Buenos Tratos: Un hábito saludable (I) Gemma del Val
Con el paso de los años se han ido destapando, denunciando y condenando los
“malos tratos físicos y psicológicos”,
ya sean ejercidos sobre mujeres, hombres, niños, animales o la propia naturaleza.
Todos somos seres vivos y por derecho merecemos ser respetados.
El entorno más cercano de cada uno y los medios de comunicación han sido dos vías fundamentales para dar a conocer que el ser humano puede llegar a comportarse con los demás o con su entorno de una forma denigrante, tirana y descortés.
Por ello, sería interesante empezar a
“cultivar los buenos tratos”
en nuestra sociedad.
¿Cómo podríamos contribuir a fomentar los buenos tratos?
Desde el punto de vista de la Psicología, a pesar de la dificultad que supone contestar a esta pregunta de una manera concisa, sí podemos precisar que sería positivo comenzar trabajando desde el punto de vista de
la prevención
.
Adecuados modelos de referencia y una educación desde la más temprana infancia en el entorno familiar, social y escolar es clave para favorecer relaciones óptimas con los demás y con nuestro medio ambiente.
Transmitir que la comunicación y el diálogo es la vía para solventar discrepancias y no la agresividad o el insulto. ¡Ser amables, tolerantes y respetuosos con los demás no debe ser la excepción, sino la “regla”!
Es importante comenzar a fomentar valores éticos y morales, siendo capaces de establecer unas
“adecuadas normas de convivencia”.
En nuestra sociedad actual existe “
un especial culto al cuerpo”
y una clara tendencia a prestar una atención exclusiva a la imagen física, pero
¿por qué no prestamos ese mismo cuidado a nuestro interior y a las relaciones con los demás?
¿Por qué estamos descuidando los “buenos tratos”?