jornadas de trabajo sin apenas contacto, por lo general, las personas que viven solas y no están volviendo a la oficina en este momento, pueden experimentar un progresivo aislamiento, un exceso de soledad, no escogida, en la cual puedan sentir un cierto desajuste».
«Desajuste en lo que concierne al seguimiento de sus tareas e implicación de lo que hacen y tienen que hacer, pero también en relación con el contacto con compañeros con los que socializar, alternar o simplemente colaborar en lo que a sus funciones se refiere. Esta pérdida de contacto aún cuando existan personas que no se resientan e incluso, puedan encontrarse muy a gusto en su burbuja, por lo general puede dar esa sensación de estar apartados de lo que realmente ocurre en la organización», nos cuenta.
«En algunos casos incluso, la persona puede experimentar otro tipo de dificultades personales o ajenas a lo laboral, y acentuarse por el hecho de no tener a nadie en el círculo de la convivencia. Estar sufriendo síntomas de ansiedad, preocupación por el futuro, problemas sentimentales… vivir solos en este momento puede suponer una falta de oportunidad para normalizar y canalizar este posible malestar. El tiempo puede ir acompañado también de un progresivo estado de ánimo bajo«, añade.
Cómo afrontar esta situación
«Organízate el tiempo para disponer cada día de diferentes momentos de conexión con el exterior. Estar en contacto con familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo te aportará unas dosis de normalidad que compensará las horas que pases solo en casa. Aún en el caso de que sientas que no lo necesitas, considéralo como un factor protector, es decir, una actividad que te reportará casi sin darte cuenta el ajuste adecuado a una mejor realidad», detalla.
«Detecta qué te cuentas en algunos momentos en los que puedas encontrarte triste o excesivamente preocupado. Quizá estés pensando que esto es para siempre y que no lo has escogido tú, quizá estés preocupado por la estabilidad de la empresa o tu futuro en ella», añade.
«Compártelo con personas significativas para ti, tanto del ámbito de la empresa como de fuera, expresa cómo te sientes y déjate ayudar, permite que te escuchen, que te den su opinión».
«Plantéate que puedes tú también ser importante para otras personas que se pueden encontrar en una situación similar. Contacta con compañeros, interésate por su estado, bríndales tu apoyo…»
«Mantén presentes ciertos factores protectores sociales, videollamadas con amistades, familiares, deporte en casa compartido a través de la red, juegos. Si no puedes salir, sácale partido a la tecnología, no lo sustituye pero ayuda mucho, más en estos momentos».
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