Padres «colegas». María Jesús Álava Reyes en «Escuela de Padres con talento» ABC
“Los niños que sienten a sus padres como amigos, no tendrán la seguridad emocional necesaria para poder desarrollarse y tener una personalidad fuerte y una autoestima estable”.
Una de las afirmaciones que solemos escuchar a menudo en las sesiones de Escuela de Padres y Madres que impartimos es “yo soy amigo/a de mis hijos”. Evidentemente, es maravilloso que como padres nos mostremos cercanos, amistosos y dediquemos parte del tiempo a jugar con nuestros hijos, pero en la actualidad nos estamos encontrando casos de padres -a los que solemos denominar hiperpadres o superpapás- que parecen estar examinándose constantemente cuando interaccionan con sus pequeños. Suelen hacerse preguntas del tipo: “¿lo estaré haciendo bien?”, “¿se estará divirtiendo?”, “¿tendrá suficiente con esto o le doy más?”, etc. Vamos, que más que padres parecen animadores socioculturales con una tremenda ansiedad porque a sus hijos no les falte de nada.
No nos equivoquemos, estar cerca de ellos no significa que hablemos o que utilicemos sus mismas expresiones. No tenemos que “ganárnoslos” con el colegueo, queriéndoles demostrar que somos unos “padres guays” porque no debemos olvidar que nuestros hijos van a tener muchos amigos, numerosos colegas, pero solo un padre y una madre. Por tanto, debemos actuar como tales. No pensemos que por marcarles unas normas y establecer unos límites claros nos van a querer menos: es lo que necesitan.
María Jesús Álava Reyes, en su libro El no también ayuda a crecer, afirma: “nada desconcierta más a los niños que la ausencia de normas”. Los niños necesitan que actuemos como se espera de nosotros, es decir, como adultos. Tenemos que asumir nuestro rol por el bien de su correcto desarrollo.
Como bien destaca Emilio Calatayud: “yo soy padre de mis hijos, no su colega porque si no los estoy dejando huérfanos”, y añade “en España no hay término medio, y hemos pasado del padre autoritario al padre colega pasando de ser esclavos de nuestros padres a ser esclavos de nuestros hijos”.
Queremos destacar que, para la tranquilidad de muchos, es bueno aspirar a ser amigos de nuestros hijos si entendemos por amigo“alguien que va a estar ahí siempre que lo necesiten” y no alguien que adopta actitudes infantiles que no se corresponden con nuestra edad: querer ser amigo y colega de los amigos de tu hijo, salir de fiesta con tu hijo “a ligar”, etc., no es saludable y esto siempre tiene consecuencias negativas. Recordemos: somos un referente para nuestros hijos, necesitan situarse y situarnos. No les ofrezcamos mensajes contradictorios, pues dificultará ese “saber ubicarse”. No podemos ni debemos invertir roles.
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