El foco de los expertos, sobre jóvenes y reuniones de amigos: «Es absurdo, creen que el virus no puede venir del familiar». Silvia Álava para «20 minutos»
«Los jóvenes necesitan mucho el contacto con el otro, su identidad y estilo de vida depende mucho de la continua reafirmación del otro»
«La nueva normalidad no tiene nada de normalidad», asegura el epidemiólogo Salvador Macip, que advierte de que estamos «en un momento muy frágil». Tanto es así que el segundo día de la llamada ‘nueva normalidad’ tres comarcas oscenses han retrocedido a la fase 2 de la desescalada por los brotes de Covid originados en la provincia, donde este lunes se registraron 33 nuevos contagios.
Los focos se ubican en las localidades de Zaidín, Fraga, Monzón y Binéfar. El alcalde de Zaidín, Marcos Ibarz, ha señalado en COPE que el brote detectado en su localidad, vinculado a una empresa hortofrutícola, podría venir de un botellón al que acudieron varios trabajadores agrícolas.
Durante el estado de alarma, las fiestas privadas en domicilios y las reuniones en parques para ingerir alcohol fueron objeto de multitud de sanciones -400 intervenciones y 97 multas solo en Madrid durante el primer fin de semana que se permitieron las salidas a los adultos-. Una vez iniciada la desescalada, en las terrazas se comenzó a observar relajación en las medidas de prevención contra el coronavirus, sobre todo entre la juventud. «Es sin duda el sector de la población que toma menos medidas. A muchos les vemos en la calle abrazados, sin mascarilla y fumando», afirma el profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y psicoanalista, José Ramón Ubieto.
Esta actitud frente al virus y la menor percepción del riesgo tiene una explicación. Ubieto, que pide «no caer en la criminalización de la juventud», explica que esta etapa vital se caracteriza por una sensación de «invulnerabilidad» y «omnipotencia» que lleva a los jóvenes a «transgredir como forma de autoafirmación«. «Las conductas de riesgo están muy presentes en la adolescencia, tienen que ver con ponerse a prueba, para ver si damos o no la talla» ante el grupo de amistades.
El profesor de Psicología expone además otro factor: «Los jóvenes necesitan mucho el contacto con el otro, su identidad y estilo de vida depende mucho de la continua reafirmación del otro, y eso pasa por el contacto físico porque el cuerpo es un elemento fundamental del adolescente».
La doctora en psicología del Centro Álava Reyes, Silvia Álava, añade que si los jóvenes perciben un menor riesgo frente a la Covid-19 es porque «la zona del cerebro que evalúa el peligro -el lóbulo frontal- no termina de madurar hasta los 25 años«.
Además, «son mucho más sensibles a la presión grupal porque no han madurado la función ejecutiva caliente, que es la que regula las emociones. Esto significa que cuando van solos son tan cautos como un adulto, pero en grupo adoptan muchas más conductas de riesgo», abunda Álava.
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