Ejercicios para fomentar la memoria de niños de más de 13 años. Por Aroa Caminero

¿QUÉ ES LA MEMORIA?

Podríamos definir la memoria como la capacidad para retener información, ordenarla y hacer uso de ella en el momento en que la necesitamos. Teniendo en cuenta lo anterior, es obvio que la memoria y el aprendizaje van de la mano y están estrechamente relacionados si entendemos el aprendizaje como la adquisición de nueva información para su uso y aplicación en nuestra vida cotidiana. Por ello, es muy importante estimular la memoria de los niños desde que son muy pequeños adaptándonos a la etapa evolutiva en que se encuentran, ya que muchos de los estímulos que reciba el niño quedarán almacenados en su memoria para siempre y favorecerán su capacidad de aprendizaje.     IMPORTANCIA DE LA MEMORIA EN LA ADOLESCENCIA Cabe señalar que durante la adolescencia, gran parte de los recursos cognitivos y memorísticos se dedican al aprendizaje de las materias escolares (memoria semántica), por lo que tener herramientas para potenciar este tipo de memoria en esta etapa será fundamental para los adolescentes. En este momento vital, también es imprescindible tener una buena memoria de trabajo, que es la capacidad para mantener información activa en la mente y trabajar con ella durante un momento con el objetivo de completar una tarea, ya que entre otras cosas, interviene de forma directa en muchos de los procesos de aprendizaje (por ejemplo, hacer cálculos mentales, tomar apuntes…). Por otro lado, los procesos de atención también cobran un papel muy importante a la hora de memorizar, ya que es imprescindible estar atento para poder codificar la información y que la información se almacene en nuestro cerebro.   HÁBITOS DE VIDA SALUDABLES QUE FAVORECEN LA MEMORIA Diversos estudios científicos demuestran que mantener unos hábitos de vida saludables durante la adolescencia tiene efectos directos sobre la capacidad de memoria y de aprendizaje en general. Así: SUEÑO: Se ha demostrado que mientras dormimos, durante la fase de sueño REM, se produce la consolidación de los aprendizajes realizados durante el día, de manera que es imprescindible que los adolescentes duerman las horas necesarias. Además, también se ha demostrado que la falta de sueño afecta directamente a la atención y a la concentración, procesos imprescindibles para la memorización.

  • ALIMENTACIÓN: Realizar una dieta saludable, baja en grasas y rica en omega 3 y antioxidantes, ha demostrado tener efectos positivos sobre el cerebro y en concreto, sobre la capacidad de memoria.
  • EJERCICIO FÍSICO: hay evidencias científicas que demuestran que el ejercicio físico mejora el rendimiento cognitivo, al mejorar el flujo de oxígeno en el cerebro. Además, el ejercicio también modifica la estructura y funcionalidad del cerebro facilitando los aprendizajes.
  • ESTRÉS: los niveles bajos de estrés protegen la memoria y la concentración mientras que los niveles elevados de ansiedad bloquean la memoria produciendo el efecto de “quedarse en blanco”.
  • TIEMPO DE OCIO: la realización de actividades agradables permite desconectar de las obligaciones diarias y mejora el estado de ánimo y esto a su vez, favorece la capacidad de memoria y el aprendizaje.

EJERCICIOS PARA POTENCIAR Y MAXIMIZAR LA CAPACIDAD DE MEMORIA Dentro de los procesos de memoria, encontramos 3 fases por las que pasa la información y sobre las que deberemos poner en práctica estrategias para favorecer la memorización:

  • CODIFICACIÓN: consiste en recibir la información y procesarla para poder crear una huella sobre ella en la memoria;
  • ALMACENAMIENTO: consiste en crear un registro permanente en la memoria de la información codificada previamente;
  • RECUPERACIÓN: consiste en acceder a la información almacenada en la memoria para poder utilizarla.

Además, cabe señalar que los ejercicios que podemos llevar a cabo para fomentar la memoria de los adolescentes, pueden clasificarse en dos tipos de estrategias:

  • Las que sirven para estimular y maximizar directamente la capacidad de memoria;
  • Las que sirven para compensar la falta de memoria o la limitación de la capacidad mnésica.

En este sentido, algunas de estas estrategias para fomentar la memoria semántica y el aprendizaje de los adolescentes son:

  • Organizar y planificar de antemano las tareas, ya que esto permite el peso de la memoria a la hora de realizar las actividades. Dividir las tareas en pequeños pasos también evita saturar la memoria de trabajo;
  • Es imprescindible organizar con tiempo lo que se va a estudiar, ya que el aprendizaje es más eficaz si se memoriza poca información cada vez;
  • Dado que la capacidad de memoria es limitada, utilizar estrategias de control externo como la agenda ayuda a que no olvidemos tareas o actividades importantes y a que podamos seguir nuestra planificación;
  • Evitar estudiar de memoria, intentando redactar los contenidos con nuestras propias palabras de un modo lógico y coherente para profundizar en la información, ya que de este modo la codificación es mejor;
  • Extraer las ideas principales de los textos diferenciándolas de las secundarias, por ejemplo subrayando o haciendo resúmenes o esquemas con el objetivo de trabajar con profundidad los contenidos y evitar cargar la memoria con información literal;
  • Relacionar los contenidos que tenemos que aprender con otros ya aprendidos, ya que activando conocimientos previos favorecemos también el aprendizaje significativo y descargamos peso a la memoria;
  • Llevar a cabo estrategias de visualización o verbalización, creando imágenes visuales del material que debemos recordar o describiéndolo verbalmente, ya que así aumentamos la capacidad de registro puesto que procesamos la información visual y verbalmente, y por tanto, tendremos más posibilidades de recordar al codificar mejor la información;
  • A la hora de estudiar, ayuda también la aplicación de estrategias mnemotécnicas para recordar más eficazmente (asociación, agrupación, exageración, recordar el contexto, método del relato, método de la cadena, etc.);
  • En las tareas escolares, automatizar procedimientos (por ejemplo, siempre que hacemos un problema de matemáticas primero leemos muy bien el enunciado, sacamos los datos, luego pensamos y hacemos la operación correspondiente y lo revisamos) ayuda a centrar la memoria en lo importante de la tarea y no en aspectos secundarios.
  • Utilizar autoinstrucciones, ya que llevar a cabo un lenguaje interno que verbaliza y dirige lo que estamos haciendo, permite focalizar la atención en lo que estoy pensando y favorece su memorización (codificación);
  • Repasar y examinarse de los contenidos de manera repetida para retenerlos mejor en la memoria (de inmediato, a medio plazo y el día anterior al examen), mejor si se hace por escrito con simulacros de examen ya que así favorecemos el almacenamiento de la información y también entrenamos la recuperación en el mismo formato en que tendría que ser recuperada el día del examen escolar;
  • Responder preguntas sobre un libro que haya leído o sobre una película que haya visto, insistiendo en el orden de los sucesos y en las causas-consecuencias ayuda a entrenar al cerebro a organizar temporalmente hechos y a realizar inferencias, lo que favorece también la capacidad de memoria;
  • Hacer actividades de cálculo mental (por ejemplo, contar hacia atrás de dos en dos) u otro tipo de tareas que requieren mantener y manipular información mentalmente como las de N-BACK (recordar diferentes posiciones de letras, sonidos o dibujos en una secuencia amplia y continua) para entrenar la memoria de trabajo;
  • En el área de matemáticas, evitar hacer las operaciones matemáticas más complejas mentalmente para evitar sobrecargar la memoria de trabajo, ayudándose de un papel especialmente dedicado para ello.
  • Del mismo modo, es conveniente desarrollar todos los pasos de manera explícita en las operaciones y problemas matemáticos, sobre todo en los exámenes escolares, ya que disminuiría el número de errores por descargar el peso de la memoria en la realización mental de los pasos intermedios.
  • Realizar actividades que estimulen la memoria en los ratos de ocio como juego de palabras, juego de recordar objetos, recordar una historia con la mayor cantidad de detalles posibles, recordar listas de números, juegos de mesa como el memory, el cluedo, simon dice…
  • Poner en práctica estrategias de relajación de forma periódica como la relajación muscular progresiva, la respiración abdominal o el mindfulness, con el objetivo de reducir los niveles de estrés y favorecer la capacidad de memoria.