Ya no son solterones: ahora los ‘singles’ viven sin estigmas.

  • La realidad social es cada vez más plural. Tener pareja estable o formar una familia ya no es la única vía válida para ser feliz
  • Desarrollar una carrera profesional o viajar por el mundo descubriendo otras culturas puede reportar realización personal y satisfacción

«Llevo casi cinco años sin pareja. ¿Realmente crees que en todo ese tiempo no he tenido interés en nadie o ninguna chica ha llamado mi atención? La cuestión está en que priorizo el ritmo de vida que llevo, el cual es incompatible con lo que se entiende por tener pareja o la intensidad que puede demandar una mujer con la que quedas asiduamente. Es difícil de explicar y seguramente más aún de entender». Mariano, de 33 años, no quiere mantener una relación estable porque trabaja de noche, estudia una carrera y dedica el poco tiempo libre que le queda a viajar y practicar deporte.

De la misma opinión es la treintañera Carolina, que aspira a una plaza de funcionaria. «Estoy opositando y no puedo atender a nadie. No sólo renuncio a un noviazgo: también a salir a bailar o a cenar, porque si lo hago me siento fatal». Samuel (32) simplemente vive el momento al margen del estado civil. «No puedo o no quiero tener novia porque no hay necesidad de complicarse la vida y estar dando explicaciones». Y Laura (35), después de una ruptura muy dolorosa que le dejó el corazón roto, vivió una «crisis interior positiva» y llegó a la conclusión de que «se puede ser feliz sin pareja y sin ansiedad por que llegue».

En otra etapa, es probable que esta generación se encontrara con presiones sociales del tipo «se te va a pasar el arroz» o la eterna pregunta «¿cuándo te vas a casar de una vez?», que aun hoy persisten por una cuestión cultural, según los expertos consultados por ZEN. Sin embargo, la sociedad cada vez es más flexible con la soltería.

«Antes eras un solterón y, sobre todo, una solterona que se quedaba para vestir santos. Hoy en día eres single y tienes una vida interesante: viajas, quedas con amigos… Pareces una persona a envidiar», analiza la psicóloga Isabel Serrano Rosa, que añade: «Tampoco es vital para procrear, otra de las motivaciones cuando la sociedad era menos permisiva. La familia monoparental ya está integrada».

Más hogares unipersonales

Aunque el Instituto Nacional de Estadística (INE) no elabora informes donde se distinga si la soltería es una opción o una situación circunstancial, sí refleja que la cifra de españoles que viven solos no deja de aumentar: el 25,2% de los hogares son unipersonales, es decir, 4,6 millones. Se le llama sologamia o soloísmo, con un enfoque más positivo que antaño, aunque en muchos casos este fenómeno no conlleve la soledad.

Lo demuestran los clubes para solteros, que proliferan como setas. Una industria creciente en torno a los singles, con portales repletos de planes y gadgets para cuidar a perrhijos como S1ngular o Solo-ish, bajo el lema Solteros, pero lejos de la soledad, en The Washington Post. Y hasta empresas que organizan bodas unipersonales, como I Married Me.

Pero fuera de anécdotas que se convierten en noticia por obra y gracia de las redes sociales -la boda consigo misma de la italiana Laura Mesi ha llegado hasta la BBC-, los expertos animan a no juzgar a la ligera este estilo de vida, tan válido como cualquier otro, «porque los códigos sociales están cambiando y la idea de que sólo existe una vía para ser feliz ha quedado en el pasado«, explica David Lanzas, psicólogo de Álava Reyes. «Puede apetecerte tener una pareja pero no la buscas de forma desesperada o que prefieras no tenerla. La idea de que un soltero es egoísta o no desarrolla sus afectos es falsa e irracional. Caemos en el reduccionismo poniendo de manifiesto que estamos todos configurados para un mismo objetivo».

El profesional aconseja no escoger una opción de vida por el qué dirán. «Tenemos que aprender a independizarnos emocionalmente de nuestros referentes, y esto pasa por ser leales a nosotros mismos y empoderarnos. Si nos forzamos a tener pareja sin sentirlo, no es justo para esa otra persona que nos tiene como prioridad«.

Los motivos

Desarrollar una carrera profesional apasionante o viajar por el mundo descubriendo otras culturas puede reportar realización personal y satisfacción. Por supuesto, esto no es incompatible con tener pareja, aclaran los psicólogos, pero el lugar hacia donde dirigimos nuestra energía es una cuestión de prioridades. «Hoy se puede elegir sin que eso conlleve problemas. Están los siempre solteros, que no desean estabilizarse, y los nuevos solteros, que tuvieron sus relaciones o estuvieron casados, acabaron mal y huyen del compromiso como de la peste. En algunos casos tienen hijos y no quieren más preocupaciones», reflexiona Serrano Rosa, que en consulta se encuentra con que apostar por el «para toda la vida» cuesta. «Hay miedo a fracasar, a que se rompa la relación y terminar con el corazón partido, a negociar y a perder la libertad».

Las apps de citas

«En España, el 37% de nuestros usuarios tiene entre 30 y 40 años», afirma Claire Certain, directora de tendencias de la aplicación Happn. «No es que los solteros sean más exigentes ahora que hace 10 años, pero es cierto que las apps permiten ampliar su horizonte e ir más allá de su círculo de conocidos».

«Los cómicos caricaturizan la vida en pareja como una prisión con obligaciones y renuncias. ¿Si puedo tener el amor, que es la sustancia, para qué llevarme también la cáscara de la relación estable?», se pregunta Serrano Rosa.

Los tres factores que explican la soltería elegida

  1. LA NO CONCILIACIÓN Según el doctor en Filosofía Francesc Torralba, autor de Elogio de la madurez, las enormes dificultades para articular la vida familiar y laboral en la actualidad han provocado que muchas personas opten por una vida ‘solitaria’ entre los 30 y los 50 años. «Para ser excelentes profesionales, exigentes y competitivos, les resulta imposible o extremadamente difícil alternar una vida conyugal con sus ocupaciones. Esto no ocurre en el mismo grado en países del norte de Europa, donde se dan más facilidades para conciliar y se fomenta la natalidad con medidas».
  2. RELACIONES LÍQUIDAS El filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman habló de ‘modernidad líquida’ para categorizar una época carente de valores duraderos. «El compromiso o los vínculos sólidos provocan terror. Se prefieren relaciones esporádicas para preservar la independencia», apunta Francesc Torralba.
  3. AUTORREALIZACIÓN Cada sujeto dibuja un proyecto de vida y persiste en sus objetivos. «La vida laboral es tan dinámica que exige poco arraigo y las relaciones terminan siendo un obstáculo para muchos individuos. Hay quien le llama egoísmo o pasotismo, pero tiene más que ver con un contexto social de precariedad».

*Colaboración de David Lanzas para la revista ZEN de El Mundo.