EDUCAR CON CARIÑO. Educar con acierto. Por Ángel Peralbo
Nuestros Nuevos Cursos talleres para madres y padres.
Quiero recordar en este post algunas reflexiones de la psicóloga Mª Jesús Álava Reyes con objeto de participar en mi libro “Educar sin ira”. Resultan de lo más oportuno en este momento en el que reiniciamos el curso y ponemos en marcha nuestra nueva y renovada edición del Curso y Taller para Madres y Padres.
Aparentemente todos coincidiríamos en este principio: educar con y desde el cariño, el respeto, la confianza, la generosidad… Pero, no nos engañemos, no resulta sencillo hacerlo.
Los niños aprenden por modelo. Ellos constantemente nos están observando, analizando, incluso juzgando, y muchas veces nosotros pensamos que lo hacemos bien, y no somos conscientes de nuestra falta de coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Si queremos transmitirles confianza en nosotros mismos y en sus posibilidades, seguridad en lo que hacemos y en lo que esperamos de ellos, estabilidad emocional, optimismo… tendremos que prepararnos concienzudamente para lograrlo, pues son cualidades que podemos llevar dentro pero, con frecuencia, no las sabemos manifestar ni transmitir como deberíamos en nuestros día a día; no las reflejamos en nuestras conductas.
Los profesionales que estamos en estrecho contacto con los sentimientos y las emociones, constatamos demasiados mensajes de desesperanza, de intransigencia y de apremio… Escuchamos una y otra vez frases llenas de reproches, cargadas de intolerancia y de pesimismo.
Este hecho es particularmente grave, porque la psicología nos enseña que cuando los padres, educadores, tutores…, las personas de referencia en la educación de los hijos y de los alumnos experimentan esas emociones negativas, les resulta muy difícil no transmitirlas.
Llevamos años dedicando gran parte de nuestros esfuerzos a la investigación de las emociones, y lo hacemos tanto en el ámbito de la familia, como de la escuela y del trabajo.
Entre nuestros objetivos está el enseñar a los padres a conseguir el nivel de autocontrol emocional que necesitan, para que puedan transmitir a sus hijos la serenidad, la paciencia y la seguridad que necesitan.
De la misma forma intentamos que los educadores puedan sentirse orgullosos de su labor, recompensados por su esfuerzo y motivados para afrontar ese día a día que puede ser tan estimulante, cuando consiguen que sus alumnos desarrollen los valores que necesitan, para ser y convertirse en personas honestas, sinceras, leales y solidarias.
Educar con cariño y con sentido común es nuestro objetivo. De esta forma conseguiremos ser personas cercanas y firmes a la vez, capaces de mantener un adecuado equilibrio entre la necesidad de poner límites y trabajar los hábitos. No pararemos hasta lograrlo, pero recordaremos que lo haremos siempre desde el amor, la ternura y el afecto.
Si nos esforzamos por aprender de nuestra relación con los demás, incluso de aquellas vivencias que conllevan dificultades, conseguiremos crecer como personas y ser referentes para nuestros jóvenes y adolescentes. Reflexionemos sobre cómo nos hubiera gustado que actuasen con nosotros los que en su día tuvieron la responsabilidad de educarnos, y coincidiremos en que les hubiéramos pedido que actuasen con coherencia, con seguridad y con cercanía.
Ahora tenemos la gran oportunidad. Nos toca intentarlo en primera persona. Trabajaremos el autocontrol de nuestras emociones negativas, especialmente en nuestra relación con los demás; este hecho nos permitirá favorecer la seguridad, la confianza y el optimismo; tres factores claves que nos ayudarán a desarrollar el equilibrio emocional que los chicos y chicas de hoy tanto necesitan.
Finalmente, resulta crucial que nuestros hijos y alumnos nos recuerden como personas que hemos estado cerca de ellos, a pesar de la lejanía que a veces mostraban; que hemos sido afectivos y tolerantes, no cayendo en sus provocaciones e inseguridades; que hemos desarrollado cada día nuestra sensibilidad; a pesar de su aparente frialdad. Y que todo lo hemos hecho desde el más profundo de los respetos, pero también desde la más firme de las convicciones.
Os esperamos para trabajar juntos.