María Jesús Álava Reyes y Ana Pastor acompañan a la periodista Isabel Gemio en la presentación de su nuevo libro «Mi hijo, mi maestro»

Isabel Gemio, muy emocionada, abre su corazón en su nuevo libro con la intención de rendir homenaje a su hijo y dar visibilidad a las enfermedades raras.

Isabel Gemio presentó ayer su nuevo libro «Mi hijo, mi maestro» en el salón de Actos de la Biblioteca Nacional de Madrid. Visiblemente emocionada, y arropada por el cariño de sus amigos, la presentadora contó durante el acto con el apoyo incondicional de sus dos hijos, Gustavo y Diego.

 «Dos palabras cambiaron mi vida para siempre: distrofia muscular. Mi hijo tenía una enfermedad rara e incurable. Y mi fama, dinero o contactos no servían absolutamente para nada. Pero la vida seguía y debía esforzarme por vivirla de la mejor forma posible. Gustavo se lo merecía».

«Él es mi héroe, el héroe más real y valiente que conozco. Su heroicidad es continua las veinticuatro horas del día, sin un receso, sin una tregua. Es la resistencia más pertinaz que existe frente a una grave enfermedad, sabiendo que no hay salida posible, solo la ciencia le da esperanza».

En el libro, Isabel recorre con valentía los episodios vitales que ha vivido desde que a Gustavo, con 23 meses de edad, le diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne; una dura y complicada enfermedad degenerativa. Con este libro, la periodista no pretende sólo ayudar  a su hijo, sino ayudar directamente a mejorar la atención de las personas que sufren enfermedades poco frecuentes. Para ello, y canalizado a través de su fundación «Fundación Isabel Gemio», parte de los beneficios de la venta de este título serán destinados a la investigación de enfermedades neuromusculares, distrofias musculares y otras enfermedades raras.

Arropada por la periodista Ana Pastor, y por nuestra directora, María Jesús Álava Reyes, explicaron que el libro no es una obra reivindicativa, ni de denuncia. «Espero que este libro, toque el corazón y conciencias, porque lo sufren muchas personas. Este libro lo he escrito gracias a mis hijos, y por supuesto con el consentimiento de él. No he querido que fuese un libro dramático pero tampoco lo he edulcorado y pudo garantizar que mediante de este documento no es un grito desesperado. Ver sufrir a los hijos es insoportable, sabiendo que no tiene solución. El presupuesto que destina a la investigación de las llamadas enfermedades raras, es ridículo», dijo la autora.

Para nosotros fue un placer y un privilegio acompañar a Isabel en un momento tan importante de su vida y nos gustaría sumaros al merecido homenaje tanto al gran héroe que es Gustavo como a todos los héroes anónimos que realizan esa valiente defensa de la necesidad de invertir en Investigación de Enfermedades Raras. Muchas gracias a todos.