La verdad de la MENTIRA

Carolina Maliqueo
Observatorio RH

«Desde la psicología podemos aprender a vivir sin que la mentira nos prive de la verdad de nuestra vida»

María Jesús Álava Reyes

Desde la psicología, sabemos que las mentiras son responsables de gran parte de nuestro sufrimiento, pero, a pesar de esta evidencia, la mayoría de la gente no es consciente de hasta qué punto el engaño y la manipulación están presentes en sus vidas; por ello, este libro nos ayuda a descubrir las claves de las mentiras propias y ajenas.

¿Por qué mentimos?

¿Mentimos por costumbre, o para protegernos?; ¿para caer bien, y agradar a los que nos rodean?; ¿mentimos por inseguridad?; ¿por debilidad?; ¿porque tenemos la autoestima baja?; ¿mentimos por cariño?; ¿por humanidad?; ¿para ser educados y diplomáticos?; ¿para esconder algo que hemos hecho mal?…, ¿o mentimos para engañar y aprovecharnos de los demás?

Pero tan importante como saber por qué mentimos son las consecuencias de las mentiras, los daños y el dolor que provocan, el engaño que conllevan y el sufrimiento que arrastran.

A lo largo del tiempo se han ido definiendo las que se consideran las áreas esenciales en la vida para la mayoría de las personas, y se han concretado de diferentes modos, pero confluyentes de una manera u otra en las siguientes ocho grandes áreas o categorías:

¿Podemos desenmascarar a los mentirosos?

No es sencillo; de hecho, en contra de lo que pudiéramos pensar, la mayor parte de las mentiras pasan inadvertidas, por eso es importante aprender a identificarlas, para desenmascarar al mentiroso, para desactivarlo y, cuando la ocasión lo requiera, para “volver” la mentira en su contra. De esta forma, conseguiremos que la manipulación y el engaño no se apropien de nuestra existencia, ni de nuestros sentimientos

Principales claves de la mentira

  • El mentiroso es muy hábil para seleccionar a sus víctimas y captar sus “puntos débiles”. Siempre intentará descalificar a las personas que pueden descubrirle y lo que más le delata es la incoherencia de los hechos.
  • Las mentiras que causan más infelicidad y que son más difíciles de erradicar son las que nos decimos a nosotros mismos.
  • Los introvertidos mienten más que los extravertidos. Sus mentiras son muy elaboradas, por lo que resulta difícil descubrirlos.
  • Los egoístas no tienen límites. Mienten con frecuencia y son capaces de causar daño a otros, con tal de lograr beneficios personales. Su vida es una exigencia permanente, que contrasta con su falta de generosidad.
  • Las emociones son fáciles de manipular. Cuando sentimos cariño o admiración, nuestras defensas bajan, como lo hace la fuerza de nuestro razonamiento.
  • Un principio muy eficaz para detectar las mentiras de las personas que están enganchadas a algún tipo de adicción es comprobar que no hacen lo que dicen, prometen y no cumplen, se aíslan, viven como en un mundo en paralelo y gastan demasiado.
  • En cuanto a los gestos, ademanes, movimientos, tics…, pueden mostrarnos que la persona está más turbada o más tensa. No obstante, hay movimientos que se interpretan erróneamente. Por ejemplo, el que alguien mueva mucho las manos, los dedos, las piernas, los pies… no significa que mienta, simplemente, nos indica que está nervioso o que es una persona inquieta.
  • Algunos indicadores de las mentiras son: elevación del tono de voz, más periodos de latencia, mayor duración de las pausas, frases negativas…
  • Los que se sienten superiores nos tratarán como inferiores y creerán que nos pueden mentir y engañar.

Conviene recordar

  • Los psicólogos siempre insistimos en que las personas que mienten deben asumir íntegramente las consecuencias. Quitar importancia a la mentira es el peor “favor” que le podemos hacer al mentiroso.
  • Cuando una persona honesta y coherente miente, sí que se siente culpable, y tratará de asumir las consecuencias de sus mentiras, responsabilizándose de sus errores.

Finalmente, recordemos que no decir todo lo que hacemos no es mentir, es ocultar, y… a veces hay sucesos de nuestra vida que deben guardarse en nuestra intimidad.