Niños y cuarentena: tiempo para juegos infantiles y actividades en familia. Silvia Álava para «Eroski Consumer».
El confinamiento en casa con los hijos es un momento estupendo para reestructurar la vida hogareña, recuperar hábitos perdidos y conectar con nuestro clan
El confinamiento por la COVID-19 presenta una situación nueva para todos: nunca antes, los miembros de una familia habían convivido 24 horas durante tantos días seguidos en un mismo espacio. Lo más parecido son las vacaciones, con dos grandes diferencias: la cuarentena no es voluntaria, sino obligatoria (y carece, por tanto, del optimismo y la ilusión características del periodo de asueto), por lo que se percibe como una pérdida de libertad; y en esta circunstancia no solo hay tiempo de ocio, sino que lo más habitual es que padres e hijos deban compaginar el esparcimiento con quehaceres laborales o académicos desde casa. A esto se unen la incertidumbre económica y la preocupación sanitaria. A priori, y por estos factores, estamos ante una reclusión complicada, pero de la que, pese a todo, pueden extraerse beneficios en lo que al refuerzo de lazos afectivos se refiere. Te contamos cómo.
Conviene asumir que la proximidad entre personas en estas condiciones produce, inevitablemente, roces. Cuanto más larga es la cuarentena, más proliferan los síntomas de estrés y depresión, según un estudio de 2004 realizado por un grupo de psicólogos canadienses que analizó la evolución de familias confinadas en Toronto un año antes por otro coronavirus, el SARS. Los eventos que amenazan la vida llevan a las personas a tomar medidas significativas en sus relaciones cercanas que alteran su curso, tal y como sostiene una investigación de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), que explicó así el aumento de divorcios en Carolina del Sur tras el paso del huracán Hugo en 1989. Y más cercano en el tiempo, en el pasado mes de marzo, en ciudades chinas como Xi’an, las demandas de separación alcanzaron cifras inusitadas que algunos expertos atribuyen el estrés doméstico causado por el encierro.
Ante la rebeldía de los niños, técnicas de refuerzo.
Como lo importante es sentirse a gusto, en lugar de vivir en un estado de tensión permanente, se impone gestionar los conflictos para que no se conviertan en una fuente de angustia añadida. Para reforzar los lazos familiares en plena cuarentena, la psicóloga infantil Silvia Álava subraya que, a pesar de que los niños poseen una gran capacidad de adaptación, es normal que puedan responder con rebeldía al aislamiento. Contra este, propone recurrir a técnicas de refuerzo. “Cuando los niños están haciendo cosas que queremos instaurar, debemos prestarles atención y premiarles. Cuando ejercen conductas disruptivas que queremos que desaparezcan, lo mejor es dejar de prestarles atención”, asegura. “No se trata de dejarles sin ver la tele si se portan mal; es que, si se portan mal, no se ganan el derecho a ver la tele”, explica.
Para prevenir desencuentros, espíritu de equipo.
De cara a prevenir los desencuentros y reforzar los lazos familiares, resulta primordial fomentar el espíritu de equipo entre los habitantes de la casa. “No debe enfocarse como que los hijos tengan que ayudar”, añade Álava. “Hay que inculcarles la idea de que los integrantes de la unidad familiar forman un equipo y las tareas deben repartirse entre todos”.
Los padres deben aprovechar este periodo de clausura para dar ejemplo a los hijos e imbuirles valores. “Los niños perciben perfectamente lo que sus padres hacen, y copian todo lo que ven, sobre todo si viene de sus adultos de referencia, que son sus padres y sus hermanos mayores”, recuerda la psicóloga infantil. Si los pequeños ven a sus progenitores concentrados en su trabajo, ellos se concentrarán en el estudio; la disciplina es un concepto que se les puede transmitir.
Esta situación puede ayudarnos a educar en la corresponsabilidad”, dice Silvia Álava. Compartir tareas es el mejor camino para lograrlo y así reforzar los lazos familiares. Implicar a los hijos en la limpieza y organización del hogar, en preparar la comida y poner la mesa, en elaborar la lista de la compra…, son cometidos que se pueden llevar a cabo con la participación de todos. “No para que los padres se ahorren trabajo, sino porque de ese modo van a fomentar la autonomía y la responsabilidad de sus hijos”, aclara Álava.