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María Jesús Álava. Soy María Jesús Álava Reyes, psicóloga. He tenido la gran suerte de trabajar en todas las esferas de la psicología: clínica, educativa, del trabajo… Pero para mí la educación es la llave del conocimiento, es la antesala de la felicidad, es el principal pilar que nos permite ser personas auténticamente libres.
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Alicia Polo. Hola, María Jesús. Soy Alicia, soy madre de un niño de 14 años. Está en una edad en la que a los padres nos inquieta muchísimo, la adolescencia. ¿Qué recomendaciones nos podrías hacer a los padres que tenemos niños en esta edad?
María Jesús Álava. Pues encantada, Alicia, encantada de estar aquí contigo. Y, efectivamente, los 14 años son unos años complicados. Fíjate que los psicólogos siempre decimos que de 13 a 16 años es la etapa más difícil, más conflictiva, que, evidentemente, coincide con esa especie de despertar de la adolescencia. ¿En tu caso? Pues en tu hijo estarás viendo que se produce una auténtica revolución. Es decir, por una parte, las hormonas, que están que se sienten, los pobres, como muy desquiciados. Por otra parte, esa necesidad que tienen de reafirmarse, de decir: «Oye, que ya tengo 14 años, que ya soy mayor, que ya no me tienes que decir lo que tengo que hacer». Esa necesidad, además, por separarse y alejarse un poco de la familia, es como sentirse más mayores. También es verdad que la influencia que tienen los amigos en este momento es muy distinta, pero todo es mucho más parafernalia de lo que es en realidad.
Alicia Polo. Ya.
María Jesús Álava. Es decir, 14 años. Oye, de repente cambian, tienen unos cambios muy bruscos de humor, son muy ciclotímicos y de repente se ponen muy retadores. Tú lo estás viviendo un poquito, Alicia.
Alicia Polo. Sí.
María Jesús Álava. Yo te diría, lo primero: paciencia, lo segundo es que tú sabes que es un periodo que va a pasar, afortunadamente. Y después yo te diría: mucha comprensión. Mucha comprensión con él, porque él mismo no se encuentra a gusto, no sabe muy bien dónde está, está buscando su sitio en el mundo, está intentando constantemente encontrarse. Entonces, ¿qué es lo que va a hacer? Comprometer, es decir, va a provocar muchísimas veces. Y lo importante que tiene que sentir es tu confianza, tu tranquilidad, que no pierdes el control. Ahí es un tema crucial, es decir, cuando vea que no entras en sus provocaciones, ahí vas a conseguir muchísima autoridad. Tú sabes que, aunque ahora mismo está diciendo como que no quiere nada contigo, en el fondo te sigue necesitando y sigue necesitando mucho ese afecto y ese cariño. En estos momentos de gran inseguridad, necesita también tu aprobación, necesita sentir que tú sigues sintiéndote orgullosa de él, que sigues pensando que es un chico realmente listo, que confías en ese punto que dices: «Bueno, este es mi hijo de siempre a pesar de que sea tan rarito en este momento». Con lo cual, yo diría: mucha confianza, mucha comprensión, mucha paciencia, muchísimo cariño, no pierdas el control, no caigas en su provocación, porque entonces perderías toda la autoridad. Descúbrele, estate muy atenta. Es decir, en estas edades empiezan a tener situaciones, vivencias muy diferentes. A veces, cuando nos queremos dar cuenta se nos han escapado un poco, se han metido en determinadas situaciones complicadas. Mira muy bien qué hacen, con quién, qué síntomas tienen las cosas que más te puedan preocupar, intenta escuchar mucho, observar enormemente y acercarte solo en aquellos momentos en los que él te lo va a permitir.
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Alicia Polo. ¿Cuál crees tú que es la asignatura pendiente en nuestro sistema educativo o qué asignatura se podría mejorar? Porque es un tema que hablamos mucho los padres cuando nos reunimos.
María Jesús Álava. Fíjate, hay un referente para mí en educación que es Josefina Aldecoa y ella decía que nunca los padres habían estado tan preocupados como ahora por la educación de sus hijos, pero que nunca se habían sentido tan perdidos. ¿Cuál sería la gran asignatura pendiente? Enseñarnos a vivir, clarísimamente. Es decir, nos hubiera ido muy diferente… Yo soy psicóloga, y me ha servido muchísimo en la vida, y lo utilizo todos los días. Pero, ¿por qué tienes que ser psicóloga para que te resulte más sencillo? ¿Qué tal si hubiera una asignatura que se la pudiéramos enseñar a nuestros hijos que es cómo conocerte mejor? ¿Cómo conocerte para aceptarte realmente cómo eres? ¿Cómo sacar lo mejor de ti mismo? ¿Pero cómo conocer a la gente que tienes alrededor? ¿Cómo vas a actuar cuando tienes una persona muy positiva o muy agresiva? ¿Cómo ser mucho más sociable? ¿Cómo aprender a escuchar? ¿Cómo aprender a razonar? ¿Cómo aprender a pensar? Es decir, ¿cómo desarrollar esa inteligencia emocional? En definitiva, sería cómo aprender a vivir. Si nos conociéramos más, sabríamos relacionarnos, sabríamos ser felices, que es el objetivo final que todos buscaríamos, y seríamos menos manipulables, que es, en definitiva, el gran objetivo de la educación. Hagamos niños, adolescentes, jóvenes, adultos que sean auténticos, que sean ellos, que no sean manipulables.