Niños que toman decisiones, adultos exitosos. Bárbara Martín para la revista «Magisterio»
Desde que nos levantamos estamos tomando decisiones: ¿tostadas o fruta?, ¿camisa de cuadros o a rayas?, ¿voy en coche o en metro? Ahora vamos a dedicar unos segundos a reflexionar sobre cuántas decisiones tomamos nosotros por nuestros hijos, y cuántas de ellas podrían tomar en solitario o bajo nuestra supervisión.
Permíteles fallar, y cuando lo hagan, no les sermonees, ayúdales a reflexionar sobre lo sucedido y a conectar con sus emociones mediante preguntas de curiosidad
Os invito a cerrar los ojos… Respirad lentamente desde la calma, la serenidad y el no juicio. Haced una lista mental de todas esas situaciones en las que no les dejamos ser autónomos en el día a día. Posiblemente te sorprenda la cantidad de cosas que surgen, son muchas, ¿verdad? Si es así, te interesa seguir leyendo. El que sean autónomos no sólo hace que tenga mayor seguridad en sí mismos y mejor autoestima, sino que fomenta su capacidad de razonar y pensar de forma crítica ante los pequeños dilemas que les van surgiendo en la cotidianidad, convirtiéndose en adultos más capaces de enfrentarse a nuevos desafíos.
La sociedad cambia a un ritmo vertiginoso: tecnologías, nuevas formas de relacionarnos o, sin ir más lejos, la situación de pandemia que estamos viviendo en la actualidad. Todo ello nos debe hacer recapacitar en lo relevante que es educar la capacidad reflexiva y crítica de nuestros hijos, ya que, aunque parezca una perogrullada, el mundo de hoy, no existirá mañana… ¿qué podemos hacer entonces?