“En el fondo soy muy tímido” y otras afirmaciones absurdas sobre la personalidad (II), colaboración de David Pulido para El Confidencial



Somos mucho más que una etiqueta




De nuevo comprobamos que somos lo que hacemos y lo que hacemos depende de la interacción entre la persona y su entorno, y en las interacciones pasadas que han favorecido el aprendizaje de dichas conductas si se dan ante los mismos factores.







“Podemos aprender a tener conductas románticas y a desaprender el ser tímidos porque nada está fijado para siempre”





A mucha gente le produce rechazo este tipo de descubrimientos. Piensa que dan una imagen simplista, mecánica y difusa del ser humano frente a la fascinación de lo oculto y la compleja contradicción que ofrecen otras teorías de la personalidad. Muy al contrario, el darnos cuenta de que si

nuestra forma de actuar es objeto de modificación, podemos cambiar en cualquier momento de nuestra vida

. Podemos aprender a tener conductas románticas, podemos desaprender el ser tímidos. Nada está fijado para siempre en nuestro repertorio de actuación, que es mucho más amplio del que a veces creemos. Somos mucho más que una etiqueta.


Mención aparte requiere el

cómo se «mide» la personalidad.

La industria genera cada día nuevas teorías y pruebas para cuantificar dichas variables. Todos hemos hecho alguna vez un «test de personalidad» y hemos llegado a la misma reflexión: «¿Pero esto es como soy de verdad o cómo yo digo que soy?». Aunque las pruebas más elaboradas han tratado de tener en cuenta ese factor enmascarando las preguntas, no podemos negar que la fiabilidad de los resultados sería mucho mayor si cada test se basara en pruebas de observación de nuestra conducta, en entrevistas a los que nos conocen y nos aguantan, o en un estudio estadístico de cómo hemos actuado en el pasado.


Contestamos las preguntas que determinarán cómo somos en función de lo que nos acordamos de nuestra actuación, o de lo que nos gustaría ¡o de cómo otras pruebas han dicho que somos! De nuevo el absurdo de definirnos en complicadas variables que nos digan cómo somos en contraposición a la realidad de lo que hacemos.


Al final acabamos rozando lo patético y lo cómico con frases del tipo: «Yo es que en el fondo soy muy tímido. De verdad, aunque no lo parezca, ¡qué

he hecho un test y eso es lo que me ha salido que soy!

«.

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