Cómo hacer que tu hijo adolescente lleve la mascarilla. Ángel Peralbo para «El Mundo»
«¿Llevas la mascarilla?». He aquí una nueva entrada del diccionario progenitor-adolescente/adolescente-progenitor que se ha instalado estos últimos meses junto a las clásicas «no llegues tarde» o «deja ya de mirar el móvil y come». Solo que en este caso la cosa es bastante más seria.
Si el ‘teen’ mira fijamente el ‘smartphone’ en vez del plato de macarrones, tal vez tengas un problemita en casa. Si contagia el coronavirus, lo que tenemos es un problema de salud pública. Y en España hay más de tres millones y medio de adolescentes, todos ahora mismo con unas ganas locas de encontrarse con sus amigos en el instituto. Todos en la calle casi al mismo tiempo en el trayecto hacia o desde el centro educativo. Muchos de ellos sin ninguna sensación de riesgo, convencidos de que el coronavirus no es algo que tenga que ver con ellos. Y las mascarillas, pues tampoco.
Por supuesto que muchos cumplirán religiosamente con el protocolo (unos santos). Pero un buen número se lo saltará en cuanto se quite de encima la supervisión adulta. De entrada, porque los adolescentes son egoístas por naturaleza (su ‘yo’ lucha por hacerse bien grande en esta época) y saben que el coronavirus suele cursar de forma mucho más benigna, si no asintomática, en las personas de su edad.
Frente a eso, ¿qué pueden hacer los padres? El psicólogo Ángel Peralbo, autor de ‘Adolescentes. Tu hijo no es tu enemigo’ (ed. La Esfera de los Libros) explica, de entrada, qué no hacer: «Existen ciertas estrategias que se ha comprobado que no sirven: enclaustrar, insistir, regañar, informar… Parte de lo que está ocurriendo con respecto a la relación entre algunos adolescentes y la mascarilla nos recuerda a otras prácticas imprudentes -salvando las distancias- como no ponerse el casco para ir en bici, el preservativo en las relaciones sexuales…, situaciones muy diferentes, pero en las que se da un acto simple frente a posibles consecuencias tremendas para uno mismo o para los demás». He aquí una pequeña guía que puede ayudarte a lidiar con una situación que de sencilla, no tiene nada.